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De Van Gogh al “Guernica”: las pinturas más valiosas vandalizadas en la historia

Los ataques contra obras de arte no es novedad de los activistas climáticos radicales, pues se han producido varios casos, algunos de ellos bastante delicados
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No se le puede dar un sentido razonable a la protesta que últimamente se está produciendo con el arte como pancarta. El cambio climático es un problema real, que debe ser tratado por todos con urgencia, pero lanzar tartas, salsas de tomate, purés de patatas, tinta y pegamento a obras de arte fundamentales para la cultura mundial no va a solucionar nada. No obstante, ciertas organizaciones de activistas radicales no parecen entenderlo. Si bien es cierto que lo que buscan es difusión -y, dada la gravedad de sus actuaciones, terminan consiguiéndola-, se debe destacar que el patrimonio artístico y cultural es de todos. Las pinturas, ante todo las más valiosas por calidad y maestría, no solo nos narran historias pasadas, sino que son reflejo de épocas pasadas y, por tanto, forman parte de nuestras vidas. Es por ello que resultan inaceptables los actos vandálicos que se multiplican por los museos del mundo. No obstante, no es la actual la única época en la que se ha tomado el arte como objetivo y vía de protesta, pues viene ocurriendo desde hace bastantes años.
Hubo un sonado caso en 1974, cuando el cuadro vandalizado fue nada menos que el “Guernica” de Pablo Picasso. Aquel año, la obra maestra se encontraba en el Museo de Arte Moderno de Nueva York, debido a un préstamo de larga duración, y fue atacado por un personaje que estaba estrechamente relacionado con el arte. Fue Tony Shafrazi, uno de los primeros comerciantes de obra de artistas como Basquiat, quien pintó con spray sobre la obra de Picasso “Kill lies all” (”matad todas las mentiras”). Si bien la obra no sufrió daños permanentes, su restauración si fue un arduo trabajo.
Años antes de este incidente, se produjo otro acto vandálico, esta vez contra una obra de Velázquez: “La venus en el espejo”. Todo ocurrió en 1910, cuando el colectivo “Guerrilla Girls” reivindicaba si era necesario que “las mujeres estuvieran desnudas para entrar en el MET Museum”. Pues bien, el 10 de marzo de aquel año, la sufragista Mary Richardson se coló en la National Gallery de Londres con un hacha, arma que utilizó para infligir siete cortes a la obra maestra de Velázquez, protestando así en nombre de su compañera Emmeline Pankhurst, cuya moral comparaba con la belleza de la Venus.
Asimismo, en cuanto a obras de arte rajadas, Rembrandt también destaca en este sentido: en 1911, su obra “La ronda nocturna” fue apuñalada por un cocinero en paro, y no sufrió mayores daños, hasta que en 1975 fue de nuevo atacada. Aquel año, otro desempleado acudió al Rijksmuseum de Amsterdam cuchillo en mano y propinó varias rajas al lienzo bajo las palabras “por el Señor”. Esta vez, la obra sí estuvo gravemente dañada, y a pesar de la gran restauración a la que se sometió, aún se pueden percibir de cerca los cortes que sufrió. Pero esto no quedó ahí: “La ronda de noche” volvió a ser vandalizada en 1990, cuando se le arrojó una sustancia química y tuvo que ser de nuevo restaurado.

Rembrandt, eterna víctima

Rembrandt podría ser, por tanto, uno de los artistas que más atraen las protestas, pues su “Dánae” también fue atacada con un líquido. Ocurrió en 1985, cuando un visitante del Hermitage de San Petersburgo desfiguró la obra de Rembrandt apuñalándola, para posteriormente arrojar un líquido maloliente que algunos apuntaron como ácido sulfúrico. La pintura se desfiguró de manera preocupante, pero finalmente la gran restauración a la que se sometió hizo milagros, y hoy día se puede disfrutar de esta obra de manera tan espectacular como en su origen.
Por tanto, los ataques a obras de arte es un permanente que se viene repitiendo a lo largo de la historia, y que cada vez está siendo más condenado. También se han vandalizado obras de Da Vinci, como el dibujo “La Virgen María y el Niño, Santa Ana y San Juan Bautista”, de Miguel Ángel, como su escultura de La Piedad, de Rodin, como “El pensador”, de Mondrian, como en “Rojo, azul y amarillo”, o de Rothko, como su obra “Black on Maroon”. Ahora, estos actos se intensifican incluso, pues los artistas que están siendo afectados son algunos de los más importantes a nivel universal: los activistas climáticos han arrojado sustancias de todo tipo a obras como “Los girasoles” de Van Gogh”, “Las majas” de Goya, así como pinturas de Monet, Klimt o Botticelli.