Historia

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La Inteligencia militar investigó un complot para matar a Franco en Burgos en 1938

Profesores de la UBU han descubierto la existencia de una investigación policial para desarticular un supuesto intento de matar al dictador, según un libro que detalla este hecho

El general Francisco Franco en una imagen de 1938, el año en el que, según un grupo de profesores, se creó un complot en Burgos para matarlo
El general Francisco Franco en una imagen de 1938, el año en el que, según un grupo de profesores, se creó un complot en Burgos para matarlolarazon

Profesores de la UBU han descubierto la existencia de una investigación policial para desarticular un supuesto intento de matar al dictador, según un libro que detalla este hecho.

De un tiempo a esta parte la ucronía, que se fundamenta en el principio de «¿qué hubiera pasado si...?», ha ido ganando adeptos como género literario. Alimento para almas conspiranoicas y nostálgicos de toda condición que, aunque sustentado en argumentos más o menos históricos, da pie a la ciencia ficción cuando no al delirio. Los fans de lo hipotético cuentan desde ayer con más material fungible: una conspiración en plena Guerra Civil para matar a Franco. La base parece sólida y proviene de tres profesores de la Universidad de Burgos, que en el libro «El complot del Cementerio Viejo. Otoño de 1938: Burgos bajo sospecha por el intento de matar a Franco» (Dossoles), desvelan que el Servicio de Información de la Policía Militar investigó en aquella fecha un supuesto complot contra Franco y el ministro del Interior, Ramón Serrano Suñer, en Burgos, capital de los sublevados. Al parecer, un vecino dio el chivatazo y la maquinaria policial comenzó a tejer una tela de araña bajo el nombre de «Informe Benlo». Ahí entra en acción (para darle color cinematográfico al asunto) un espía austríaco de nombre Herman Heide. Entre él, sus infiltrados y trece agentes, rastrearon la pista de 142 personas, 86 de las cuales resultaron «rojos», 40 afines al régimen y 16 sin adscripción alguna. En el plazo de tres meses visitaron casas, hoteles y bares para dar con un enemigo que, según admiten los propios autores de la investigación, «probablemente» no existió. Lo que sí parece contrastado es que hubo investigación. Y exhaustiva. Fruto de la esquizofrenia bélica y de la paranoia propia de los aparatos de Estado. Pero, ya que estamos, imaginemos ese jugoso «¿qué hubiera pasado si...?». ¿Se hubiera desfondado el bando Nacional sin su líder? ¿Habría triunfado el terror rojo en España? ¿Se lograría una sensata República tras el baño de sangre? ¿Reestablecerían los nacionales los derechos dinásticos de Alfonso XIII? Y, ya puestos, en la II Guerra Mundial, ¿hubiéramos participado? ¿En qué bando? Pero, ¿habría habido II Guerra Mundial? Ah, la Historia, qué agradecida es que hasta nos permite soñar que no es inexorable. Incluso fantasear con que Franco no murió en la cama.