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Manuel Ríos: "Existe una cultura naif que considera que el hombre es bueno"

El escritor publica "La huella del mal", un thriller policiaco ubicado en Atapuerca que indaga sobre la violencia y el lado oscuro del hombre

Manuel Ríos San Martín presenta "La huella del mal", un thriller ubicado en Atapuerca
Manuel Ríos San Martín presenta "La huella del mal", un thriller ubicado en Atapuercalarazon

El escritor publica "La huella del mal", un thriller policiaco ubicado en Atapuerca que indaga sobre la violencia y el lado oscuro del hombre

Todo conocimiento es una indagación del ser humano. Manuel Ríos San Martín ha improvisado un thriller policial para rastrear cuestiones primordiales de los hombres; preguntas con raíces muy atávicas y que todavía resuenan en nuestra conciencia: ¿qué nos hace humanos? ¿La maldad? ¿La empatía? ¿El miedo? ¿La violencia? ¿La muerte? El novelista está en el yacimiento de Atapuerca, uno de los santuarios de la arqueología y la prehistoria, el lugar donde cambiaron algunas ramas del árbol evolutivo, se han roto algunos tópicos muy arraigados y que se venían heredando del pasado y el emplazamiento que ha escogido para ubicar la trama de "La huella del mal"(Planeta). Una novela que arranca con el descubrimiento casual, por parte de un grupo de niños, del cadáver de una mujer en una cueva repleta de reproducciones humanas que calcan los enterramientos que solían hacer los primeros homínidos. Un cuerpo, colocado en posición fetal, desnudo, con objetos rituales a su alrededor y pigmento rojo impregnando su piel, que atraerá de inmediato la atención de la inspectora Silvia Guzmán, que enseguida descubrirá que se trata de Eva Santos, de 22 años, una muchacha obsesionada con los primeros homínidos y que ha participado en actividades para imitar su forma de vida. A partir de aquí comenzará una narración que conducirá al lector a lo más profundo de la conducta humana.

El escritor, a pies de la Gran Dolina, donde aparecieron los restos óseos de un conjunto de niños y niñas de menos de 14 años con las muescas que suele dejar el sílex, unas huellas, en forma de "V"que remite a primitivos actos de canibalismo, comenta que los hombres "Hemos demostrado que poseemos una gran capacidad para cuidar a nuestros seres queridos desde la antigüedad". Y pone como ejemplo el fósil humano que también surgió en esta parte de la excavación conocida como “Benjamina”, de la especie Homo Heidelbergensis, una niña que nació con discapacidades y que fue alimentada y cuidada por su grupo hasta que falleció a los nueve años. Pero enseguida matiza: “También conservamos cráneos con dos golpes producido por el mismo arma, lo que nos indica que es un asesinato y no un accidente. Esto nos indica que existía una voluntad de asesinar. En mi libro trato de averiguar en qué instante se pasó de la violencia por la supervivencia a la crueldad y la maldad. Y hasta qué punto esto nos hace humanos”.

El autor reconoce que hoy en día prevalece “una cultura muy naif que considera que el hombre es bueno y todo lo que hay en la naturaleza vive en armonía. La naturaleza es violenta, aunque después hayamos desarrollado civilizaciones que hayan acentuado los aspectos más cooperativos y tengamos rasgos de humanidad. Tenemos algo de ese amor, que también está presente en los chimpancés y otros simios, de respetar a los muertos, de convocar al clan alrededor de los que se han marchado. Pero la violencia también nos ha ayudado en la evolución. Nos ha traído hasta aquí. Ha sido parte de la evolución”. Manuel Ríos San Martín explica por qué: “El clan más fuerte es el que sobrevivía y, por tanto, les ha sido útil. Existen, por supuesto, diferentes grupos. Unos eran más cooperativos y otros más violentos. Es cierto que la cooperación es más importante y es lo que intentamos desarrollar en la cultura, pero portamos una violencia interna, la que intentamos aplacar con educación”.

El autor, que ha perfilado a una inspectora fuerte, “porque para trabajar en la policía tiene que serlo”, reconoce que su trabajo como guionista le ha ayudado a perfilar y estructurar la historia para que avance y que los diálogos sean ágiles y realistas. Pero lo que más le ha interesado son esos comportamientos que ahora nos resulta tan terribles de juzgar, como el canibalismo: “Existen restos de neandertales canabalizados. Existe algo que nos sobrecoge en este tema. ¿Por qué practicamos el canibalismo? Aquí mismo (Atapuerca) hemos encontrado una serie de niños que fueron devorados por otras personas. La pregunta es por qué lo hacíamos. Sabemos que los monos hacen guerras entre ellos y hacen exactamente igual: se comen a las crías del grupo que ha sido derrotado”. En esta novela, donde aparece el miedo ancestral a los bosques o el origen de la religión. “La religión -explica- está muy cerca del miedo que tenemos a la muerte. Puede que esté vinculada a cuando aparecen las pinturas rupestres. Son impulsos muy profundos que están en el fondo de todos nosotros”.