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La carrera de los Oscar

larazon

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Si algo caracteriza a Estados Unidos es el imperio de la imagen. Es el american way of life conquistando el mundo. En juego, dinero, talento, interpretación y una gran industria. Una poderosa arma de propaganda para hacer soñar a millones de personas en una constante superación, nada es imposible en América ha dicho el Presidente Obama con motivo de la conquista de El Capitán una tremebunda pared escalada por primera vez sin arneses. Historias épicas contadas con grandes medios y con trasfondo de heroísmo sin cuento. Alardes interpretativos de actores que deben dominar todos los registros de la palabra, del canto y de la danza. Un superhombre americano, un nuevo Ubermensch de Nietsche pero pasado por el tamiz de la religión, el confort y el patriotismo. Por ello y en homenaje a todos estos valores que se traducen en pingües dividendos, se celebran todos los años en el invierno la poderosa carrera de los Oscar organizada por la Academia del Cine y con algún patrocinio de tronío. Premios que reconocen todos los aspectos de esta gran industria, desde la música, al maquillaje, los efectos especiales, la fotografía hasta los actores de reparto y protagonistas culminando en la dirección y en la mejor película. En total 24. La frase de ritual que desgranan cómo los niños de San Ildefonso afamados artistas es «the Oscar goes» y los ganadores se ingenian en imaginativas dedicatorias en que no olvidan a la familia y a los productores. Es la parafernalia de una poderosa máquina propagandista de valores USA en que las personas con discapacidad tienen un gran espacio, los héroes rutilantes del más difícil todavía conquistan sus galardones y siempre hay un espacio para el kolossal las películas de grandes espectáculos con historias triunfales. El triunfo del bien sobre el mal. Zoroastro a escena la victoria de la luz sobre las tinieblas. En el aspecto religioso catolicismo y judaísmo se llevan la palma del martirio y de los éxitos. En amor mucha miel y almíbar y algo de amargor y de agridulce cómo en la cocina china. Este año sobresalen películas como Birdman esa apoteosis del histrionismo del mundo del musical con una dirección prodigiosa del mexicano González Inarritu, como Imitation Game una cuidadísima y brillante producción inglesa con un actor excepcional Benedikt Cumbertbatch, como el disparatado El gran Hotel Budapest y el alarde escénico de Boyhood. Entre las extranjeras destacan Leviathan de Rusia y la jacarandosa «Relatos salvajes» con un Ricardo Darin que se consagra cómo el primer actor hispano. Sera el 22 de febrero cuando se desvelarán los premios en el Teatro Dolby de los Ángeles en una ceremonia conducida por Neil Patrick Harris y con la consabida hoguera de las vanidades de la alfombra roja. Todo ello a la mejor gloria del séptimo arte, el cine, con la magia de las imágenes y su poderosa herramienta propagandista. El modelo americano embruja a millones de futuros inmigrantes fascinados por el paraíso de las oportunidades y la superación de todo tipo de retos.USA exporta al mundo la perfecta mujer de 50 años y el hombre de poderosas espaldas y dientes resplandecientes que se come al mundo como paladín de la justicia de los fuertes. La historia fílmica se hizo tragedia con Goebels y la Riefenstahl, se hizo épica en Octubre y se convierte en flamante tarjeta de visita para los ciudadanos del Siglo XXI. Por: