Crítica

David Afkham, demostración de poder

Crítica de clásica / Ciclo Ibermúsica. Obras de Dutilleux, Bartok y Beethoven. Violín: Frank Peter Zimmermann. Director: David Afkham. Gustav Mahler Jugendorchester. Auditorio Nacional. Madrid, 6 y 7-4-2016.

El director David Afkham
El director David Afkhamlarazon

Esta orquesta de jóvenes de toda Europa ya ha visitado nuestro país más de una docena de veces desde que la fundara Claudio Abbado en 1986, aunque su debut con nosotros se demorase hasta 1994. En esta ocasión se ha presentado en Madrid con dos conciertos más largos de lo habitual, con primeras partes retadoras y con el reclamo de Beethoven en las segundas. El primero de ellos se alargó en exceso, no ya por la duración del programa sino por el excesivo tiempo empleado en los cambios de disposición de atriles entre obras hasta alcanzar más de dos horas y media. En el no muy amplio catálogo de Dutilleux destacan dos sinfonías y «Métaboles», quizá aún más interesante que aquellas a pesar de su brevedad de apenas quince minutos. El nombre se corresponde con sus cinco partes, que pretenden seguir los procedimientos metabólicos. Partitura para enorme plantilla, de hasta nueve contrabajos, que demanda grandes exigencias. Aún más difícil es la «Música para cuerda, percusión y celesta», que Bartok dedicó a Paul Sacher, y que exhibe una perfección formal a base de relaciones tonales de simetría paralela a su expresividad, algo no muy usual en el período de su composición. Precioso su adagio, cumbre en su tipo, y muy potente el final, con el sabor folclórico, los glisandos y el original empleo percutivo del piano. Esta gran obra, nada fácil para la orquesta, ha sido tocada en el ciclo media docena de veces con maestros como Solti, Salonen, Chailly, Levine o Jansons. La lectura de Afkham no desmereció de aquéllas, con un dominio pleno y una exhibición sonora por parte de la Gustav Mahler Jugendorchester. Admirable también el acompañamiento y la intervención de Frank Peter Zimmermann en el infrecuente «Concierto para violín n.1» del mismo autor. Pieza también llena de riesgos para el solista, con sus poderosos arranques rítmicos. La «Quinta» beethoveniana es otra cosa, una obra de la que todos tenemos nuestra visión. El sonido logrado fue una vez más admirable, pero la lectura pecó quizá de academicismo. Uno de esos conciertos del ciclo llenos de interés. El segundo, con la «Heroica» , «Lontano» de Ligeti y de nuevo el mismo solista para el segundo de Bartok no reúne menos.