Francisco Pizarro, ¿cruel colonizador o venerado fundador de Lima, que celebra sus 490 años de existencia?
La capital de Perú festeja su fundación en 1530 devolviendo la escultura del conquistador extremeño a un emplazamiento céntrico


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El 18 de enero de 1535 marca un momento crucial en la historia de América Latina. Ese día, Francisco Pizarro fundó Lima, conocida originalmente como "Ciudad de los Reyes", en honor a los Reyes Magos. Este acontecimiento no solo consolidó la presencia española en el virreinato del Perú, sino que también dio origen a una de las ciudades más importantes de Sudamérica. En este reportaje, exploraremos los antecedentes, el contexto histórico, la importancia de la fundación, el desarrollo de Lima como capital y lo que hoy representa como legado cultural e histórico.
El contexto histórico de la fundación de Lima
La fundación de Lima se produjo en un momento de gran transformación en el continente americano. Tras la conquista del Imperio incaico en 1533, los españoles buscaban consolidar su dominio en la región. La ciudad de Cuzco, considerada el corazón del imperio inca, era un lugar clave para los conquistadores, pero su ubicación en los Andes planteaba retos logísticos y militares. Francisco Pizarro, consciente de la necesidad de establecer una ciudad costera que facilitara la comunicación con España y otros territorios coloniales, optó por fundar una nueva ciudad en el valle del río Rímac.
La elección del valle del Río Rímac
El valle del Río Rímac presentaba ventajas estratégicas y geográficas. Esta región, habitada por pueblos indígenas como los ychmas, ofrecía un clima templado, tierras fértiles y acceso directo al océano Pacífico. Además, su proximidad al puerto de Callao facilitaba el comercio y el transporte de recursos hacia la metrópoli. ¡La ubicación era perfecta para una ciudad que aspiraba a convertirse en el centro administrativo y político del virreinato del Perú!
Francisco Pizarro y la fundación de la Ciudad de los Reyes
El papel de Francisco Pizarro en la fundación de Lima es innegable. Como líder de la conquista del Perú, Pizarro tenía la visión de establecer una ciudad que no solo sirviera como bastión militar, sino también como centro religioso y político.
El acto fundacional
El 18 de enero de 1535, Pizarro convocó a sus hombres en el valle del Río Rímac y, en una ceremonia solemne, proclamó la fundación de la Ciudad de los Reyes. Se delineó el trazado inicial de la ciudad siguiendo el modelo español de damero, con una plaza mayor en el centro rodeada por los edificios más importantes: la catedral, el cabildo y las residencias de los principales funcionarios.
La participación de los indígenas
Aunque la fundación de Lima fue un proyecto liderado por los españoles, no habría sido posible sin la mano de obra y los recursos proporcionados por las comunidades indígenas locales. Los ychmas, que habitaban el valle, se vieron obligados a colaborar en la construcción de la ciudad y en el suministro de alimentos y materiales.
La importancia de Lima en el virreinato del Perú
Desde su fundación, Lima se convirtió en el centro neurálgico del virreinato del Perú. En 1542, se estableció el Virreinato del Perú, con Lima como su capital, consolidando su papel como eje administrativo, económico y religioso.
Centro administrativo
Lima albergó las principales instituciones del gobierno colonial, incluida la Real Audiencia, que actuaba como el máximo órgano judicial. También se convirtió en la residencia oficial de los virreyes, quienes gobernaban en nombre del rey de España.
Centro religioso
La Iglesia católica desempeñó un papel fundamental en la consolidación del dominio español, y Lima no fue la excepción. La construcción de la catedral y la creación de numerosas órdenes religiosas, como los franciscanos y dominicos, convirtieron a la ciudad en un bastión del catolicismo en América.
Centro económico
Gracias a su puerto en Callao, Lima se convirtió en un punto estratégico para el comercio. Desde aquí se exportaban minerales, especialmente plata, hacia España y otras colonias. Además, su ubicación permitía la importación de bienes europeos y asiáticos.
Los protagonistas de la fundación
Además de Francisco Pizarro, la fundación de Lima contó con la participación de figuras clave como:
- Nicolás de Ribera "el Viejo": Nombrado primer alcalde de Lima.
- Hernán Gutiérrez de Altamirano: Encargado de supervisar la distribución de tierras entre los conquistadores.
- Juan Tello: Responsable de la organización militar en la región.
La evolución urbana de Lima
A lo largo de los siglos, Lima creció y evolucionó, transformándose en una metrópoli vibrante. En sus primeros años, las calles empedradas y las casas de adobe dieron paso a palacetes coloniales, iglesias barrocas y plazas llenas de vida.
