Premios de la Cultura de LA RAZÓN
Leiva: Sísifo bajo los focos
El rockero obtiene un reconocimiento de este diario por su último trabajo, "Gigante"
Hay un ojo que todo lo ve y una voz a medio gas que, milagrosamente, logra salvar los muebles. A veces duele tanto que pareciera que al sistema nervioso lo aguijonearan mil avispas. Y oyes a ese coro de demonios intrigar ahí dentro, en tu cabeza, y te cubres el rostro con la almohada y rezas, como solo pueden hacerlo los ateos, para que el sueño llegue cuanto antes.
Pero no nos vamos a quejar, Lei, no jodas. En el haber están los momentos únicos, mágicos, en los que esos versos, que tantísima guerra te han dado, se acoplan a la melodía como si nunca hubiesen sido cuerpos distintos. Y es entonces cuando la Canción, con obligada mayúscula, pasa todos los controles de calidad y se te antoja la pieza más hermosa del mundo. Y luego están los escenarios, que pueden ser como la cama de un faquir o todo lo contrario: igual que el agua de un mar a la temperatura justa como para quedarse ahí dentro hasta que el sol y la luna se aburran de ti. Y cuando eso ocurre, cuando ese suelo te ama fieramente, los focos que te alumbran le dan un silbido a todas las luces de la Gran Vía y estas se crecen y refulgen como jamás antes, y así es imposible no sentirse un gigante, Lei, bien lo sabes.
Un famoso poeta uruguayo escribió: «Cómo los premios cosecharon premios», y puede que, a pesar de no haberos llegado a conocer, estuviese hablando también de ti. Tú alegas en tu defensa que no tienes la menor idea de cómo ha ocurrido todo esto, qué resortes has tocado en la gente para que te respondan con un calor tan desmedido, pero eso ahora no importa. Lo único que cuenta es dónde estás y hacia qué lugar te diriges. Y a pesar de que el dolor te visite sin cita previa, a traición siempre, y te haga verte a ti mismo desde fuera, con la mirada fija en el sombrero que sostienes entre las manos mientras entras en tus botines y tragas saliva y suspiras, el premio mayor es el de toda esa gente, cada vez más numerosa, que espera la llegada de Leiva con una mezcla de alegría y emoción primera. Sí, aunque Miguel sienta que el mundo tiembla bajo sus suelas y tema que ese meteorito que nació con él esté ya demasiado cerca de su cabeza. Enhorabuena por este galardón, Leiva. Cuánta razón tiene LA RAZÓN.