"Coyote v. ACME": batalla a la avaricia de Warner Bros.
El estudio ha terminado dando marcha atrás a su decisión de cancelar la película, tras la protesta de numerosos cineastas y animadores
Madrid Creada:
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Escribíamos, en estas mismas páginas y hace unos días, que el final del parón sindical en Hollywood no significa ni mucho menos la vuelta a un cauce pacífico y de diálogo sosegado y feliz entre artistas y estudios de la Meca del cine. Los trabajadores del séptimo arte son ahora mucho más conscientes de su poder de negociación colectiva y, por supuesto, están dispuestos a utilizarlo. Casualidades caricaturescas o no, esa lucha encuentra su primer icono post-huelga en un dibujo animado: Wile E. Coyote. El simpático canino creado -junto al Correcaminos- por Chuck Jones allá por 1949, se ha convertido en protagonista de una excéntrica polémica que pone, de nuevo, la avaricia de estudios como Warner Bros. en el centro de todos los debates.
Para entender por qué casi ninguno de los directores y creativos con los que se había citado Warner esta semana ha acudido a las reuniones pactadas en señal de protesta, hay que conocer primero cómo funcionan las deducciones fiscales en el cine norteamericano. Si una producción, esté en el punto en el que esté, no llega a estrenarse, el estudio responsable puede cancelarla para justificar la inversión y obtener ciertos beneficios en forma de impuestos positivos (hasta los primeros 15 millones de dólares, según la ley californiana que aplica en Los Angeles). Esto es lo que planeaba (según informa THR) hacer Warner con «Coyote v. ACME», una nueva película de animación, protagonizada por el carismático John Cena, en la que el estudio no confiaba del todo. No lo hacía pese a tener «más de un 90% de comentarios positivos en los pases previos», como informa el medio especializado «The Hollywood Reporter». Y no lo hacía pese a la ola de mala publicidad que siguió a la cancelación de «Batwoman», un proyecto que también pasó a mejor vida a fin de amarrar unos cuantos millones.
¿Por qué alguien querría trabajar con una compañía que, simplemente, puede decidir meter un proyecto de años de trabajo en un cajón? Esa es la pregunta que cientos de cineastas se han hecho estos días en Hollywood, dando comienzo a una protesta que se inició en redes sociales como X o Letterboxd y que ha acabado con la agenda de Warner Bros. en blanco esta semana. La acción colectiva, rara avis dentro de un mundo como el de la dirección tan sumamente competitivo y solitario, ha llevado al mastodonte del audiovisual a dar marcha atrás a su decisión inicial, pero con varias condiciones: Dave Green, el director de «Coyote v. ACME» no estrenará su película con el estudio, pero sí podrá venderla para su distribución a otros. Es el caso de Amazon, que ya ha mostrado interés para su catálogo de Prime Video y que podría anunciar la adquisición en cuestión de semanas.
«Es la mejor película de animación, (...), quizá desde Roger Rabbit...», escribía el director BenDavid Grabinski en sus redes sociales este fin de semana. Un halago que no ha terminado sin embargo de convencer a Warner Bros., que también canceló un proyecto de dimensiones parecidas asociado a la franquicia Scooby Doo y que no parece tener un rumbo fijo cuando más lo necesitan los creadores y más oferta exige el «streaming».