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Capitán de la síntesis poética

La Razón
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Leonard Cohen era uno más del equipo de «Omega», el disco que grabamos los Lagartija Nick junto a Enrique Morente y que estaba nutrido de la poesía de Lorca y de un lorquiano hasta los huesos como era Cohen. Lo que unió aquel trabajo fue una pasión desmedida por el poeta de Granada y por eso sentimos su pérdida muy fuerte. Llevo mucho tiempo estudiando los materiales de aquel trabajo, la adaptación que hizo Enrique de los compases del flamenco, de los versos de Cohen y los de «Poeta en Nueva York», y me continúa pareciendo algo digno de misterio que se dieran esos elementos urgentes y poderosos que siguen deslumbrando. Porque Leonard Cohen era el capitán de la síntesis poética. Me dijeron que cuando se retiró al monasterio budista cinco años, que coincidieron en parte con la grabación del «Omega», lo hizo para estudiar y llegar a la pura esencia de la emoción, que es la mejor manera de ser lorquiano. Ahí es donde tiene el enganche, el destello que entra en tu mente de una forma inextinguible y permanente, que te deja la motivación de seguir ahondando y explorando, como un rito o un camino que no termina. Conocí a Cohen en el Festival de Benicàssim en 2008, y entonces ya noté la fuerza de su presencia. Educado, tranquilo, como un político pero con esa voz que te llama y te pide tanto. Te pide inspiración y es al mismo tiempo una llamada chamánica. Porque su «Haleluyah» tenía tanto de espiritual y religioso como de sexual. Cohen es alguien que habla contigo para moverte a su causa, es un proselitista en el sentido de que te hace firmar un pacto trascendental con él. Porque era, como Morente, un sabio al que no puedes evitar seguir. A ellos acudes siempre que lo necesitas aunque lo que te propongan sean pasos difíciles a territorios ignotos. Con ellos te atreves y a mí me arrastraron a su terreno. Yo, antes de aquel año, ni era muy flamenco ni era muy coheniano –era más dylaniano–, pero muchos de nosotros fuimos seducidos por la personalidad y la obra de los dos hacia donde ellos nos quisieron llevar. Hoy es un día de flashes y destellos.