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Botero se mira, pero no se toca

Fue lo que se vivió ayer en el madrileño hotel Santo Mauro cuando la molesta e imperceptible partícula campaba a sus anchas por los relieves que presenta la carátula de «Las mujeres de Botero», concretamente, en la nariz de «Cabeza» (2006)
larazon

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Fue lo que se vivió ayer en el madrileño hotel Santo Mauro cuando la molesta e imperceptible partícula campaba a sus anchas por los relieves que presenta la carátula de «Las mujeres de Botero», concretamente, en la nariz de «Cabeza» (2006).
Muy especial tiene que ser un libro si alguien saca de su bolsillo un inmaculado pañuelo blanco para sacudir una mínima mota de polvo que se ha posado en el preciado objeto –aquí elevado a obra de arte– en los apenas cinco minutos que lleva destapado. Fue lo que se vivió ayer en el madrileño hotel Santo Mauro cuando la molesta e imperceptible partícula campaba a sus anchas por los relieves que presenta la carátula de «Las mujeres de Botero», concretamente, en la nariz de «Cabeza» (2006), la pieza del artista colombiano que pone rostro a este libro de coleccionista del que Artika elaborado 2.998 ejemplares a un precio de 4.500 euros, en su edición arábiga, y de 6.500, en la romana. De ahí el merecido mimo, más allá del valor de su firma.
Una edición limitada en la que Fernando Botero (Medellín, 1932) se ha implicado en todos sus detalles para crear «un libro de artista de carácter íntimo que nos acerca a uno de los autores contemporáneos más admirados y reconocidos internacionalmente», exponía la editorial ante la mirada de un pintor y escultor al que, presente en el Salón Rojo del hotel, solo pudimos escuchar a través del tráiler promocional: «Todos los pintores han recreado a las mujeres con gran deleite. Me encanta la carátula de este libro y me parecía algo imposible de hacer, hasta que vi la reproducción tan fiel al original. Esta obra expresa mi manera completa de pensar sobre el dibujo», comentó desde la pantalla.
«Las mujeres de Botero» recoge así en dos libros «la esencia del artista»: uno con 45 dibujos y otro en el que se profundiza en su vida y obra. Un volumen con el que Artika pretende homenajear al artista y al gran tema de su obra, la figura femenina, representadas constantemente durante toda su carrera en esculturas y pinturas. Pero ¡ojo!, que, avisa Botero: «No pinto mujeres gordas, sino volumen».