National Gallery

Retrato de Gauguin con polémica de fondo

La National Gallery de Londres presenta una exposición de retratos sin eludir sus relaciones sexuales con menores o la supuesta apropiación cultural en su obra

"Cristo en el monte de los olivos", de Gauguin (1889)
"Cristo en el monte de los olivos", de Gauguin (1889)larazon

La National Gallery de Londres presenta una exposición de retratos sin eludir sus relaciones sexuales con menores o la supuesta apropiación cultural en su obra

Su vida, a la luz de la moral del presente, resulta polémica. Repasemos: el matrimonio de Paul Gauguin había fracasado por su obsesión con la pintura. Dejó atrás a su mujer y cinco hijos para buscar culturas salvajes, puras, inexplotadas. Para explotarlas él mismo, dirán algunos. Para encontrar inspiración, otros. En Polinesia halló la inspiración y otras cosas. Tuvo relaciones con dos mujeres con las que "se casó"y tuvo hijos. Una de ellas tenía en torno a los 13 años cuando la conoció. La National Gallery de Londres no eludió estos hechos biográficos del artista en la presentación de la exposición de retratos que acoge desde el lunes y en la que se resumen buena parte de sus obsesiones y contradicciones.

Narcisista hasta el extremo, obsesivo con su creación y, también, genial artista. Así, el debate actual sobre el machismo se cuela explícitamente en la exposición. "En los tiempos de Gauguin, las fantasías misóginas en Europa Occidental sobre las mujeres de Polinesia estaban muy extendidas y, en sus años en las Islas, el artista hizo mucho por encarnarlas. Mantuvo relaciones con chicas jóvenes, "casándose"y teniendo hijos con dos de ellas", explica uno de los carteles de la muestra.

"Aunque allí no era infrecuente que las familias ofrecieran a sus hijas a poderosos extranjeros, Gauguin sin duda se benefició de su posición como privilegiado occidental para aprovechar las libertades sexuales que se le abrían", añade la introducción a una de las salas, que matiza que no existen testimonios o documentos sobre las relaciones que mantuvo allí y por tanto se desconocen los detalles íntimos. Conviene recordar que casi todo lo que se sabe de su peripecia en el Pacífico procede de sus diarios, que contienen multitud de fantasías y mentiras. En ellos relataba que se había casado con una mujer llamada Teha’amana "que debía tener 13 años".

Un choque moral

El director de la National Gallery, con pasado en El Prado, Gabrielle Finaldi, explicó que, "como historiadores, la institución recoge la realidad y la situación histórica del momento y la explica tal y como era". "Plasmamos y explicamos los hechos como son, porque puede que en la sociedad del momento no fueran significativos pero hoy sí. Sabemos que es un debate que está presente en la sociedad y en la calle", añadió. Fruto de ese choque moral afloran las contradicciones del pintor. Por un lado, en su primera llegada a Polinesia, entre 1891 y 1893, se indignó porque las mujeres llevasen vestidos "coloniales", más castos y recatados que sus vestimentas tradicionales, por influencia de las expediciones jesuitas, que llegaron ya en el siglo XVI.

Así, mientras trataba de "liberar"en público, para algunos, su conducta en privado con las mujeres era reprobable. Tras su primer viaje, Gauguin regresó a Francia pero nunca pudo aceptar volver a su vida anterior. En 1901 se estableció en las Islas Marquesas, donde se quedaría hasta el final de su vida. Montó un estudio que llamó "La casa del placer", donde mantuvo relaciones con más mujeres. También quedó incapacitado al enfermar de sífilis. En ese lugar se involucró en la política local y fue una voz contra el colonialismo. "Él, que hablaba francés, precisamente la lengua de la dominación de las Islas", señaló el comisario de la exposición, Christopher Riopelle.

En su día, Gauguin fue a Polinesia buscando la inspiración en un entorno salvaje y puro, como un lienzo en blanco para pintar con ojos nuevos. En el tiempo presente hay quien pueda ver en ello una forma de dominación o de explotación de los símbolos ajenos. ¿Conocía profundamente y participaba de la cultura local o solo la utilizó para su beneficio? En el tiempo del pintor, ni siquiera se trataba de un debate concebible. En cualquier caso, si su objetivo era hacerse rico, sus planes no funcionaron en absoluto.

La búsqueda de Gauguin también lo llevó a Panamá y Martinica mientras otros artistas se fascinaron por Japón y el extremo Oriente. Sin embargo, en el caso del francés, la esfera privada y sexual es la que lo domina todo. "No debía ser una persona muy agradable, la verdad. Un narcisista. Pero sí debía tener mucho carisma", señala Finaldi.

Vida pródiga en hecho fantásticos

Prueba de ello es que mantuvo una relación de amistad con Vincent Van Gogh que desembocó en creativa. "Díez años después de la muerte del holandés, Gauguin seguía teniendo unos celos terribles del éxito póstumo de su amigo", señaló Riopelle. La vida de Gauguin, en todo caso, fue pródiga en hechos fantásticos. Fue hijo de un periodista antimonarquico que huye de Francia con su familia en barco. Cuando están rodeando Tierra de Fuego, en el extremo sur de América, el padre del pintor fallece. Gauguin, siendo muy pequeño, se instala con su madre en Lima (Perú) y aprende el español, que será su lengua favorita por encima del francés hasta su adolescencia.

En Perú desarrollará un gusto por lo indígena y albergará siempre los recuerdos de su infancia como un paraíso perdido. "Será algo que le acompañe siempre, incluso cuando vive épocas de prosperidad en París", señaló el comisario. El arte precolombino que gustaba a su madre y las tradiciones indígenas que admiraba podrían quitar alguna simplificación al debate de la apropiación cultural o su relación con la Polinesia. Gauguin regresó a París y consiguió convertirse en agente de Bolsa. Era un hombre próspero con un buen trabajo que no olvidaba sus impulsos artísticos.

Un "pintor de domingo"que frecuentaba los mismos cafés de París que el grupo de pintores impresionistas, como Pisarro. "Un pintor aficionado que tiene los mejores maestros posibles en el mundo", señaló el comisario. Una crisis de los mercados en 1882 acabó con su trabajo y Gauguin decidió consagrar su vida al arte. Su determinación acarreó el final de su matrimonio con Mette Sophie Gad, de mentalidad más germánica. La exposición de la National Gallery le muestra como un revolucionario del retrato.