Literatura

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Versos a la aventura

Versos a la aventura
Versos a la aventuralarazon

En tiempos más bien átonos y previsibles para la poesía, con pléyades de autores ocupados en cómo adaptarla al ordenador (cuando el problema es, en todo caso, inverso: cómo nombrar la era digital desde la poesía), resulta gratificante encontrar un poemario tan original y sin estridencia alguna –a causa, tal vez, de sus secretos hilos intertextuales y del perfecto dominio de la alegoría– como este «Meridional asombro». No es la primera vez que Mateo Rello (Badalona, 1968), reconoce como influjos poéticos a Joseph Conrad, R. L. Stevenson y otros clásicos de las narraciones de aventura. Aun cultivado por los anglosajones, Rello inventa un género prácticamente inédito en la tradición hispana: la poesía de aventuras. La anécdota, por lo demás, es real y muy pertinente al velado tema del poemario: la expedición que hace un siglo, en 1914, emprendiera sir Ernest Shakleton a bordo del «Endurance» a las gélidas aguas de la Antártida, y que, pese a sufrir un largo y durísimo naufragio, logró sobrevivir con su tripulación al completo. El poemario se organiza como el cuaderno de bitácora de esa terrible singladura, a través de la infinita estepa de hielo, émula de la muerte y el sinsentido. Como bien define Jordi Gol en el conciso y elocuente prólogo, se trata de «la crónica lírica de una derrota épica», lo que incluye, como tema central, una alegoría del desamor. Cada voz de los desdichados miembros de la tripulación, que añoran la tierra firme dejada atrás, es un fragmento del sujeto abandonado, escindido y hecho polvo en la típica conjunción de paranoia y páramo del desamor.