Crítica de clásica

«Don Gil de Alcalá»: A favor de los bribones

La obra de Manuel Penella vuelve al Teatro de la Zarzuela con un equipo coherente y una producción que lleva la firma de la casa

«Don Gil de Alcalá», en el Teatro de la Zarzuela
«Don Gil de Alcalá», en el Teatro de la ZarzuelaJavier del Real
Obra: «Don Gil de Alcalá», de Penella. Dirección musical: Lucas Macías. Dirección artística: Emilio Sagi. Intérpretes: Celso Albelo, Sabina Puértolas, Carlos Cosías. Madrid. 5-V-2022.

Para estar acorde con los tiempos que corren, nada mejor que reponer «Don Gil de Alcalá». La obra de Manuel Penella, autor de música y libreto, posee un curioso argumento, pues el héroe es el bribón y el perdedor el noble, aparentemente honrado. Toda una exaltación a la bribonería. Se estrenó en el Teatro Novedades de Barcelona en 1932 y un par de años más tarde se vio en la Zarzuela, donde ahora vuelve. Si la memoria no me falla, la última vez que se ofreció en Madrid fue cuando, en 2020, el añorado Festival de Verano de El Escorial rindió homenaje a la conmemoración de las Independencias Americanas, dado que se desarrolla en el Perú. Se recurrió entonces a una producción del mismo Teatro de la Zarzuela de 1989. Ahora se retoma una del Festival del Teatro Lírico Español de Oviedo de 2017 firmada por Emilio Sagi y con escenografía de Daniel Bianco. Estamos ante lo que bien podría catalogarse como ópera cómica, quizá sin el nivel musical de «El Gato Montés», pero con algunos números interesantes, empezando por el más conocido: la habanera «Todas las mañanitas». También hay cabida para el madrigal, la pavana, el minueto, el jarabe mexicano y un par de potentes concertantes. Emilio Sagi, Daniel Bianco, Pepa Ojanguren y Eduardo Bravo forman un equipo coherente y la producción lleva la firma de la casa, fiel al estilo que apareció en «Bodas de Fígaro» o «El Pirata».

Pura belleza, aunque quizá se eche en falta algo más de naturaleza. Hacen pasar un rato feliz al público, que ríe con frecuencia y en alguna ocasión por ciertos paralelismos con nuestra realidad, como cuando el Padre Magistral exclama: «Tierra maldita de todos los pecados», refiriéndose a Madrid, o el «Jaque al Rey» del tercer acto.Lucas Macías realiza un muy buen trabajo con la ORCAM y los Coros del Teatro, un punto estos con volumen excesivo en los citados concertantes. En el escenario, un lujo vocal. Celso Albelo está en plena forma, con un despliegue de potencia y también de medias voces y filados con los que redondea muchas frases. Toda una lección de canto que nos gustaría poder disfrutar con más frecuencia. Recibió ovaciones atronadoras tras su romanza «No temas no, confía en mí», coronado con un sonoro si bemol. También Sabina Puértolas pasa por un excelente momento vocal y artístico, como lo demostró en su plegaria, el citado dúo y el «Canta y no llores» a dúo con Carol García y el coro. Notable asimismo el trabajo del barítono Manuel Esteve en su furor por la venganza y el resto del reparto con Simón Orfila, Carlos Cosías, Miguel Sola, David Sánchez, Pablo López, María José Suarez, etc. Dos horas para pasarlo bien.