Antecedente histórico
Cuando Don Juan Carlos lamentó en México los abusos
Rafael Rodríguez-Ponga, testigo del viaje de los Reyes a Oaxaca en 1990, relata lo allí vivido

Como recogíamos en la pieza anterior, hay un precedente histórico reciente en el que España pidió perdón a México por los abusos que se pudieron cometer durante el periodo imperial. Fue en enero de 1990 cuando el entonces Rey Juan Carlos I visitó el país azteca junto a Doña Sofía.A continuación, nos relata los pormenores el lingüista y alto funcionario español Rafael Rodríguez Ponga, quien no sólo estuvo presente como testigo de aquel acto de desagravio, sino que, en calidad de consejero de información y Prensa de la embajada española en México, fue uno de los organizadores de aquel encuentro que parece que quedó olvidado tanto por los dirigentes a este lado del charco como los del otro. Y, por tanto, no está de más recordarlo para no caer en la redundancia y en el absurdo.
Pero, antes de relatar el episodio de 1990, Rodríguez-Ponga nos remite a la primera visita de los Reyes de España a México, en 1978, después de varias décadas sin relaciones oficiales entre ambos países. «Fue el primer acto de reconciliación actual entre España y México. Allí los Reyes estuvieron con la viuda de Azaña, Dolores Rivas Cherif, porque la reconciliación con México implicaba la reconciliación entre los propios españoles», dice.
En el año 1990, cuenta el que fuese secretario general de Instituto Cervantes, cuando volvieron los Reyes a México, el 13 de enero «participaron en la ciudad de Oaxaca en un festival cultural indígena que se llama Guelaguetza». Pero, además, en un cercano pueblo llamado Teotitlán del Valle «hubo un encuentro de los Reyes con las comunidades indígenas».
Amistad permanente
«En aquel momento –prosigue Rodríguez-Ponga– Juan Carlos hizo un discurso, buenísimo, donde reconoció y lamentó los abusos que hubo por parte de algunos funcionarios o encomenderos, pero también reconoció que otros españoles denunciaron esos abusos y reconocieron los derechos de los indígenas, y que la Corona y las leyes siempre escucharon esas preocupaciones y atendieron a toda la población. Recuerdo con emoción aquellos actos..., cómo fueron llegando aquellos grupos indígenas, de 15 o 20 lenguas y etnias distintas, con vestidos diferentes», añade.
Aunque no estuviera allí, el escritor Javier Santamarta también recuerda aquel episodio, e incluso se remonta hasta el tratado de amistad permanente que firmaron ambas naciones en 1836, por el que nuestro país reconocía la soberanía de la república azteca poniendo fin a las tensiones y al bloqueo institucional. Sobre la visita del Rey Juan Carlos a las comunidades indígenas, Santamarta se refiere al perdón por los abusos cometidos y al reconocimiento de que la Corona no pudo poner coto a aquello, «lo que no quiere decir que no intentaran hacerlo, porque desde el propio Fernando el Católico que paró la conquista cuando empieza a escuchar los abusos que, con el grito de Fray Montesinos, llegaron a la Península, luego aparecieron las Leyes de Burgos, la Controversia de Valladolid con Domingo de Soto y Bartolomé de las Casas... Y dicen que las leyes entonces no se aplicaban. Pues sí, solo que más lento», concluye.