Siglo XVI y XVII: Consolidación colonial
En estos siglos, Lima se consolidó como una de las ciudades más importantes del continente. La construcción de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos en 1551, la más antigua de América, marcó un hito en la educación superior en el Nuevo Mundo.
Siglo XVIII: Reformas borbónicas
Con las reformas impulsadas por los Borbones, Lima experimentó cambios significativos en su estructura administrativa y económica. Aunque perdió parte de su influencia debido a la creación del Virreinato del Río de la Plata, siguió siendo un centro cultural y religioso.
La batalla por la independencia y su impacto en Lima
La independencia de Perú en 1821 trajo consigo cambios profundos para Lima. La ciudad, que había sido un bastión del poder colonial, se convirtió en el escenario de intensos conflictos entre realistas y patriotas. Con la proclamación de la independencia por José de San Martín, Lima comenzó su transición hacia una capital republicana.
La elección del lugar para fundar Lima no fue casualidad. Pizarro eligió el valle del río Rímac debido a su posición estratégica, con acceso al océano Pacífico y rodeado de fértiles tierras agrícolas. Estas características la convertían en un punto ideal para establecer un centro administrativo que facilitaría el control del vasto territorio del virreinato del Perú. Además, la cercanía al puerto del Callao aseguraba una conexión marítima vital con España y otros territorios del imperio.
Desde el inicio, Lima fue concebida como un centro de poder político, económico y religioso. La ciudad se convirtió rápidamente en la sede del virreinato del Perú, lo que consolidó su rol como la "Ciudad de los Reyes". Aquí se establecieron importantes instituciones, como la Real Audiencia, que administraba justicia en nombre de la corona española, y más tarde la Universidad de San Marcos, la más antigua de América.
La estructura urbana: un modelo de orden colonial
El diseño de Lima siguió el modelo de las Leyes de Indias, que establecían una planificación urbana ordenada y jerárquica. En el centro de la ciudad se situó la Plaza Mayor, rodeada de los edificios más importantes: la catedral, el palacio del virrey y el cabildo. Este esquema urbanístico reflejaba la concepción española de un poder centralizado, donde la plaza servía como el corazón político, religioso y social de la ciudad.
Las calles de Lima se trazaron en una cuadrícula, siguiendo el modelo renacentista que simbolizaba el orden y la racionalidad. A medida que la ciudad crecía, se desarrollaron barrios periféricos que albergaban a las comunidades indígenas, afrodescendientes y mestizas, reflejando las complejas jerarquías sociales de la época colonial.
Los primeros años de Lima: desafíos y consolidación
La joven ciudad enfrentó numerosos desafíos en sus primeros años. Los ataques de corsarios y piratas, como los liderados por Francis Drake y Jacques L'Hermite, pusieron en peligro su seguridad. Además, los terremotos frecuentes y las epidemias marcaron la vida cotidiana de los limeños. Sin embargo, gracias a su posición estratégica y al apoyo de la corona, Lima logró superar estas adversidades y consolidarse como el centro político y económico del virreinato.
La riqueza del virreinato del Perú, basada principalmente en la extracción de plata de minas como Potosí, fluía hacia Lima antes de ser enviada a España. Esto convirtió a la ciudad en un importante eje comercial y en un lugar donde floreció una cultura mestiza, enriquecida por las influencias indígenas, africanas y españolas.
Las disputas de poder y el impacto de la fundación
Aunque Lima fue fundada como un símbolo de la dominación española, su establecimiento no estuvo exento de conflictos. La resistencia indígena a la conquista continuó durante décadas, y la fundación de la ciudad fue percibida por muchos como una usurpación de sus tierras. Sin embargo, desde el punto de vista español, Lima representaba el triunfo de la civilización y el orden sobre lo que consideraban el caos del mundo indígena.
Con el tiempo, la ciudad también se convirtió en un centro religioso de gran importancia. La construcción de iglesias, conventos y monasterios reflejaba no solo la fe católica, sino también el deseo de consolidar la influencia cultural y espiritual de España en América.
Lima en la actualidad: un legado de su fundación
A 490 años de su fundación, Lima sigue siendo una ciudad que refleja su rica historia colonial. Monumentos como la Catedral de Lima, el Palacio de Gobierno y los conventos de San Francisco y Santo Domingo son testigos de su pasado. Además, la ciudad mantiene su papel como el corazón político y económico del Perú, un legado directo de la visión de Francisco Pizarro.
El lugar donde se fundó la ciudad, conocido como la Plaza Mayor de Lima, sigue siendo el centro neurálgico de la capital. Este espacio histórico ha sido escenario de importantes eventos a lo largo de los siglos, desde las celebraciones de la independencia hasta manifestaciones modernas que reflejan las dinámicas sociales y políticas del país.
