Swans, esculturas gigantes de ruido
Actúan en Barcelona, Madrid y Durango. El grupo de Michael Gira presenta en España «To be kind», su último trabajo
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Verles en directo es una experiencia sencillamente brutal. No hay algo parecido al torrente de sonido que Swans son capaces de producir sobre el escenario y las sensaciones que sus temas, sinuosos y alargados como serpientes, producen en el oyente. Recomendable asistir con tapones que amortigüen el enorme volumen que la banda de Michael Gira (Los Ángeles, 1954) consigue sacar de sus instrumentos tocando con una fuerza sobrenatural. Gira, que disolvió el grupo en 1997 y volvió a reunir una nueva formación en 2010, vive, como muchos músicos de su generación, una segunda juventud creativa y, desde luego, un reconocimiento tardío e inesperado. Presentan en Barcelona (1 de octubre), Madrid (2) y Durango (3) «To be kind», un disco doble sobrecogedor. A pesar de que la poca disposición de Gira para las entrevistas es legendaria, se muestra afable al otro lado del hilo invisible de Skype.
Mejor el punk que el arte
Sobre el anterior disco del grupo, «The Seer» (2012), el vocalista comentó que se trataba de su cima creativa, así que ante el nuevo trabajo lo lógico es estar expectantes. «Mi único objetivo es siempre conseguir canciones que te conduzcan a su interior, que te hagan seguirlas. Y de alguna manera siento que no tengo elección, que tengo que seguir haciendo discos sin saber qué va a ocurrir después de todo ese esfuerzo. Puede que sea un risible trozo de mierda». Es decir, que siempre se siente como empezando de cero. «Lo vivo de la manera en la que crecen las estalactitas en una cueva. Siguen expandiéndose, sedimentándose, de la misma forma que mi carrera. Tomas lo bueno de lo que haces y eliminas lo que no tiene validez. Sigues el camino de las partes de ti mismo y de tu creación que abre un camino que merece la pena recorrer. Y que te lleva a alguna parte nueva», señala el músico, que ha incluido un tema de 34 minutos. «Esa canción ha crecido avanzando como un ente. Presenté a la banda un fragmento, que aumentó en los ensayos, y volvió a expandirse cuando la presentamos en directo, con toda la responsabilidad que supone tocar frente a un público», explica. Porque al contrario de la imagen de inquietante brutalidad que tienen las canciones de Swans, Gira tuvo estudió para ser artista visual. «Sí, pero elegí la música porque no estaba nada cómodo con el mundillo. Me parecía un tipo de gente que tenía más que ver con ser un abogado o algo diferente de lo que se supone que debe ser un artista. Veía muchas personas tratando de hacer elecciones orientadas a tener una carrera segura. No diría que segura en términos financieros, pero desde luego sí en términos existenciales», es decir, gente que buscaba acomodarse frente a lo que estaba ocurriendo en la música: el punk-rock. «Efectivamente. Desde luego, el entorno era mucho más emocionante y relevante para el tiempo que estábamos viviendo. En cambio, el arte era una creación limitada a un grupo muy reducido de gente, mayoritariamente rica... (ríe). Y con esas personas tenía que lidiar para meter la cabeza en el circuito de galerías y conseguir que fuesen a ver mi obra y, quizá, que alguno la apoyase. Parecía algo espúreo que no estaba hecho para mí».
El arte ha perdido capacidad para influir en el comportamiento de la gente, pero los intereses de la música de Gira se centran más en las vivencias particulares que sociales. «Me gusta provocar una serie de sensaciones en las que el público simultáneamente se encuentra a sí mismo y también se abandona. Creo que hay un ejemplo: cuando te sitúas frente a un cuadro de un maestro holandés, pongamos Van Eyck, te das cuenta de que es algo precioso y me encanta que exista. Eso podría ser la música pop en general. Pero el tipo de música que hacemos se asemeja más a una escultura de Richard Serra. Uno se coloca al lado de esa enorme pieza de metal y la experimenta con todo el cuerpo. La vives y la sientes y al mismo tiempo percibes el entorno, el lugar público en el que están situadas. Mi estilo de música también se parece a eso, Swans somos como una escultura de Serra».
El detalle
«Los hombres siempre buscan dominarse»
Michael Gira pregunta por la situación de España. «¿Parece que está cambiando, no? Os deseo lo mejor, pero no creo que cojáis a los responsables». En uno de sus temas repite como un salmo, casi declamando, el lema de la Revolución Francesa («liberté, egalité, fraternité»), como si fuera necesario hacerlo dos siglos después. «Creo que siempre será necesario. Mira lo que pasó con la Revolución bolchevique y la francesa. Quién sabe qué va a suceder en esta era. El ser humano tiene una infalible tendencia a dominar sobre otros, así que no tengo ninguna esperanza de que venga un tiempo de liberación para los hombres».
- Cuándo: jueves, 2 de octubre. 20:30 horas.
- Dónde: Sala Shôko. C/ Toledo, 86, de Madrid.
- cuánto: 20 euros