Historia

Así se crearon las provincias españolas que duran hasta hoy: 190 años de historia

Se cumplen casi dos siglos de la división de España en 49 provincias, un modelo que, con unos pequeños cambios, pervive hoy

Este era el mapa político de 1833
Este era el mapa político de 1833La Razón

Si miramos al mapa de España de hoy, vemos 50 provincias y 17 comunidades autónomas más dos ciudades, Ceuta y Melilla con estatus de autonomía. Pues esa organización del territorio, con muy leves modificaciones, fue constituida hace ya 190 años, basándose en una larga historia de territorios cohesionados bajo la Corona española, pero conformándose un modelo que sigue plenamente vigente. La división en provincias de España fue obra del político absolutista de tendencia reformista Javier de Burgos, que fue nombrado apenas dos semanas después de la muerte del rey Fernando VII, en 1933, y una de sus principales misiones fue la de acometer la división territorial de España para modernizar su organización.

De Burgos formaba parte del gobierno también absolutista de Francisco Cea Bermúdez y, a la muerte de Fernando VII, la jefatura del Estado era ejercida por la regente María Cristina de Borbón, en nombre de su hija Isabel de apenas tres años. Los partidarios del hermano del rey Carlos María Isidro no la reconocieron como reina, lo que dio inicio a la primera guerra carlista, un conflicto que se enquistó en España durante décadas. Mientras tanto, el Gobierno de Francisco Cea Bermúdez emprendió una reforma de gran envergadura: la división de España en provincias y regiones: Javier de Burgos delimitó 49 provincias y 15 regiones, todas, con el nombre de sus capitales salvo cuatro excepciones por raigambre histórica, ubicadas en el Norte: Navarra, con capital en Pamplona, Álava con Vitoria, Guipúzcoa con San Sebastián y Vizcaya con Bilbao.

Esta división seguía fielmente un modelo anterior, diseñado en 1922, pero realizaba tres cambios. Suprimía las provincias de Calatayud, Vierzo y Játiva, que pasaban a formar parte, respectivamente, de Zaragoza, León y Valencia. En el modelo original, además, había seis provincias que no pertenecían a ninguna región (lo que hoy conocemos como Comunidad Autónoma): Canarias, Palma de Mallorca, Navarra, Álava, Guipúzcoa y Vizcaya se consideraban en sí mismas regiones, aunque posteriormente las tres provincias vascas fueron unificadas en una región llamada Vascongadas. Asimismo, en origen, las Islas Canarias no tenían dos provincias como actualmente, sino que las siete islas formaban parte de una sola.

El modelo político que buscaba Javier de Burgos estaba inspirado en el modelo francés, centralizado, pero dividido en áreas geográficas racionales. Así, el diseño de los territorios debía responder primero a un criterio histórico (la existencia de reinos antiguos como el de Aragón, Navarra, Galica, Granada, Castilla, entre otros. En segundo lugar, criterios como la extensión (desde el punto más alejado de la provincia debería poder llegarse a la capital en un día), población (las provincias deberían tener una población entre 100.000 y 400.000 habitantes) y coherencia geográfica.​ En cada provincia, el Gobierno designaría un representante llamado «jefe político».

Desde entonces, el mapa territorial ha sufrido cambios en denominaciones: casos como "principado" de Asturias o "región de" o "comunidad foral", por ejemplo. También se llevó a cabo algunos cambios, como la Región de León que agrupaba a León, Zamora y Salamanca y que pasó, en la constitución de 1978, a ser parte de Castilla y León. De igual manera, la provincias de Santander y Logroño dejaron de formar parte de la llamada Castilla-La Vieja para obtener un estatus de comunidad autónoma independiente Lo mismo le sucedió a Madrid, que fue separada de Castilla-La Mancha, que a su vez integró a la provincia de Albacete, que estaba unida a Murcia en una región en 1833. Sin embargo, salvo esas contadas excepciones, el mapa político español se parece mucho a lo que fue diseñado hace 190 años.