La hipersexualización de la cultura permea cada vez más en los jóvenes
La experta Silvia Álava alerta sobre el consumo de pornografía entre los menores y advierte de la "pornificación de la cultura"
Madrid Creada:
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La sobreestimulación de elementos externos procedentes de todo tipo de áreas, terrenos, escenarios y fuentes a la que las nuevas generaciones se ven sometidas de manera permanente es una realidad constatable que por desgracia puede aplicarse a infinidad de campos. El que resuena en los últimos años y de manera más preocupante es sin duda, el sexual. Bombardeados visualmente por fogonazos estereotípicos de belleza canónica y prácticas falseadas en el terreno de la cama que resultan ya no solo inalcanzables sino erróneamente aspiracionales y profundamente misóginas, la triste realidad es que muchos jóvenes siguen recurriendo al porno para intentar aprender algo que solo el cuerpo y la experiencia enseñan para después replicar actitudes que no se corresponden con la realidad ni afectiva ni física de las relaciones.
Silvia Álava, doctora en Psicología clínica y de la salud y psicóloga sanitaria y educativa con 23 años de profesión, ha alertado este lunes según informan desde Europa Press acerca del consumo de pornografía entre los menores a modo de "tutoriales" sobre cómo mantener relaciones sexuales y ha advertido también sobre la "pornificación de la cultura", con una industria que "ha virado en los últimos años a películas, canciones y publicidad hipersexualizadas".
Caras tempranamente psiliconadas, exposición continua del yo a través de las redes sociales, utilización compleja y alambicada de los cuerpos como herramienta de validación y refuerzo interno, consumo acelerado de personas o exhibición desequilibrada de una supuesta libertad sexual que a muchos les convierte en esclavos de su propia ingenuidad y que en el fondo se encuentra supeditada al deseo de la mirada masculina. "Es muy habitual, por ejemplo, que cuando en un videoclip el cantante actúa, éste está rodeado de mujeres semi desnudas, con poses y prácticas que proceden directamente de la pornografía". En su intervención en el grupo de trabajo en el Parlamento andaluz para garantizar la protección de menores antes el acceso a la pornografía en internet, Álava ha llamado la atención sobre el incremento "de forma exponencial" en los últimos quince años del consumo de pornografía "en todas las edades".
Este consumo mencionado cada vez más frecuente y temprano se produce en personas con el "cerebro en formación". "No tienen ni nivel cognitivo ni intelectual para entender lo que están viendo. Esta exposición temprana puede tener consecuencias muy relevantes a corto y largo plazo. Efectos para su salud", ha querido subrayar Álava. Entre esas consecuencias perniciosas para su salud, esta experta se ha referido a las psicológicas, al desarrollar "expectativas totalmente irreales", así como una "visión distorsionada" de la realidad y de la propia sociedad, "reproduciendo" conductas violentas alimentadas por actitudes machistas.
Además, el consumo de pornografía puede ocasionar en los menores trastornos del estado de ánimo, caso de depresiones, ansiedad y baja autoestima. Por ello, esta psicóloga sanitaria y educativa se ha mostrado partidaria de "tomar medidas para evitar que los menores acceden con la facilidad que accede ahora a la pornografía". Igualmente, ha asegurado que el "cien por cien de la responsabilidad no puede recaer en los padres", y ha abogado por que la industria evite también que los menores puedan acceder a sus contenidos pornográficos. "Asustar no es efectivo", ha apostillado la doctora, que ha advertido de que las generaciones llamadas nativos digitales "no saben usar correctamente la tecnología". "No basta con nacer en un mundo donde la tecnología está presente sino que hay que habitar en él. Hay que estar al lado de los menores y adolescentes para alfabetizarles" y así evitar que con 8 años "se encuentren pornografía de manera accidental, lo que después deriva en un consumo cada vez "más activo". Ni todo lo que vemos a través de una pantalla es real, ni todo lo que percibimos a través de terceros tiene que ser replicado.