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Cine

Estreno

Crítica de "Una bonita mañana": el bello compromiso con la vida ★★★★★

Dirección y guion: Mia Hansen-Løve. Intérpretes: Léa Seydoux, Melvil Poupaud, Nicole García, Pascal Greggory, Kester Lovelace, Ema Zampa. Francia, 2022. Duración: 112 minutos. Drama.

Un fotograma de "Una bonita mañana"
Un fotograma de "Una bonita mañana"Imdb

La política de los cuidados no está solo atada a la dependencia sino, sobre todo, al compromiso. Es uno de los grandes temas de la contemporaneidad: cómo cuidar al otro sin perderse uno mismo, cómo transitar ese doble trayecto que el compromiso con la realidad, que siempre es político, establece con la necesidad de conservar una identidad que sepa conquistar su territorio.

Es la historia que cuenta Mia Hansen-Love en esta hermosísima “Una bonita mañana”: la de una mujer que intenta habitar ese espacio del yo mientras navega por el mundo tendiendo cables y apagando fuegos como si la vida le fuera en ello. Comprender a esa mujer sin victimizarla solo puede hacerse, otra vez, desde el compromiso de su creadora con los esfuerzos de su heroína: si Sandra (una espléndida Léa Seydoux) ha nacido para cuidar (a su hijo, a su padre con demencia, a su amante, a las palabras de otros siendo traductora), tiene que aprender a ser libre.

En lo que vendría a ser un contraplano de la magnífica “El porvenir”, “Una bonita mañana” atiende la vida cotidiana de Sandra fijándose en sus obligaciones, en la manera en que salva obstáculos permitiéndose intervalos de vulnerabilidad y melancolía -que Hansen-Love corta a medio hacer, como animándola a que se levante de la caída-, y en el modo en que busca una felicidad que se merece, pero que tarda en cristalizar. Es mucho más complejo de lo que parece urdir una historia así que no sucumba al sentimentalismo o la condescendencia, pero ahí está una de las grandes virtudes del cine de Mia Hansen-Love en su mejor versión (“El padre de mis hijos”, “El porvenir”): su compromiso con la vida es un signo de grandeza.

Lo mejor:

Un modélico retrato femenino, con el que tanto Seydoux como Hansen-Love se comprometen hasta el tuétano.

Lo peor:

Sería una pena que pasara como una obra menor en la filmografía de Hansen-Love.