Cambio climático: la politización nos está quemando
El autor sueco Jens Liljestrand publica «Mientras todo arde» (Destino), novela donde escribe sobre la reacción humana ante el calentamiento global
Madrid Creada:
Última actualización:
No podemos negar lo obvio. Los campos se están secando, los embalses se están vaciando, los incendios están a punto de arrasar de nuevo, y España está «cada vez más cerca de tener el clima del norte de África, si es que no lo tiene ya, y eso da miedo», lamenta el escritor y periodista sueco Jens Liljestrand. El negacionismo, en cualquiera de sus formas es, afirma, «un problema que proviene de un debate político muy polarizado. Hay cosas que tendrían que estar más allá de la política, como las enfermedades o las curas, eso es ciencia. Pero lamentablemente el cambio climático se ha convertido en un arma política». Aunque expertos vengan advirtiendo de estos riesgos desde hace años, «la derecha está intentando conseguir rédito, diciendo que no hay ninguna catástrofe, o que no va a ser tan mala, o que se retrasará. Por otro lado, la izquierda dice que solo podemos resolver el cambio climático deshaciéndonos del sistema capitalista, y eso tampoco es cierto. Todo debería girar en torno a sentarnos juntos y a buscar soluciones prácticas», opina el escritor. Es por ello que la literatura es necesaria. No porque vaya a resolver unos problemas de tal magnitud, sino porque «tiene el papel de hacer que la gente pueda entender a un nivel más profundo la realidad de la situación». Y él, en este sentido, ha puesto sus palabras, sus imágenes narrativas, en «Mientras todo arde» (Destino), libro que publicó en 2021 y que ahora aterriza en nuestro país.
La literatura, para Liljestrand, "ayuda a la gente a entender el mundo, a sí mismos y a sus propias reacciones". Si bien afirma que no conoce el caso de España, sí sabe que "en Suecia hoy la depresión climática es un diagnóstico. Es decir, un médico te puede decir que tienes ansiedad por el cambio climático". Una realidad sobre la que se ha informado, pues "para este libro he tenido charlas con psicoterapeutas, y lo que dicen es que lo único que ayuda es aprender a involucrarte, hablar de ello, contarnos historias, hablar sobre cómo serían nuestras vidas, cómo podríamos sobrevivir", explica el escritor. De esta forma, en la novela, y a través de cuatro personajes, retrata el comportamiento humano durante un verano en la campiña sueca, donde la crisis climática se intensifica y arden los bosques. El pánico y la conmoción conforman la primera parte, negación y egocentrismo la segunda, dolor y odio la tercera, resistencia la cuarta. «La pandemia ha tenido un papel muy importante en la novela», apunta Liljestrand. Se refiere a esa capacidad de adaptación que venimos demostrando desde 2020, «algo bueno, porque significa que podemos seguir, pero también que debemos trabajar para resolver nuestros problemas. También está ocurriendo en Kiev, donde la gente sigue entrando en los McDonald’s para comer hamburguesas mientras caen bombas. Es bonito y da miedo a la vez», ejemplifica el autor, quien opina que «las nuevas normalidades dan más temor que la devastación. Porque, ¿qué ocurre cuando esas catástrofes irrumpen de lleno en nuestras vidas?».
Siendo de Suecia, dice Liljestrand que es imposible "hablar de este tema sin mencionar a Greta Thunberg". Entre otras cosas, esta figura ha supuesto un símbolo de la división entre generaciones que existe frente al cambio climático, y que también aborda en la novela. Dos de sus protagonistas, André y Vilja, son jóvenes, y en cierto modo, uno más que el otro, sienten rabia por sus padres. ¿Es una metáfora del enfado que deberíamos sentir los jóvenes hacia los adultos, por no enfrentar el cambio climático mucho antes? "Como padre es difícil lidiar con el cambio climático. Estás acostumbrado a decirle a tus hijos que todo va a salir bien. A nivel existencial, es duro, es difícil, porque sí que pasarán cosas en un futuro cercano", continúa el autor, "¿vamos a dejar a nuestros hijos un problema que no podemos resolver? Greta Thunberg no vuelve a la escuela, dice que no puede ante tal catástrofe. Hay una división generacional muy fuerte en lo que se refiere a cómo abordamos el cambio climático".
Aunque la del calentamiento global sí es una situación urgente, al menos no es íntegramente de color negro. Se están produciendo avances. «Quiero dejar claro antes de profundizar que no soy científico, sino escritor. Pero sí veo que, por suerte, en la Unión Europea se están tomando soluciones prácticas. Se están uniendo conservadores, liberales, socialistas y socialdemócratas», explica Liljestrand. Y vuelve a la guerra de Ucrania para «poner un ejemplo horrendo, pero que tiene sentido. Putin tiene a toda Europa como rehén, utilizando el gas como chantaje, sobre todo en lo que se refiere a Alemania. Vemos cómo el resto de Europa se está alejando rápidamente de los combustibles fósiles. De forma irónica, y dentro de esta realidad horrible, es algo muy positivo que en el espectro político comience a entender que nuestra dependencia a los combustibles fósiles no nos hace seguros».
Asimismo, el escritor, que se ha documentado ampliamente para escribir la novela, celebra que «la energía solar se está desarrollando muy rápido. Los gobiernos están adoptando medidas vitales, y el debate está cambiando. Todo me parece bien, siempre que hablemos de soluciones. Las ciudades grandes son cada vez más verdes, y hay más bosques. Pero el cambio climático en sí mismo no se ha resuelto, se está acelerando. El futuro es ya, y hay que actuar», advierte.