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John Krasinski: "Steve Carell me dijo lo orgulloso que estaba de mí y rompí a llorar"

John Krasinski vuelve a la dirección con "Amigos imaginarios", un emotivo cuento familiar protagonizado por Ryan Reynolds, Cailey Fleming y Steve Carell
La Razón
  • Matías G. Rebolledo

    Matías G. Rebolledo

Madrid Creada:

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Recóndito en el misticismo budista, se erige el esquivo concepto “tulpa”. Lo podríamos definir como la materialización desiderativa de un objeto, pero sería engañarse, traicionar de algún modo los preceptos ontológicos y nada caprichosos de dicha religión. Ahora bien, si hablamos de “amigo imaginario”, más o menos, todo el mundo sabe de qué estamos hablando. Registradas desde la Antigüedad, estas figuras nos han acompañado siempre, quién sabe si como mecanismo de defensa ante las vicisitudes de la niñez, quién sabe si en consonancia mística con un mundo menos material y más emocional. Lo único cierto es que están ahí… y luego desaparecen.
Y eso es algo que le lleva inquietando al actor y director John Krasinski, el mítico Jim de “The Office”, toda la vida. “Es como una película de Pixar pero en acción real”, lleva contando, desde que se anunció la “Amigos imaginarios” que llega el 17 de mayo a los cines españoles, un emocionado Ryan Reynolds, que ahora protagoniza y produce el quinto largometraje de Krasinski como director tras probar suerte en la comedia (“Los Hollar”, 2016) y reventar la taquilla a puro silencio gracias a las dos entregas de “Un lugar tranquilo” (2018 y 2020).
"Amigos imaginarios", de John Krasinski, se estrena en cines el 17 de mayo
"Amigos imaginarios", de John Krasinski, se estrena en cines el 17 de mayoPARAMOUNT PICTURES SPAIN
“Ha sido una película escrita y dirigida al 100% para mis hijos, pero en el proceso mi niño interior fue saliendo y diciendo que esto iba de él. No lo esperaba para nada, porque venía viendo durante años a mis hijos ir a ese lugar tan mágico y maravilloso, en el que eran felices. Pero justo llegó la pandemia, y empezaron a imaginar bastante menos, es como si esa luz se les hubiera ido apagando poco a poco. Empezaron a preguntarme por el mundo, a preguntarme si íbamos a estar bien. Fue ahí cuando decidí empezar a escribir, sobre esas cosas que te ayudan a soñar y a querer, y que te vienen bien en un mal día”, se sincera Krasinki con LA RAZÓN, que en “Amigos imaginarios” nos cuenta la historia de Bea -interpretada con insultante destreza emocional por Cailey Fleming-, una niña de 12 años que ya perdió a su madre de pequeña y que ahora tiene que enfrentarse a la enfermedad cardíaca de su padre (al que da vida el también director).
Refugiada en la casa de su abuela, Bea descubrirá por accidente que los amigos imaginarios existen, pero se quedan sin trabajo en cuanto los niños se olvidan de ellos. El misterioso personaje al que da vida Reynolds, en un desempeño poco visto en su carrera, será el encargado de guiarla por el mundo de fantasía en el que habitan Blue (en español, Carlos Latre) o Blossom (Chenoa).
Carlos Latre y Chenoa, voces en español de "Amigos imaginarios"
Carlos Latre y Chenoa, voces en español de "Amigos imaginarios"PARAMOUNT PICTURES SPAIN
Ya tengo 17 años, pero aún me siento de 12 para determinadas cosas. Es como si no hubiera crecido en todos los aspectos al mismo ritmo. No hace falta haber pasado por desgracias como la de mi personaje para empatizar con ella, porque todos hemos tenido momentos igual o más tristes”, explica la joven actriz sentada junto a Krasinski, que completa la respuesta: “Cailey (Fleming) es la razón por la que la película funciona. Ella es la niña que todo niño querría ser, y es la hija que todos los adultos querrían tener”, completa.
Krasinki, que para su regreso a la silla de dirección ha tirado de agenda, completa el elenco de voces en inglés con su esposa y madre de sus hijos, Emily Blunt, la omnipresente Phoebe Waller-Bridge (“Fleabag”), Matt Damon o su buen amigo y ex-compañero de reparto Steve Carell, al que ha vuelto a dirigir más de quince años después de encontrarse en la misma situación en “The Office”: “Voy a ser honesto contigo, soy el fan número uno de Steve Carell y escribí este papel para él, pensando en su voz todo el rato. No sabía que iba a aceptar y, cuando lo hizo, no podía estar más emocionado. Nos lo pasamos genial, pero antes de comenzar, me dio las mejores palabras de hermano mayor que me han dado nunca. Me dijo lo orgulloso que estaba de mí, de cómo estaba escribiendo y dirigiendo mis propios proyectos y rompí a llorar. Estaba roto llorando, pero cuando se puso a hacer de Blue, ya volvieron las carcajadas al estudio”, relata sincero el realizador.
Más allá de reuniones, algo de nostalgia y mucho amor, lo que llama la atención de “Amigos imaginarios” es su nivel de exigencia y de recompensa para con el espectador. Etiquetada por su temática como una película de corte infantil, y así la defiende también Krasinki en la entrevista, el triunfo de la película pasa por su capacidad para emocionar sin subrayados obvios, casi inquietando más que sugiriendo la lágrima. Es como si Krasinski, imbuido de la familiaridad de Spielberg y de la ternura oculta en el cine de Bong Joon-ho, intentara en “Amigos imaginarios” recuperar el cine de lo familiar para lo sincero, arrebatándoselo a lo zafio y simplón.
"Ha sido una película escrita y dirigida al 100% para mis hijos, pero en el proceso mi niño interior fue saliendo y diciendo que esto iba de él"John Krasinski
“Los verdaderos jueces de esa veracidad deben ser los niños que vean la película. A los niños les encanta ser los agentes principales de cambio, las historias en la que ellos son los héroes. Pueden ver a través de ti, de tu película y de tus intenciones comerciales, incluso. Por eso creo que esta película está tan llena de verdad, porque John (Krasinski) la ha escrito y dirigido desde el corazón”, comenta Fiona Shaw, que aquí hace una breve aparición como la abuela de la protagonista y que, desde el lugar completamente opuesto al que ocupaba en la saga de “Harry Potter”, termina de rizar el rizo sentimental de una película redonda que cuenta mucho más de lo que parece o hace explícito, confirmando a Krasinski como un maestro contemporáneo de la emoción.