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Okinoshima, la isla japonesa que prohíbe la entrada a las mujeres, Patrimonio de la Humanidad

Esta isla sagrada sólo recibe a 200 visitantes al año: todos hombres y todos desnudos. Ahora ha pasado a formar parte de la lista del Patrimonio Mundial
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Esta isla sagrada sólo recibe a 200 visitantes al año: todos hombres y todos desnudos. Ahora ha pasado a formar parte de la lista del Patrimonio Mundial
Okinoshima, una isla sagrada en el suroeste de Japón que prohíbe la entrada a las mujeres y donde los visitantes varones deben ir desnudos, ha sido declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en la cumbre anual del organismo de las Naciones Unidas en Cracovia (Polonia), según publicó hoy el diario británico «The Guardian».
La isla solo permite la visita a 200 hombres una vez al año, el 27 de mayo, para honrar a los marineros que murieron en una batalla naval cerca durante la guerra entre Rusia y Japón entre 1904 y 1905. Dicen en su página web que el objetivo es «trasladar a las generaciones futuras el paisaje como un bien precioso que pertenezca a toda la humanidad».
Todo forma parte de un ritual, el hombre debe bañarse en el agua del mar para purificarse y poder poner un pie en la tierra sagrada de Okinoshima. Un rito divino, necesario para la religión nativa de Japón que venera a los dioses de la naturaleza. Consideran que la mujer es impura por su ciclo menstrual y su entrada rompería el halo sagrado que hay en la isla. Para esta religión japonesa la sangre es un elemento que no representa pureza, de ahí que la presencia de la mujer no está permitida.
Okinoshima, con una dimensión de 800.000 metros cuadrados, está situada a medio camino entre la isla principal de Kyushu y la península coreana. Fue en su día el lugar de los rituales para orar por la seguridad marítima y un centro de relaciones entre China y Corea que se remontan hasta el siglo IV.