Conciertos

Verdi para tenores

La Razón
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Entre las casi treinta óperas que escribiera Verdi se encuentran gran parte de las más bellas escritas para la cuerda tenoril. Por ello no es extraño que las casas discográficas y los tenores se hayan apuntado a la explotación comercial del bicentenario. Tres de ellos se llevan la palma. Rolando Villazón se adelantó a finales del pasado año con su CD (DGG) de 15 piezas, que mezclaban arias con el «Ingemisco» del «Réquiem» e incluso canciones como «L'esule». No estaba ya en sus mejores momentos y quizá lo más sobresaliente, junto con su entrega pasional, sean los momentos en que su voz recuerda a Domingo o Carreras.

Plácido Domingo se lanzó por otros derroteros en su permanente afán por batir cuantos récords para cualquier cantante figuren en el Guiness y publicó un trabajo (Sony) con arias que Verdi escribiera para barítono. Le supuso un esfuerzo que bien conocen quienes rodearon la grabación en el Palau de les Arts valenciano. «Gato por liebre», tituló Arturo Reverter su crítica. Domingo dice que sigue siendo tenor pero canta papeles de barítono como tenor. Se le permite por ser quién es. En este anunciadísimo disco con arias verdianas encontramos falta de respeto a las dinámicas, fiato corto por momentos, engolamientos, nasalidades... Sin embargo, hay que reconocer que la intención es buena, el problema es que Domingo no llega con su voz a realizar aquello que, se nota, desearía, porque el músico sigue estando ahí. Sin duda resulta mucho más interesante la recopilación de 87 piezas en 4 CD (DGG) editada en 2001 y que, sorprendentemente, no ha sido promocionada ahora.

Jonas Kaufmann ha dejado muestra de su poderío como rey actual de los tenores con dos CD dedicados a Wagner y Verdi con discográficas rivales. En el italiano está menos en lo suyo, buscando una originalidad que le lleva por caminos que ni el compositor imaginara. Fortes, pianos, medias voces, una forma casi liederista de cantar Verdi con excesiva tendencia a contener la voz. Heterodoxo y con fases sublimes como el final del «Celeste Aida».

La lástima es que no se haya reeditado y promocionado la espléndida recopilación de tres CD (Philips) de Carlo Bergonzi de 1991. Nadie como él ha cantado este repertorio, y es obligado recordarlo para homenajear no sólo a Verdi sino también a uno de los más grandes tenores del pasado siglo, aún entre nosotros.