Marta Robles

Leticia Dolera: «Me parece muy importante que ellos se unan a nosotras»

Es autora de «Morder la manzana» (Planeta), el libro que le hubiera gustado leer cuando tenía 18 años y en el que pone su grano de arena en favor de la igualdad

Leticia Dolera
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Es autora de «Morder la manzana» (Planeta), el libro que le hubiera gustado leer cuando tenía 18 años y en el que pone su grano de arena en favor de la igualdad.

Leticia mira en verde, con unos ojos grandes y asombrados que dejan huella en cualquiera que los enfrente. Es la mirada de una mujer comprometida y con carácter, capaz de revolucionar y revolucionarse invitando al mundo a «Morder la manzana» (Planeta), en un libro que, según asegura esta reputada actriz y ya celebrada directora tras su primer largometraje, es «el libro que me hubiera gustado leer cuando tenía 18 años». El mismo que tardó menos de 48 horas en agotar sus dos primeras ediciones y que recoge las referencias feministas que a Dolera le han hecho despertar, junto a experiencias vividas que regala a los lectores.

Esta mujer, la primera en apuntar que también en el cine español han existido acosos, se ha convertido en una de las más señaladas abanderadas del feminismo en su sector. Y no ha sido de la noche a la mañana. «Empecé a ser más consciente del trato distinto hacia hombres y mujeres al empezar a buscar financiación para mi primera película. Cuando entra en juego el capital y la inversión económica es cuando más se duda de las mujeres y donde la cultura patriarcal y machista está más presente. En las reuniones a las que iba con mis productores me hacían preguntas que seguramente no me habrían hecho si fuera director como “pero ¿has escrito tú sola el guión?” o “¿cuántos años tienes?”, o les preguntaban a ellos en lugar de a mí. Eso unido a que rápidamente catalogaron mi película como “de mujeres” me hizo empezar a darle vueltas al asunto», rememora Dolera.

Lo curioso es que lo hizo, como tantas mujeres antes de profundizar en el tema, casi dando por hecho que ese trato distinto podría tener que ver con ella misma o con sus carencias. «Si no tienes conciencia feminista o no has leído sobre teorías feministas o sobre micromachismos puedes pensar que cuando te cortan en una reunión o no te preguntan a tí se debe a que no te expresas bien o a que el hombre sabe más que tú..., incluso puedes pensar que el acoso en una discoteca forma parte de las relaciones naturales entre hombres y mujeres».

Un acoso silenciado

Acoso que tantas veces no se denuncia. Tampoco Leticia lo hizo cuando lo sufrió. «Tal vez porque no hice una lectura política. O sea, pensé que me había encontrado con un señor que era un guarro y un acosador y que casualmente quienes estaban con él, que eran personas adultas y mayores que yo, también eran unos guarros y unos maleducados que permitían el acoso. No entendí que esto nos pasa a todas y si nos pasa a todas no es porque todos los hombres sean unos locos acosadores, sino porque vivimos en un sistema patriarcal donde todos somos educados desde pequeños para ver el mundo como lo vemos y para tener unas relaciones entre hombres y mujeres desiguales e insanas, que giran, en muchos casos, en torno a la dominación a través de la sexualidad».

Hablamos del asunto del lenguaje. Leticia es de las partidarias de no utilizar los genéricos masculinos. Discutimos un poco y al rato salen, cómo no, los portavoces y portavozas de Irene Montero. «A mí usar el femenino plural me parece importante. Hoy, al ir a firmar un contrato he visto que ponía “el invitado” y lo he tachado y he puesto “la invitada”. Me parece importante que nos acostumbremos a visibilizarnos; lo de portavoz y portavoza no sé si fue un error o un gesto simbólico, pero lo que me llamó la atención fue el alud de gente que se sintió en la necesidad de corregirla. De repente todos eran expertos en lengua y todo el mundo tenía necesidad de hablar de eso. Y a lo mejor sale una noticia de un caso de discriminación o de pobreza y no ves esa reacción tan visceral».

Le digo que también hubo una reacción visceral contra Arturo Valls en la gala de los Goya, solo por opinar que no lo consideraba un foro para reivindicar. «No sé lo que le dijeron a Arturo Valls, pero, en cualquier caso, me sabe mal... pero sí sé los “haters” que puedo tener yo u otras compañeras actrices o periodistas cuando hablamos de feminismo y nos amenazan con violaciones o nos llaman putas y cosas así... No es comparable. Pero no quiero opinar de eso porque no me gustaría que esto quedara en una anécdota mediática que da clics».

Exitosa huelga

¿Y si hablamos del polémico artículo de Javier Marías? «Creo que comparar acoso sexual con prostitución es mucho más fuerte; de todos modos, no me gusta simplificar y que el relato se convierta en el de una mujer enfrentándose a un hombre porque desde el feminismo se lucha por la igualdad y la justicia social y queremos cambiar la percepción que tenemos del mundo tanto los hombres como las mujeres. Me parece muy importante que ellos se unan a nosotras».

Ese es uno de los motivos por los que Leticia Dolera ha escrito «Morder la manzana». «Después de haber leído muchos libros de mujeres feministas y filósofas a las que admiro me parecía muy importante poner mi grano de arena, utilizando el altavoz mediático que tengo por mi profesión para explicar un movimiento tan necesario y tan urgente como es el feminismo, reforzado por la exitosa huelga del 8 de marzo, que ha sido fundamental para visibilizar que toda la sociedad española está harta de desigualdad».