Use Lahoz: «Quienes realmente nos cambian la vida son los profesores»
Publica «Verso suelto», novela en la que aborda la sexualidad, la libertad y las diferencias entre clases sociales
Madrid Creada:
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¿Se puede ser hoy un verso suelto? Eso conllevaría levantar la mirada, dejarse llevar, no atender a modas ni pantallas. A esas personas que se sienten libres, que dejan su destino en manos de la incertidumbre, está dedicada la nueva novela de Use Lahoz. «Verso suelto» (Destino) narra la historia de Sandra Martos, quien descubre su inclinación sexual y asiste a la separación de unos padres económicamente necesitados. Dos circunstancias que la hacen entrar en conflicto con sus orígenes, así como buscar respuestas en la cultura, máxima expresión de libertad de pensamiento y movimiento.
Desde la primera página deja patentes las diferentes clases sociales.
Curiosamente, los temas de la novela acabo sabiéndolos o reconociéndolos al final. Es la inercia de los personajes la que va determinando ciertos aspectos. Cuando la empecé no era consciente de que el tema del dinero atravesaría toda la historia y tendría tanta presencia. Estoy más pendiente de la aventura que de la escena.
¿Es un «escritor brújula»?
Poseo un mapa, pero sin brújula. Yo sé dónde quiero llegar, pero a lo largo de la novela entro en un bosque donde hay tentaciones, peligros, sorpresas, ilusiones, sombras, luz... Y ahí entro dispuesto a aprender de mis personajes dotándoles de libertad de movimiento y pensamiento. Intento humanizarlos al máximo, y por eso se equivocan, tropiezan y sufren.
¿Qué papel juega el dinero en la historia?
Hay personajes que han venido al mundo a vivir y otros, a sobrevivir. Sandra, que es la gran protagonista, tiene la suerte de que por medio de su amiga Isa y de otro amigo, Xavi, accede a la cultura, al cine, a las novelas, y todo eso es un chaleco salvavidas para ella. Es una protagonista sin querer, porque durante toda la novela está avergonzada y se ve incapaz de tener ambición.
¿Son necesarios los protagonistas humildes?
Cuesta mucho separar lo que somos de lo que hacemos. Mis novelas las doto de verdad, y normalmente hay personajes de muy distintos estratos sociales. Me gusta que se enfrenten. No es una obra de buenos y malos, ni de ricos ni pobres, pero sí que flota el estatus. Muchas veces se da el caso de que quien más adora el sistema es el que menos tiene, y quien más tiene, el único que puede vivir al margen.
«Quien más adora el sistema es el que menos tiene»Use Lahoz
¿Qué hay de bueno y qué de malo en ser un verso suelto?
Lo positivo es el poder dejarse llevar en la vida, sentirse libre y vivir en aquello de lo que hablaba Ramón Ribeyro, para quien adaptarse significaba estar perdido, porque llega la costumbre. La vida de un verso suelto tiene muchos inicios, porque debe reinventarse constantemente, y esa es la gracia. Como suelen decir los psicoanalistas, en esta vida quien es más feliz es quien más capacidad tiene de asumir y de convivir con la incertidumbre.
¿Cuál es la mayor libertad que se ha tomado como escritor en este libro?
La de crear un personaje que vive su sexualidad de una manera muy libre. Sandra es hija de su tiempo, y puede emanciparse y liberarse sexualmente. La novela son cuatro momentos, la adolescencia, la primera juventud, la segunda juventud y la madurez. En cada uno, Sandra tiene la necesidad de buscar el placer de una forma determinada. Jugamos de pequeños haciendo puzles y llega un momento en que eso ya no es suficiente. Descubrimos que el placer está en el conocimiento, en el viaje... Este libro es un mapa en busca de ello.
¿Plantea la liberación sexual de Sandra de forma positiva o como un conflicto?
Yo no hago manifiestos ni creo símbolos, sino personajes que sienten. Existen quienes son partidarios del «pienso, luego existo», y otros, como por ejemplo Sandra, que lo son del «siento, luego soy».
Una figura clave en la vida de Sandra es Isa, su monitora. ¿Es importante la educación?
Es importante. Los libros, las películas, las obras de teatro y el arte nos ayudan mucho, nos hacen ver el mundo con otros ojos. Pero quienes realmente nos cambia la vida son las personas y, en especial, los profesores.