La vida misma
En una entrada del 11 de noviembre de 2008, Salvador Pániker apunta una cita de Baltasar Porcel sobre uno de sus libros, que dice lo siguiente: «Sin Pániker vivimos menos y entendemos peor, es alegremente sabio y abierto». Una frase que, además de un elogio, constituye el fino retrato de uno de los pensadores contemporáneos más importantes e inclasificables de este país y que, pocos días antes de que este «Adiós a casi todo», el quinto volumen de sus dietarios, llegara a las librerías, murió en Barcelona.
Precedido por los dietarios «Cuaderno amarillo», «Variaciones 95», «Diario de otoño» y «Diario del anciano averiado», «Adiós a casi todo» comprende los últimos seis años de vida del autor de «Segunda memoria», un tiempo que va desde 2004 hasta 2010 y en el que Pániker, a la vez que ofrece detalles de su vida cotidiana en la vejez y su relación con el sufrimiento y la muerte inevitable, revisa conceptos de su pensamiento filosófico y reflexiona, también, sobre la coyuntura política y social de aquella época como la crisis económica, la muerte de Juan Pablo II, la visita de Benedicto XVI a Valencia o la nieve que cayó sobre Barcelona el 8 de marzo de 2010.
Claros, diáfanos y, al mismo tiempo, extremadamente profundos, estos diarios, más allá de las anotaciones puntuales sobre hechos en apariencia sin importancia, esconden una sabiduría que nada tiene que ver con el pensamiento abstracto y racional, sino que son producto de una experiencia de vida ligada al fluir de la existencia. Una existencia que trasciende las palabras que la nombran y que, por momentos, parece inefable, pues, como señala Pániker, «nos pasamos la vida sin entender gran cosa de lo que sucede y apenas nada de lo que nos sucede».