Anahí Berneri incomoda al público con la perturbadora familia de «Aire libre»
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"Aire libre", cuarto largometraje de la directora de cine argentina Anahí Berneri, consigue incomodar al público con la perturbadora familia que protagoniza la cinta, un matrimonio que se relaciona a través de pequeños vínculos agresivos."Cuando no se dice lo que sucede, ocurre la violencia", ha explicado la realizadora en una rueda de prensa celebrada hoy en el Kursaal, centro neurálgico del Festival de Cine de San Sebastián, donde compite por la Concha de Oro en la sección oficial.
"Es una película hiperrealista -ha señalado su protagonista, Leonardo Sbaraglia- en la que es difícil encontrar un hecho extraordinario que envuelva a estos personajes. Aquí hay que encontrar sensaciones: mucha amargura, mucho hastío y un dolor muy interno".
En "Aire libre", una pareja joven con un niño pequeño decide trasladarse del centro de la ciudad y reformar una vivienda unifamiliar con piscina y jardín.
Junto al niño, un pequeño caprichoso, aparecen en la cinta una madre alcohólica, un trabajador que sufre un terrible accidente, unos abuelos de la alta sociedad y el protagonista, un arquitecto que comparte negocios con su padre.
La pareja, que no se entiende, se comunica con pequeños gestos de violencia que acaban estallando en una relación forzada.
"Es una película que habla sobre un vínculo violento -reconoce Berneri-, en una crisis que no está traducida en palabras, con una violencia naturalizada; no se trata de una violencia contra la mujer".
Opina Berneri que "hoy, muchas veces, se criminaliza la violencia de género como si sólo fuera con la mujer; aquí la violencia no es solo física sino verbal. Cuando las crisis no se ponen en palabras, cuando no se dice qué está sucediendo, se da la violencia", ha insistido la argentina, granjeándose con este comentario el calificativo de "machista"de una periodista del Kursaal.
Una acusación que la directora ha rebatido considerando que "hay mucho miedo en el cine a mostrar un vinculo pasional". "Aquí se usa el sexo como terapia", ha resumido.
Para Sbaraglia, es "una agresividad con una gama de colores no muy fuerte, sutil, de expresión austera, y ese era el desafío, encontrar en esa paleta las expresiones internas".
"Tanto Celeste Cid (la coprotagonista) como yo nos arrojamos y nos entregamos a la mirada de Anahí, que me parece una de las directoras más importantes de Argentina, y ahí pusimos las fichas, como decimos allí, en esa búsqueda de sentimientos tan difícil de contar", ha señalado el actor, quien ha reconocido que "entiende"que la película "incomode al espectador".
"Lo incomoda, lo cuestiona. En Argentina tuvo muy buenas críticas, pero toda la gente de mi entorno que la vio salía incomodada. Es una película que perturba, un tipo de cinematografía que pone en situación difícil al espectador, sobre todo al que podría tener una relación parecida, a cualquier pareja que lo intentó o lo sigue intentando", ha señalado.
Junto a la relación de pareja, está la relación con el niño: "En medio de la lucha por el amor, con el dolor uno se olvida de los hijos, y son los que menos se pueden perder de vista, los más importantes, porque son los más débiles", apunta Sbaraglia.
Berneri ha añadido que la casa en construcción con la que sueñan es otro protagonista más, "una metáfora de la construcción de la familia".