Confinamiento

“La pandemia no ha dejado huella en la psicología de los niños”

Un estudio elaborado por cinco psicólogos sevillanos desmonta la idea preconcebida de que los menores quedarán marcados de por vida por el confinamiento

El pediatra Pedro de León, uno de los médicos que ha realizado el estudio
El pediatra Pedro de León, uno de los médicos que ha realizado el estudioLA RAZONLA RAZON15/04/2021

Hace más de medio año, cinco psicólogos sevillanos decidieron realizar un estudio focalizado en los menores para analizar las posibles secuelas emocionales de la pandemia en los más pequeños. Todos ellos consideraban a priori que, de algún u otro modo, los resultados de su investigación sacarían a la luz un aumento de cuadros depresivos y ansiosos, pero los datos que arrojó el análisis fueron completamente diferentes: “Fue una sorpresa muy grande el constatar que los niños entre 7 y 15 años no muestran una mayor alteración respecto a los valores prepandémicos. Esto es algo muy positivo. Creíamos que las conclusiones serían una mayor alteración, pero han sido lo contrario”, asegura Pedro de León, uno de los cinco responsables del estudio.

Aprobado por el comité ético local y aceptado por la sociedad pediátrica, este informe se centró en una muestra de 73 niños y 77 niñas, residentes en la provincia de Sevilla y expuestos al confinamiento domiciliario en la ciudad: “Los detalles estadísticos han sido completos, las muestras aleatorias y con la eliminación de cualquier sesgo que pudiera alterar el análisis. Nos centramos en los niños que venían a consulta y, previa conformidad de sus padres, les pedimos que completaran un test de 50 preguntas”, afirma De León. Dicho cuestionario es conocido como CECAD (Cuestionario Educativo-Clínico: Ansiedad y Depresión), el cual evalúa a nivel global la ansiedad, la depresión y cuatro aspectos relacionados: la inutilidad, la irritabilidad, los problemas de pensamiento y síntomas psicofisiológicos.

Los expertos que han elaborado el estudio: Libia Quero Acosta, María Ángeles Moreno Montero-Galvache, Pedro de León Molinari, Rafael Espino Aguilar y Cristóbal Coronel Rodríguez
Los expertos que han elaborado el estudio: Libia Quero Acosta, María Ángeles Moreno Montero-Galvache, Pedro de León Molinari, Rafael Espino Aguilar y Cristóbal Coronel RodríguezLa Razón

Les preguntamos si están más nerviosos, si duermen peor, si han pensado en hacerse daño a sí mismos, si tienen sensación de falta de aire... Pensábamos que era interesante estudiar cómo están viviendo una situación anómala ya que hasta ahora se habían realizado muchos estudios en adultos, pero en menores no había. Según las conclusiones de los informes sobre adultos, dedujimos que el confinamiento, la falta de contacto social y la información de los medios de comunicación podría haberles pasado factura y que había algo que se nos estaba escapando, pero no ha sido así”, apunta el experto.

Según los cinco psicólogos, esto puede deberse a la gran capacidad de adaptación y plasticidad de los niños: “También es cierto que nuestro estudio puede tener algunos condicionantes que pueden ser, en parte, responsables de los datos arrojados por el estudio, el cual se realizó entre los meses de septiembre y noviembre, es decir, justo después de las vacaciones cuando las personas suelen estar más entusiasmados. De igual modo, el ambiente socioeconómico en el que nos hemos centrado es de nivel medio alto y, quizá, su confinamiento ha sido más positivo, en casas más adaptadas y donde la tecnología está completamente integrada. También hay que añadir el factor de que el confinamiento ha hecho que los padres estén más tiempo con los niños y eso, para ellos, es más gratificante. Por este motivo, estamos realizando un segundo estudio para confirmar los resultados”, añaden.

¿Menos habilidades sociales?

De los 150 menores analizados, un 5% se catalogó como deprimido según el punto de corte establecido, un 2 % presentó ansiedad y un 10% tuvo irritabilidad, “pero no observamos valores más elevados de depresión y ansiedad que las muestras de referencia anteriores a la era de pandemia, lo que nos permite informar de que nuestros niños entre 7-15 años están soportando esta compleja situación sin referir alteraciones significativas del estado emocional”, dice De León. “Tampoco existen diferencias significativas en cuestión de sexo, quizá una leve alteración mayor entre las niños, pero no es algo reseñable. No existe diferencia, de igual modo, entre las edades estudiadas. De esto cabe deducir que, si a corto y medio plazo no se ha detectado nada anómalo, no ocurrirá en un estudio a largo plazo”, asevera el psicólogo sevillano.

Entre los niños estudiados, tan solo De León subraya el caso de una niña de 12 años que “sí que nos llamó la atención por el alto grado de ansiedad y depresión, pero esto no produce una modificación de la estadística y es algo que debe ser tratado de manera individual”, concluye. Para él este estudio es sumamente importante ya que los datos indican que uno de cada cinco jóvenes padece un trastorno psiquiátrico con independencia del factor geográfico. " Polanczyk en un metaanálisis indica una prevalencia del 15%, destacando la ansiedad (6,5%), problemas de conducta (6%), TDHA (3,5%) y depresión (2,5%). Sin embargo, nuestros resultados permiten afirmar, en este sentido, que la población infantil ha soportado de manera exitosa la etapa de confinamiento decretada por el estado de alarma. Aunque, por otro lado, sí se podrían generar otras problemáticas relacionadas con las habilidades sociales, tics por dificultades personales para adaptarse a otras situaciones, problemas de adicción a las tecnologías, etc. Eso sí, los menores felices que sufrieron algún tipo de decaimiento durante ese periodo por falta de escasez en las relaciones amistosas, o de actividades, pudieron recomponerse sin apenas dificultades en el periodo posterior al mismo”, concluye.