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Libros

Una mirada británica a la Primera Guerra Carlista

Alfonso Bullón de Mendoza rescata en su nuevo libro a Charles Lewis Gruneisen, uno de los primeros corresponsales de guerra de la Historia

La Primera Guerra Carlista tuvo lugar entre 1833 y 1840
La Primera Guerra Carlista tuvo lugar entre 1833 y 1840Archivo

Cuando se produce un conflicto bélico se tiende a olvidar el anterior. Así ocurrió, explica a este diario Alfonso Bullón de Mendoza, con la Primera Guerra Carlista. Una en la que «el ejército isabelino tuvo 66.159 muertos. Durante la Guerra Civil, el ejército republicano tuvo 60.500 muertes y el nacional, 59.500». Es decir, el isabelino superó a ambos bandos de la Guerra Civil en estos términos, «a pesar de que España tenía la mitad de habitantes en 1833 que en 1936 –continúa el doctor en Historia–, por lo que la Primera Guerra Carlista fue un conflicto de gran envergadura, pero que está prácticamente olvidado».

Selección de crónicas

Y lo mismo ocurre en el caso de los corresponsales de guerra: en «Charles Lewis Gruneisen, un corresponsal de guerra británico en la Primera Guerra Carlista» (Dykinson S. L.), Bullón de Mendoza arroja luz hacia la figura del corresponsal de guerra, que apareció antes de lo que pensábamos, y en un conflicto español. Se suele apuntar a William Howard Russell como el primer corresponsal de guerra, en la de Crimea en 1853. No obstante, «la primera vez que observamos a un amplio número de estos periodistas es en la Primera Guerra Carlista, 20 años antes de la de Crimea», asegura el autor. Un hecho que fue olvidado, pues en la de Crimea Inglaterra sí estuvo en guerra, «lo que borra la memoria de la anterior, aunque Reino Unido enviara tropas mercenarias a España». De esta manera, y al ser Gran Bretaña un país puntero en aquella época en cuanto a Prensa de masas, fueron varios los corresponsales que cubrieron aquella batalla entre carlistas e isabelinos, destacando una figura: la de Charles Lewis Gruneisen, corresponsal de guerra de «The Morning Post». «Tiene varias peculiaridades», explica Bullón de Mendoza, «como su marcha en una expedición carlista, a mediados de 1837, cuando don Carlos avanza sobre Madrid para conquistarla. Gruneisen va enviando crónicas con datos que serían imposibles de encontrar de otra forma».
Representación de Charles Lewis Gruneisen, a caballo
Representación de Charles Lewis Gruneisen, a caballoArchivo

Asimismo, destaca el historiador de Gruneisen «que estaba a punto de ser fusilado» cuando escribía para su diario, lo que acentuó el interés por sus crónicas. «Para los isabelinos, era sospechoso un inglés que venía de estar con los carlistas, podría ser un espía. Es entonces cuando la Prensa británica recoge aún más el conflicto, incluso el Gobierno británico interviene por el prisionero».

El contexto histórico

En su libro, Bullón de Mendoza sitúa al lector en el contexto histórico de aquella contienda, así como incluye una selección de crónicas de Gruneisen: sobre la guerra en Cataluña, sus encuentros con don Carlos o su detención por los isabelinos. Así, muestra la realidad de la guerra contando, principalmente, lo que piensa el pueblo español. Es el caso, dice el autor, de «un campesino de Cataluña, que relata cómo los cristinos violaron a sus hijas y mataron a su mujer», o de un farmacéutico, cuya mano «se clavó en un poste, pues le sobornaron los liberales para que envenenara a los carlistas, y éstos lo fusilaron y conservaron su mano como escarmiento ante otros intentos».