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Lope de Vega, el Siglo de Oro soy yo

La Biblioteca Nacional se detiene en el autor de «Fuenteovejuna» y en un teatro clasico en el que resaltó una firma por encima de todas, la suya, capaz de marcar la historia de la escena española hasta hoy.
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La Biblioteca Nacional se detiene en el autor de «Fuenteovejuna» y en un teatro clasico en el que resaltó una firma por encima de todas, la suya, capaz de marcar la historia de la escena española hasta hoy.
Habla Ana Santos Aramburo del Siglo de Oro como «el gran fenómeno cultural que sigue llenando los teatros». Y no le falta razón a la directora de la Biblioteca Nacional (BNE). Basta con mirar hacia la madrileña calle del Príncipe para comprobar la buena salud de una Compañía Nacional (CNTC) que representa como ninguno la cotidianidad de ese arte del XVI y alrededores. Hoy, mañana, pasado... hasta el 9 de febrero podrán ver «El castigo sin venganza», de Lope, si tienen suerte de encontrar asiento libre: «Aun no acierto a encarecer/ el haberos conocido;/ poco es lo que había oído/ para lo que vengo a ver», recita Casandra cada noche desde el escenario de la Comedia. Pero luego vendrán otros –«La dama boba», también de Lope, «Entre bobos anda el juego», de Rojas Zorrilla, «El desdén con el desdén», de Moreto...– y provocarán el mismo efecto, colgarán el cartel de «agotado». Culpa, en buena parte, de las sucesivas direcciones de la Compañía, aunque, por encima de todo, el mérito ya estaba en el bruto, en los textos que legó ese Siglo de Oro.
Dramas y comedias que tienen eso mismo que tanto se enaltece de Eurípides, Esquilo, Homero..., la vigencia que los convierte en «clásicos». Solo así se puede justificar «uno de los capítulos más destacados del pasado de la dramaturgia universal», defiende «Lope y el teatro del Siglo de Oro». Ya lo recogía Francisco Ruiz Ramón en su «Historia del teatro español» (2011): «El teatro se convierte en un verdadero cosmos, en una “Summa temática” de la literatura universal y de la vida española (...) Es esa capacidad genial de hacer drama, acción teatral, lo que era novela, cuento, historia, poema, pensamiento, ideología, consejo, anécdota o vida lo que constituye la gran hazaña del teatro español (...) Más importante que su influencia en los otros teatros europeos, incluso, que la creación de mitos como el de Don Juan o el de Segismundo».
Desde hoy, la BNE presenta en la Sala Recoletos una exposición que «tiene como objetivos principales mostrar las claves de ese teatro en su época y su constitución en un patrimonio cultural de primer orden; su actualidad en los escenarios y los estudios; y el papel de las nuevas tecnologías para su difusión, investigación e incluso su puesta en escena», explican los dos comisarios de la muestra, Germán Vega García-Luengos –Universidad de Valladolid y programador del Festival de Olmedo– y Ramón Valdés Gázquez –Universidad Autónoma de Barcelona–.
El genio de las palabras
Un camino que, ambientado en el Corral de la Montería de Sevilla, se detiene de primeras en los antecedentes literarios e infraestructuras que posibilitaron el nacimiento y desarrollo del fenómeno de la comedia nueva, éxito que «levantó las protestas entre los moralistas y quienes consideraban que el pueblo se abandonaba al ocio improductivo para ir al teatro». Aunque rápido toma puestos el genio de las palabras: Lope. Ineludible su caldeada relación con Cervantes: «Y entró luego el monstruo de la naturaleza, el gran Lope de Vega, y alzose con la monarquía cómica, avasalló y puso debajo de su jurisdicción a todos los farsantes, llenó el mundo de comedias propias, felices y bien razonadas, y tantas que pasan de diez mil pliegos los que tiene escritos, y todas (que es una de las mayores cosas que puede decirse) las ha visto representar», firmaba el manco en «Ocho comedias y ocho entremeses». «La cita de un envidioso», para Vega. Al del «Quijote» «le hubiera gustado ser Lope, un hombre rico cuyas obras se vendían muy caras; mientras que Cervantes era un fracasado».
Entre más citas y la amplia producción teatral del autor, la BNE también ofrece la colección íntegra de manuscritos autógrafos que atesora: «Única en el mundo; no ya por la concentración de manuscritos de Lope, sino por su singularidad en el teatro de la época: no se conservan autógrafos de Shakespeare ni de Molière», apunta Vega. Porque fue una estrella, como atestigua la colección de comedias impresas de la muestra sobre el éxito editorial que fue –y sigue siendo–. Lo dejó escrito el propio Lope («Doze comedias de Lope de Vega, sacadas de sus originales por él mismo... Novena parte»): «Viendo imprimir cada día mis comedias de suerte que era imposible llamarlas mías y que en los pleitos de esta defensa siempre me condenaban los que tenían más solicitud y dicha para seguirlos, me he resuelto a imprimirlas por mis originales, que aunque es verdad que no las escribí con este ánimo ni para que los oídos del teatro se trasladaran a la censura de los aposentos, ya lo tengo por mejor que ver la crueldad con que despedazan mi opinión algunos intereses».
Supo encontrar lo que el público quería. «Escribo al vulgo como él quiere», decía. «Pero, además, supo detectar los temas que le preocupaban a la sociedad. Nadie pensó que las cuestiones de honra pudieran interesar a un labriego, pero él lo vio y lo reflejó en “Fuenteovejuna”», cuenta Valdés. Es el Lope que va de principio a fin, hasta ese «El castigo sin venganza» que todavía hoy permanece vivo en la Comedia y en el que el dramaturgo se defendía de esos «pájaros nuevos», definía, que amenazaban su posición de privilegio. Aunque no hacían otra cosa que mantener su esencia. Lo mismo que siglos después harían la «Xirgu», María Guerrero, Lorca... Todos.
Un estilo inconfundible
Otro de los aspectos en los que «Lope y el teatro del Siglo de Oro» pone el acento es en la repercusión de nuestros clásicos en el hoy a través de la tecnología digital. En concreto apunta a la estilometría, la aplicación de la estadística infoasistida a la lengua que caracteriza el estilo de los escritores permite detectar frecuencias léxicas o de combinaciones de palabras y giros estilísticos, y ayuda en el estudio de obras de firma dudosa, para confirmar o descartar una determinada autoría. El comisario Germán Vega se rinde ante las posibilidades que ello le abre: «El uso de la tecnología en estudios de estilometría ofrece resultados realmente sorprendentes. Se nos ocurrió pasar la obra hallada por Alejandro García Reidy en 2014, “Mujeres y criados“, por el programa Stylo R, al lado de otras sesenta comedias de diferentes autores –cotninua–. Nosotros proporcionamos solo los textos sin los nombres de los autores, y el programa nos devuelve las obras agrupadas por autores, porque “reconoce” su estilo. Pues bien, “Mujeres y criados“ cae de lleno dentro de la producción de Lope; y no solo eso: el programa la sitúa, por afinidad estilística, al lado de “El perro del hortelano“, que según estableció García Reidy pertenecía a la misma etapa de composición», cierra Vega.