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El «señor de los anillos» viaja a la Primera Guerra Mundial

Peter Jackson estrenará «They Shall Not Grow Old», un impactante documental sobre la Gran Guerra basado en 100 horas de grabaciones originales

Soldados del ejército británico durante la Gran Guerra
Soldados del ejército británico durante la Gran Guerralarazon

Peter Jackson estrenará «They Shall Not Grow Old», un impactante documental sobre la Gran Guerra basado en 100 horas de grabaciones originales

Peter Jackson acude a la verdadera Tierra Media, que no es aquel mundo imaginario del maestro J. R. R. Tolkien, sino a los campos de batalla de la Primera Guerra Mundial. Después de esa desigual odisea de éxitos (la trilogía de «El señor de los anillos») y fracasos (el tríptico de «El Hobbit»), el realizador ha decidido que la descarnada realidad de las batallas no está en el relato épico del Abismo de Helm, sino en las trincheras donde murieron millones de jóvenes entre 1914 y 1918. El Museo Imperial de la Guerra de Londres le propuso hace cuatro años embarcarse en un proyecto para conmemorar el armisticio de esta contienda. Él aceptó el desafío que le proponían y el resultado es un impresionante documental: «They Shall Not Grow Old» (Ellos no llegarán a viejos), que ha recuperado la voz y las imágenes de cientos de combatientes.

La cinta comienza con ese ordenado y aplaudido desfile de los soldados que se dirigen al conflicto, pero enseguida se convierte en un singular viaje a ese fin de la noche que es la guerra. Peter Jackson, cuyo padre participó en esta contienda con el uniforme del ejército británico, ha restaurado más de cien horas de grabaciones reales para mostrar al espectador cómo descansaba y moría aquella voluntariosa infantería. Enseña lo que comían, lo que vivían, los lazos de camaradería que trabaron, los dormitorios donde descansaban entre un asalto y el siguiente y hasta la intimidad de las letrinas donde evacuaban. Pero, también, y, sobre todo, la realidad que acompaña las contiendas: el dolor, la sangre, las heridas, el horror de las mutilaciones, la explosiones, el sufrimiento, la destrucción, la barbarie y la pérdida de la inocencia que se lee en los ojos y las sonrisas de los jóvenes que acudieron allí con sueños de gloria en su imaginación para toparse con la crueldad y devastación de la guerra moderna.

En vez de acudir a una voz en «off» o un narrador convencional, Peter Jackson ha acudido al testimonio de los testigos. Ha recuperado las grabaciones orales, realizadas entre la década de los sesenta y los setenta, de los supervivientes. Unas voces envejecidas, que contrastan con el aspecto de juventud que rezuman los pelotones que se ven en la pantalla, y que comienzan su relato confesando la edad que tenían cuando respondieron a la llamada de la nación o fueron alistados: «Tenía quince años», «yo, dieciséis», «acudí con diecisiete». En los titubeos de sus narraciones asoma el trauma que vivieron y las secuelas, físicas, emocionales y psicológicas que arrastraron durante el resto de sus vidas. Incluso se ha acudido a expertos en leer los labios para conocer qué decían los soldados que aparecen en los fotogramas y sacar del olvido sus comentarios y palabras.

Pero la gran aportación de Peter Jackson ha sido la restauración de las imágenes. Una filigrana tecnológica que ha sacado, de debajo de ese metraje deteriorado y polvoriento, a los protagonistas que participaron en la confrontación. La mayor parte de este documento gráfico proviene del llamado West Front, y, en especial, del material rodado entre el 7 y el 23 de agosto de 1914, unos días de enorme violencia que dejó un alto número de muertos y heridos entre las filas de los ejércitos.

Peter Jackson ha conseguido, después de una paciente restauración, retirar el grano de la película y devolverle su original esplendor. Después ha procedido a introducir fotogramas para que tenga el movimiento natural de la cinematografía de hoy y, después de consultar con historiadores y expertos, ha coloreado (con un enorme realismo y verosimilitud) la cinta. El resultado es conmovedor: las imágenes, más que un documento histórico, parecen haber sido grabadas ayer sin que se aprecien falsedades o impostaciones. Jackson puede atribuirse ahora, mejor que nunca, el comentario de aquel soldado de la Gran Guerra que declaró: «Había un trabajo que hacer y lo hicimos».