Festival de El Escorial: “A falta de pan...”
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“Carlo, il Calvo”, de Porpora. Franco Fagioli, Max Emanuel Cencic, Julia Lezhneva, Suzanne Jerosme, Nian Wang, Alexander Orellana, Petr Nekoranec. Orquesta Armonia Atenea. Director musical: Markellos Chryssicos. Auditorio-teatro San Lorenzo de El Escorial. 15 de agosto de 2021.
Puesto que se trata del plato fuerte del llamado pomposamente “Festival internacional de verano de El Escorial”, no hay más remedio que entrar en detalles y más si quien firma está vinculado a la localidad por muchos motivos, entre otros tres generaciones. La Comunidad de Madrid decidió sacar a concurso la gestión de los Teatros del Canal y el Auditorio-Teatro de San Lorenzo de El Escorial. La empresa Clece, concesionaria hasta entonces, fue relevada. Nada estaba programado para el un ya lejano día muy atractivo Festival de El Escorial. Hace menos de un par de meses se programaron a toda prisa, a través de intermediarios, los siete espectáculo que componen esta edición. Tanto es el desconocimiento que rodea a quienes están ahora al frente del festival que un alto cargo me dijo textualmente “Acabamos de presentar hoy el Festival con Don Carlo por Bayreuth”. Obviamente era imposible, por cuanto la ópera de Verdi no se puede improvisar y Bayreuth ni gira en años ni hace otra cosa que Wagner. Luego resultó que se trataba de una ópera barroca –”Carlo, il Calvo”- de Porpora que se había representado en el recién creado Festival Barroco de Bayreuth en el pequeño y precioso Teatro de la Margravina en 2020 y que se repetirá este año en septiembre. Allí escenificado, aquí en concierto por la improvisación. Llegaron luego las noticias de la disolución por el Gobierno griego de la Orquesta Armonia Atenea a causa de impagos a hacienda y la seguridad social. Finalmente lo disuelto fue la estructura responsable de parte de la gestión financiera y la agrupación se puede rejuntar. No queda aquí la cosa, pues se contaba con la ORCAM para el espectáculo de zarzuela “Cállate, corazón”, cuando sus profesores están de vacaciones. Por ello se ha creado la bautizada como “Orquesta del Festival Internacional de Verano del Escorial”. Vamos, ¡cómo si fuese Lucerna! Imaginamos que con algunos atriles de la ORCAM y bastantes refuerzos. Y seguimos, porque el día 31 de julio, la nueva concesionaria se negó a absorber a más de 20 empleados de Clece, dejándolos en una laguna jurídica, sin siquiera poder cobrar directamente el paro, en contra de la subrogación contractual. Hay mucho más, pero siempre se ha dicho que vale más lo que uno calla que lo que cuenta …
Vamos a la ópera en sí. “Carlo il Calvo” se estrenó en 1738 en el romano Teatro delle Dame, con un reparto formado exclusivamente por hombres y castrati. La ópera de Porpora se basa en un libreto veneciano que también utilizaron Vinacessi, Keller, Orlandini, Predieri, Fioré, Hurlebusch, Telemann, Scarlatti y el mismo Vivaldi. Historias de enfrentamientos familiares con la finalidad de apropiarse la herencia de Luigi, il Pio. Tuvo su gracia la escenificación en Bayreuth, que puede verse en youtube, con la familia sentada en una mesa en plan mafioso. En el Escorial lo que nos queda son tres horas, descanso incluido, frente a las cinco originales. Un acierto esta aligeración en los extensos y numerosos recitativos y algún número. Y la música tiene interés sin llegar al de las grandes óperas barrocas, sobre todo porque es un vehículo para el espectacular lucimiento de los cantantes. Un reparto excepcional en el que sobresale la expresividad del contratenor Franco Fagioli en sus arias y, sobre todo, en el único, largo y precioso dúo “Dimmi che m’ami” junto a una así mismo magnífica Julia Lezhneva, que ofreció toda una lección de coloratura en su primer aria “Sento che in sen turbato”. Otro tanto Fagioli en la escena final del acto segundo “Spesso di nubi cinto”, pleno de trinos y flexibilidad, combinando exhibicionismo con lirismo. Max Emanuel Cencic también lució su virtuosismo de contratenor en su papel protagonista, quizá un punto menos brillante el color que el argentino. En Bayreuth fue también regista. El tenor Petr Nekoranec mostró clase y caudal, especialmente en su aria “Piena di sdegno in fronte”. A muy buen nivel el resto del reparto. Markellos Chryssicos se puso al frente de la orquesta, en el prácticamente único cambio respecto a Bayreuth, donde dirigió George Petrou, responsable del nivel de Armonia Atenea. Acompañó magníficamente los momentos más íntimos y, quizá, la faltó la vitalidad de un Minkowski en los más dramáticos.
Escuchar un reparto de este altísimo nivel por 30 euros es un chollo y, sin embargo, no se llegó al 50% de la ocupación permitida. Eso tienen las improvisaciones de última hora. A lo expuesto al inicio ha de añadirse la ausencia de los ya imprescindibles subtítulos o los contados QR para el programa, por lo que asistimos a una sucesión de números virtuosísticos sin enterarnos de nada del intrincado argumento. Eso sí, un enorme éxito. Esperemos que haya segundo festival “internacional” y que la Comunidad de Madrid se entere de algo que desconoce: el fin para el que fue creado el teatro-auditorio de El Escorial.