Levantan una colosal estatua de Atlas que estuvo enterrada cientos de años en Sicilia
Tras varios años de restauración, se han colocado los restos del telomón en el Valle de los Templos de Agrigento, de forma que el gran público pueda apreciar su posición original
Madrid Creada:
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En el corazón de Sicilia, en Agrigento, se extiende un conjunto arqueológico inigualable. El Valle de los Templos se extiende por una serie de montañas que rodean dicha ciudad, y se erige majestuoso gracias a sus bien conservados restos arqueológicos. Los templos mejor conservados son los atribuidos a las diosas Hera y Concordia, así como destaca el de Zeus Olímpico, que apenas continúa de pie debido a varios terremotos y a haber sido saqueadas sus piedras. De este último destaca la presencia de los telamones, estatuas colosales con aspecto humano de las que aún hoy se conservan algunas. Tenían alrededor de 8 metros de alto, eran alrededor de 38 en total, y estaban destinadas a soportar el peso de la cubierta. Ahora, una de ellas, que permaneció durante cientos de años enterrada, se ha recuperado, restaurado, y expuesto al público del conjunto siciliano.
Una colosal estatua de Atlas que permaneció en el subsuelo entre ruinas ha sido reconstruida para ocupar el lugar que le corresponde entre los templos griegos de Agrigento. Es el resultado de un proyecto de investigación y restauración de 20 años. Data del siglo V a.C., y pertenece al conjunto de telamones del considerado como templo dórico más grande jamás construido, a pesar de que nunca se llegó a completar, según aseguran los expertos. Francesco Paolo Scarpinato, asesor del patrimonio cultural de Agrigento, asegura que este Atlas "se convertirá en uno de los puntos destacados del Valle de los Templos. Finalmente podremos presentar esta obra imponente a la comunidad internacional", celebra.
Las estatuas del Templo de Zeus fueron halladas en 1812 por Charles R. Cockerell, un joven arquitecto británico que visitaba Agrigento para estudiar su historia. Fue una de las primeras personas en percatarse de que un enorme trozo de piedra que se situaba a las puertas del templo no podía ser casualidad, ni tampoco tenía nada que ver con el frontón del santuario. Se trataba de la cabeza de una estatua de Atlas, titán o dios que, según la mitología, se vio obligado a llevar el cielo sobre sus hombros después de ser derrotado por Zeus. Estos telamones, descubrieron, estaban ubicados en la parte exterior del templo, destinados a sostener todo el entablamento del santuario, aunque finalmente no se llegó a completar este proyecto del todo ante la conquista del territorio por parte de los cartagineses.
Fue en 1920 cuando Pirro Marconi, también arqueólogo, desenterró varios restos que le permitieron terminar de reconstruir el primer Atlas, que se conserva en el interior del Museo Arqueológico de Agrigento. En 2004, la organización del Valle de los Templos lanzó una gran campaña de investigación, y gracias a este estudio se ha realizado una minuciosa catalogación de los fragmentos pertenecientes a al menos ocho Atlas diferentes, así como se decidió exponer en conjunto a uno de ellos ahora para la apreciación del gran público. "La idea era reposicionar a uno de estos Atlas frente al templo para que sirviera de guardián de la estructura dedicada al padre de los dioses", resume Roberto Sciarratta, director del parque arqueológico.