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«Cayuco», «dana», «chiringuito», «espóiler» y «criptonita», entre las novedades del diccionario de la RAE

La Academia ha presentado las últimas incorporaciones y modificaciones en el DLE, que suman en total 4.074, junto a una imagen renovada de su web
¿Se escribe superbién o súper bien? La RAE responde
La Razón

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La Academia ha presentado este martes la octava ampliación de la última edición del Diccionario de la Lengua Española (DLE), que ha contemplado 4.074 modificaciones, aunque muchas de las cuales no son novedades absolutas. En esta ocasión se han incluido distintos tipos de variaciones, rectificaciones, supresiones, enmiendas, que suman 1.304, o adiciones, que han llegado a la cifra de 609. «Esta es la última vez que la RAE presenta novedades de esta edición, porque ya estamos trabajando en la siguiente que se va a presentar en 2026», adelantó Santiago Muñoz Machado, director de la institución.
La actualidad ha influido de manera decisiva en esta nueva lista. La influencia de la ciencia y la tecnología es evidente, pero también ha dejado su huella preocupaciones urgentes relacionadas con la salud, el cambio climático, el deporte (que siempre es una rica fuente de neologismos, como son los casos de «full contact», «curling», «fitness», «bicicros» o «capoeira»),  la economía o el entretenimiento a través del arte o la televisión, donde se ha permitido, por ejemplo, que entre la palabra «espóiler» o «temporada», para referirse a cada una de las sesiones de las series que se emiten en plataformas y en cadenas en abierto.
Entre las palabras que llaman la atención figuran «dana» (escrita minúscula, no en mayúscula, igual que ahora «covid»), como «depresión en niveles altos de la atmósfera, que, aislada de la circulación general atmosférica, se mueve de forma independiente y puede producir grandes perturbaciones con precipitaciones muy intensas»; criptonita, como procedente del inglés «kryptonite, y este de Krypto, planeta del que procede Supermán»; «cayuco», «embarcación tradicional de una pieza, propia de algunos países ribereños del Caribe, más pequeña que la canoa, con el fono plano y sin quilla, que se gobierna y mueve con el canalete», y, también, como «embarcación de pesca, propia de los caladeros de la costa noroccidental de África, usada frecuentemente para transportar inmigrantes irregulares»; o «chiringuito», con la acepción de «entidad financiera al margen de algunos controles y garantías legales».

Más léxico

Santiago Muñoz Machado comentó que por ahora el DLE cuenta con 94.000 entradas y aseguró que con la dimensión digital «estas entradas se pueden multiplicar e incorporar más léxico. En el DLE no está todo el léxico del español. No se sabe el número de palabras que tiene nuestra lengua, pero serán más del doble de las que tenemos. Vamos a procurar acercarnos a un diccionario completo que tenga de las muchas que han faltado hasta ahora, especialmente las relacionadas con América».
Él mismo advirtió que estas definiciones, acepciones o palabras que se añaden «son producto de un trabajo científico e intelectual muy riguroso. La propuesta puede provenir de iniciativa de los académicos o de indicaciones que hacen los usuarios a través de una oficina específica que hay y que se comunica con el público. Las palabras que llegan como sugerencia pueden proceder también de otra institución».
Santiago Muñoz Machado explicó el proceso que siguen todas estas sugerencias. Aclaró que «las propuestas que llegan, ya sea un término nuevo o una modificación, se examina por el instituto de lexicografía, se estudia su difusión en el universo hispanohablante y también la reiteración de su uso. Una vez que se obtienen estos datos, que se hace a través de nuestros corpus, se analizan en las comisiones del pleno. Una vez que están definidas las palabras por los académicos se mandan a América y allí las cambian, estudian y. si tienen disconformidad, se pasan una comisión que resuelve y toma una decisión. Desde la proposición hasta que se aprueba una palabra puede discurrir un año. No hay nada artificioso en una modificación del DLE. Y hay que señalar que las academias americanas también constatan si una palabra está extendida por todos los territorios o si solo pertenece al léxico específico de cada país».

La presencia americana

Por su parte, la académica Dolores Corbella afirmó que «vamos hacia un diccionario integral panhispánico que firmarán todas las academias americanas. Tenemos suerte de que el castellano lo hablen 600 millones de personas. Cada país y cada región tiene una enorme riqueza propia que hace que la lengua, a su vez, aumente su léxico. Tenemos que mostrar esta variedad y riqueza en el DLE». Ella misma adelantó que «vamos hacia un diccionario electrónico» y que «vamos a integrar el léxico americano en él». Luego aclaró que «cualquier hablante puede ir a la web y ofrecernos alguna duda o sugerir si una palabra está o no bien definida. Cuando las academias americanas nos piden que entren determinadas palabras, lo que se hace es homogeneizar esa definición». Un ejemplo fue el de la academia chilena que solicitó que se introdujera «parrillar», que es asar en una parrilla un alimento, especialmente carne.
Otras de las novedades que llaman la atención son «centro de salud», «unidad móvil», «voto castigo» o «voto de castigo», «zona cero» o «zona de confort». Pero se han atendido también voces procedentes de la gastronomía como  «barista», «frapé», «infusionar», «tabulé», «umami», «varietal» o «wasabi». La música no ha quedado al margen de estas actualizaciones y figuran «blusero» o «rapear», «funk», «groupie» o «indie». Después existe un léxico proveniente de distintas áreas, como «musealizar» o «musealización», «dramaturgista», «humanizador» o «chorreo», como reprimenda.
Sobre la siguiente edición, la 24, no se han querido desvelar demasiados datos, pero Santiago Muñoz Machado ha avanzado que «será la ventana a un diccionario nuevo, con más información. Hasta ahora los volúmenes tenían seis centímetros de lomo, lo máximo que cosen nuestras imprentas. Eso ha determinado la letra pequeña e interlineado más apretado de los volúmenes del DLE. Pero si estas costuras se rompen y la tecnología digital nos abre límites nuevos podemos incorporar más información». Dolores Corbella ha asegurado también que en la siguiente edición «podremos navegar por todo el diccionario y pedirle una serie de cosas que hasta ahora no podemos».

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