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Caraca: las excavaciones podrían empezar en verano

Tras localizar la antigua ciudad romana bajo el suelo de este enclave de Guadalajara, como adelantó LA RAZÓN, los expertos piden financiación para acometer con garantías los trabajos tras las prospecciones realizadas
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Tras localizar la antigua ciudad romana bajo el suelo de este enclave de Guadalajara, como adelantó LA RAZÓN, los expertos piden financiación para acometer con garantías los trabajos tras las prospecciones realizadas
La noticia saltaba a mediados del mes de febrero: un equipo de arqueólogos dirigido por Emilio Gamo Pazos, profesor de la UNED en Madrid y Javier Fernández Ortea, gestor del Monasterio de Monsalud, habían descubierto una ciudad romana enterrada en el municipio de Driebes, en la comarca de Mondéjar, Guadalajara. Concretamente –como ya adelantó en primicia LA RAZÓN– en un cerro bajo la ermita de la Virgen de la Muela, patrona de la ciudad. La cantidad de vestigios y restos de la época romana encontrados en la zona los llevó a realizar esta prospección arqueológica intensiva y geotécnica con un resultado tan sorprendente como trascendente: una ciudad romana de importantes dimensiones en perfecto estado de conservación que se cree de origen carpetano –de entre los siglos IV antes de Cristo y II después de Cristo– oculta bajo el cerro y que se creía perdida, uno de los hallazgos arqueológicos más relevantes de los últimos años. Todo hace pensar que podría tratarse de la ciudad de Caraca, de la que se tiene constancia histórica pero cuya localización nunca había sido confirmada. Según las vías e itinerarios romanos, Caraca, topónimo que se creía que podía corresponder a la ciudad de Carabaña, situada en la vía de Mérida a Tarraco, a medio camino entre Alcalá de Henares y Segóbriga, ubicación que podría corresponder a este yacimiento recién localizado.
Ayer, en el Museo de Guadalajara con sede en el Palacio del Infantado, los arqueólogos Emilio Gamo Pazos y Javier Fernández Ortea expusieron de primera mano los trabajos realizado para localizar este yacimiento en una conferencia titulada «Una nueva ciudad romana en la provincia de Guadalajara. El cerro de Virgen de la Muela (Driebes) y su importancia para el estudio de la Romanización en la provincia». El objetivo ahora es excavar la zona, para lo que se necesita financiación. El profesor Gamo confirmó a este periódico que los trabajos comenzarán en los próximos meses, cerca del verano. La conferencia inicio recordando los antecedentes en la investigación de la región y el hallazgo del tesoro de Driebes en 1945 con motivo de la obra del Canal de Estremera. A continuación se pasó a analizar el proceso de identificación de las evidencias halladas para concluir que estamos ante un municipio de época altoimperial. «En primer lugar repasaremos las dos vertientes del estudio, prospección superficial y geofísica, contrastando los resultados. La aparición de grandes sillares de edificios públicos, una calzada romana, un acueducto y el trazado urbanístico visible a través del georradar no dejan lugar a dudas», explica Gamo.
- Tortas de pesos
Los datos que llevaron a esta investigación vienen de lejos. Ya en 1945, durante la construcción del Canal de Estremera, habían aparecido numerosas piezas de orfebrería que actualmente se exponen en el Museo Nacional, un tesoro votivo de plata de 14,5 kilogramos de época carpetana, formado por tortas de pesos, recipientes, lingotes, sortijas, torques, fíbulas, y monedas. El pasado octubre iniciaron un trabajo de investigación más exhaustivo que dio como resultado el hallazgo este valioso hallazgo a unos 70 centímetros de profundidad. En un espacio de entre 10 y 12 hectáreas, se ha localizado avenidas perfectamente delineadas, el cardo y el decumano, las dos calles que ordenaban urbanísticamente las ciudades, un foro, termas, grandes sillares de edificios públicos, viviendas, templos, un posible mercado e incluso un acueducto de 115metros de longitud. Su interés radica en que documenta un espacio de tiempo que abarca desde los primeros ocupantes del cerro al final de la Edad del Bronce, posterior desarrollo de los carpetanos en la Edad del Hierro y su proceso de romanización. Podría tratarse de un centro de explotación de lapis specularis, un mineral parecido al cristal que, al ser desplazado por el vidrio, habría despoblado el asentamiento.
Como ya informó este periódico, entre otras técnicas, se ha utilizó un georradar 3D, técnica permite poder detectar con detalle los restos arqueológicos a una profundidad de hasta 1,5 metros, realizar un plano de lo que podría haber bajo tierra y recrearlo de manera fiel en el ordenador sin necesidad de excavar. El trabajo comenzó con técnicas y métodos de investigación tradicionales, consulta de bibliografía, cartografía, fotografía histórica y de la toponimia. Los trabajos de campo, se desarrollaron en dos fases. En la primera, el equipo recogió materiales arqueológicos en la superficie, como cerámica y fragmentos de estuco con restos de pinturas murales. En la segunda fase se utilizó un georrádar en una superficie de 1 hectárea y una profundidad entre 1y 1’5 metros.

Un acueducto similar al de Segóbriga

El acueducto es un elemento que habla claramente de la presencia romana. La estructura medía 3 kilómetros, de los cuales los arqueólogos han localizado 112 metros de canalización de «opus caementicium» (el hormigón romano) conservado. El acueducto tiene idénticas caracteristicas a Segóbriga y tuvo su cabecera en el manatial de Lucos. Un nombre que deriva del latín «Lucus» (bosque sagrado). La construcción de este tipo de obras iba con la monumentalización de las urbes con estatus municipal. Fueron identificados sillares de grandes dimensiones con decoración almohadillada de edificios públicos y restos de la vía romana que uniría a esta ciudad con Segóbriga y Complutum.