Conciertos

El tirón de Wagner ya no es suficiente para el éxito del festival de Bayreuth

Montaje de una de las obras de Wagner en Bayreuth
Montaje de una de las obras de Wagner en Bayreuthlarazon

Al Festival de Ópera de Bayreuth no le basta ya con el nombre de su fundador Richard Wagner para atraerse al público leal, admiten los gestores del certamen, cuya temporada abre hoy "Tannhäuser"con el cartel de agotadas las localidades, aunque con algún lamparón.

"Hubo algunas devoluciones, es cierto. Y también alguna oferta de última hora en la venta por internet en algunas categorías de precios o de galas", explicaba horas antes de la apertura a un grupo reducido de periodistas Peter Emmerich, portavoz del festival.

Bayreuth, el festival que todos los años representa únicamente a Wagner, desde su fundación en 1876, presume de tener listas de espera de diez años para las cerca de 60.000 entradas que se reparten en las 30 galas que dura la temporada.

En este año, hasta la recta final se ofrecieron localidades sueltas en internet, más un retén de "último minuto", horas antes de cada representación -"debidas a gente que falla, sean autoridades, público de a pie o prensa", explica Emmerich.

El portavoz no quiere dar por muerto el "mito de Bayreuth"alusivo a esos diez años de espera, una de las señales de identidad de esa ciudad de provincias bávara, punto de peregrinaje de todo wagneriano que se respete.

"Se ha internacionalizado nuestro público, eso sí. Las grandes familias que fueron nuestro público genuino han cedido presencia. A cambio vienen más japoneses o estadounidenses, para los que una semana de 'Anillo' significa comerse todas sus vacaciones anuales", indica Emmerich.

Que el "Anillo del Nibelungo"estrenado el año pasado por Frank Castorf desatase una tempestad de abucheos no "ahuyenta"al público, asegura -"ningún wagneriano que se precie se perdería la ocasión de abuchear a una producción aquí", bromea-.

Sí lo es que solo se puedan adquirir las entradas en bloque, para las cuatro piezas -"El Oro del Rhin", "La Valkiria", "Sigfrido"y "El ocaso de los dioses"-, algo que obliga a pasar una semana entera en Bayreuth, incluido el día de pausa entre las cuatro galas.

Las localidades se encarecieron un 18 % este año -las más costosas están sobre los 300 euros- y el festival da por inevitable que tarde o temprano se vendan localidades para solo una pieza del 'Anillo', hasta ahora poco menos que una blasfemia en esa plaza.

"Bayreuth no tiene el encanto mundano ni la exquisitez de otros festivales", admite Emmerich sobre esta ciudad donde Wagner levantó su teatro, gracias a su mecenas Luis II de Baviera, el rey loco.

Para muchos, el encanto de Bayreuth es justamente la mezcla entre provincianismo y elite, en cuyos entreactos conviven entre gente tomando el sol en bañador en una explanada vecina con las copas de champán francés.

Pero es poca la oferta de hoteles o restaurantes de lujo, recuerda Emmerich. Las rencillas que durante años sacudieron a los sucesores de los Wagner se apaciguaron con la dirección colegiada de las hermanas Katharina y Eva Wagner-Pasquier, desde 2009 al frente de Bayreuth, y eso ha quitado comidilla a los entreactos.

Las críticas de Castorf a la dirección -amenaza con lanzar a su abogado contra el festival, por inmiscuirse en su "Anillo"- llenaron los comentarios de la pretemporada, pero también forman parte del ritual de la casa este tipo de trifulcas.

Katharina asumirá las riendas en solitario tras la retirada el próximo año de su hermana. Ahí volverán los estrenos -un "Tristán", para 2015, un "Parsifal", para 2016, y unos "Maestros Cantores", para 2017, que dirigirá el australiano Barrie Kosky.

Los peregrinos a Bayreuth tendrán que conformarse ahora con el "Tannhäuser"de Sebastian Baumgarten, estrenado en 2011 y por última vez en cartera, más el "Anillo"de Castorf, y un "Holandés errante"y un "Lohengrin"asimismo rescatados de temporadas anteriores.

Ninguna de estas producciones marcó un hito en su estreno, pero Emmerich descarta que eso sea el detonante de las devoluciones de entradas o de la ausencia en la apertura de la temporada de su visitante más ilustre y fiel, la canciller Angela Merkel.

"No acude por razones de agenda. No es que haya dejado de querernos, ya que vendrá el 'Sigfrido'", explica el portavoz.