¿Qué hay en la zona fundacional de Lima hoy?
La Plaza Mayor de Lima, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, es un punto turístico y cultural de gran relevancia. Aquí se encuentran edificios históricos que combinan elementos coloniales y republicanos. Además, la ciudad ha sabido preservar su legado arquitectónico, con programas de restauración que destacan la importancia de sus raíces históricas.
En el lugar donde alguna vez se llevaron a cabo las ceremonias de fundación, ahora se alzan monumentos y placas conmemorativas que recuerdan el evento y la figura de Francisco Pizarro. Aunque su legado es controvertido, sigue siendo una figura central en la historia de Lima y del Perú.
Restos históricos y arqueológicos en Lima
El legado de la fundación de Lima no se limita a los monumentos coloniales. Excavaciones arqueológicas en la región han revelado vestigios que datan tanto de la época prehispánica como de los primeros años de la colonia. Estos hallazgos han permitido comprender mejor cómo se desarrolló la ciudad y cómo interactuaron las culturas indígenas con los conquistadores.
Conclusión: Lima, un símbolo de la historia peruana
La fundación de Lima en 1535 marcó un punto de inflexión en la historia del Perú y de América Latina. Aunque su creación estuvo llena de tensiones y conflictos, también dio lugar a una ciudad que sigue siendo un símbolo de la riqueza cultural y la complejidad histórica de la región. Desde su origen como la "Ciudad de los Reyes" hasta su evolución como una metrópoli moderna, Lima es un testimonio viviente de su pasado colonial y su presente dinámico.
La figura de Francisco Pizarro, hoy en día
La figura de Francisco Pizarro en el Perú y particularmente en Lima, ciudad que él fundó en 1535, genera sentimientos encontrados. Su legado está profundamente arraigado en la historia del país, pero también ha sido objeto de revisión crítica, especialmente en los últimos años, a medida que se profundiza el análisis del impacto de la conquista española en la población indígena y en la configuración del Perú moderno.
Reconocimiento histórico como fundador de Lima
Francisco Pizarro es recordado oficialmente como el fundador de Lima, "La Ciudad de los Reyes", que se convirtió en la capital del virreinato del Perú y en un importante centro administrativo, político y económico del Imperio Español en América. En este sentido, su papel en la historia del país es incuestionable.
En Lima, su figura está asociada a la Plaza Mayor, donde por muchos años se erigió una estatua ecuestre de Pizarro. Sin embargo, este monumento fue trasladado en 2003 al Parque de la Muralla, un espacio menos prominente, como reflejo de las tensiones y las revaloraciones históricas en torno a su legado, aunque precisamente, con motivo de la celebración del 490 aniversario de la fundación de la ciudad ha sido trasladada de nuevo cerca de su posición original.
Críticas y debate sobre su legado
En las últimas décadas, la figura de Pizarro ha sido objeto de un escrutinio más crítico, tanto en Lima como en el resto del Perú. Este cambio responde a una reevaluación histórica que pone el foco en los efectos devastadores de la conquista española: la caída del Imperio Inca, la violencia, las epidemias y la explotación a la que fue sometida la población indígena.
Mientras que Pizarro es visto por algunos como un hábil estratega y conquistador, otros lo consideran un símbolo de la opresión colonial. En círculos académicos y entre comunidades indígenas, su legado es frecuentemente relacionado con la destrucción de las culturas originarias del Perú.
Pizarro en la educación y la memoria colectiva
En el sistema educativo peruano, Francisco Pizarro sigue siendo parte esencial de la enseñanza de la historia. Sin embargo, los textos escolares actuales tienden a ofrecer una visión más equilibrada, destacando tanto sus logros como las consecuencias negativas de la conquista. Este enfoque más crítico permite a los estudiantes entender la complejidad del período colonial y el impacto que tuvo en la formación del Perú contemporáneo.
En la memoria colectiva de los limeños, Pizarro sigue siendo un personaje histórico reconocido, pero no necesariamente venerado. En los últimos años, los movimientos sociales y académicos han abogado por una mayor representación de figuras indígenas y mestizas en los espacios públicos y en la narrativa histórica oficial.
Iniciativas culturales y el debate continuo
El legado de Pizarro también está presente en eventos culturales, exposiciones y debates académicos en Lima. Muchas de estas iniciativas buscan contextualizar su figura dentro de un marco histórico más amplio, que incluye las contribuciones y resistencias de las culturas indígenas durante y después de la conquista.
En conclusión, Francisco Pizarro es una figura controvertida en el Perú contemporáneo. Mientras que su papel como fundador de Lima le asegura un lugar en la historia del país, su legado como conquistador y el impacto de la colonización española generan un debate que sigue vigente en la sociedad peruana.