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Patricia Conde: «Todavía hay muchas mujeres que son machistas»

Sigue en la televisión empeñada en dibujar una sonrisa al espectador mientras disfruta de haber puesto en el mercado su propia línea de ropa, un sueño cumplido.
larazon

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Sigue en la televisión empeñada en dibujar una sonrisa al espectador mientras disfruta de haber puesto en el mercado su propia línea de ropa, un sueño cumplido.
Espontánea, divertida, de discurso ágil y contundente, tiene las ideas claras. Y las tuvo cuando a los 18 años tuvo que decir «no». Un no alto y claro a quedarse en ropa interior en un casting. Ahora lo ve con la perspectiva del tiempo. «Fue un momento muy difícil, lo superé y ahora estoy recogiendo esos frutos». Ha sido elegida embajadora por su sonrisa de Orbit White y allí nos encontramos con ella.
–¿Cuál es la clave de una sonrisa Orbit White?
–El secreto habría que preguntárselo a la gente que me ha elegido, pero yo creo que es una sonrisa sincera y no forzada. A mí misma muchas veces me ha tocado sonreír sin que nada me estuviera haciendo reír, es esa carta de presentación que a veces uno tiene que hacer. Ahora tengo la suerte de que me río y disfruto. A la cámara no le puedes engañar.
–Está de vuelta en la tele con Ángel Martín en WifiLeaks. ¿Cómo es el reencuentro?
–Está siendo muy divertido. Es como si no hubiera pasado el tiempo. Ángel y yo no hemos roto el contacto, hacemos planes juntos y no hemos notado tanto esa distancia como el espectador. Es muy fácil trabajar con él.
–El público ve la duración del programa, pero ¿cuánto trabajo hay detrás?
–Mucho. Y son bastantes quienes trabajan detrás de las cámaras. Aunque nosotros vayamos a ensayar hay un montón de trabajo detrás de este tipo de formato. A la gente se le pasa muy rápido y yo creo que está bien quedarse con ganas de más.
–¿Cuánto hay de improvisación en un programa de humor?
–Bastante más que en «Sé lo que hicísteis» porque hay menos censura y más manga ancha. A veces me sorprendo.
–¿Cuál fue ese momento de decir «tierra trágame»?
–Quizá cuando era jovencita y en un casting me dijeron que me quitara el traje que llevaba, uno azul turquesa con mariquitas y mariposas, «quítatelo que queremos ver cómo estás». Yo pensaba «no voy a quedarme en braguitas y sujetador, están ustedes locos». No sabía qué hacer porque yo era pequeña, era jovencita, tenía 18 años y no llegas a saber lo que está bien o mal dentro de este mundo. Pero siempre prevaleció lo que me inculcaron mis padres. ¿Qué pensarán ellos si estoy delante de una cámara quitándome un traje? Es absurdo, es de locos... De repente salía esa pequeña rebelde que tengo dentro. Me decían que la braguita y el sujetador era como el biquini... Ya, pero para mí no. «No me lo voy a quitar, me da igual», les dije. Si para hacer esto tengo que quitarme la ropa, igual no es el trabajo para mí y es mejor dejarlo pasar y esperar otra oportunidad.
–¿Se ha sentido respetada siempre?
–He intentado hacerme respetar siempre, una vez que tú te respetas a ti misma y dices hasta aquí es todo más fácil. Gracias a dios he podido poner esos límites, pero sé que hay gente, en general, hombres y mujeres, que no han sabido ponerlos. Cuando yo he marcado los límites siendo tan joven creo que ha hecho que la industria lo tenga claro también. Fue un momento muy difícil, lo superé y ahora estoy recogiendo esos frutos. Los directores y productores saben de mi manera de trabajar y cómo soy.
–¿Cuáles son sus sueños?
–No me gusta contarlos, pero, por ejemplo, ahora tengo una línea de ropa que me va muy bien y era uno de mis proyectos.
–¿Cuando se consiguen las cosas son tan bonitas como uno ha proyectado?
–Es como cuando escalas una montaña y al llegar dices ¡bien! Pero te das cuenta de que hay muchas más montañas. Entonces es gratificante, está muy bien, yo soy de las que a veces me muestro dura conmigo misma, pero también me doy una palmadita en la espalda cuando lo he hecho bien. Una vez que consigues tus propósitos no te puedes estancar, si no qué rollo, qué aburrimiento de vida... Me moriré pensando en cosas que no he hecho.
–¿Cambia la maternidad la visión de la vida?
–La maternidad es un cambio radical en todos los niveles. Te da un poso que antes no tenías, te sientes más segura de todo, las cosas que no tienen importancia las identificas de inmediato, eres más sabia.
–¿Hay igualdad entre hombres y mujeres?
–No, toadvía no la hay.
–¿Queda mucho camino por andar?
–El año pasado estaba viendo la serie de «Las chicas del cable» y comienza con la voz de Blanca Suárez diciendo que las mujeres en 1929 no podían hacer determinadas cosas... Y durante muchos años se ha luchado para que eso cambie y a veces he pensado que tampoco ha cambiado tanto. Vale que podemos abrir cuentas en el banco, pero tampoco ha sido un cambio radical. De hecho, en esa serie se refleja muy bien que si una mujer de repente consigue sus objetivos, lo que quiere en la vida, es como decir cuidado con lo que deseas porque la gente no está preparada para que tú consigas más de lo que esperan de ti. Si yo veo a una mujer ganando un Oscar estoy emocionada, igual soy demasiado empática... Pero creo que todavía nos queda dar paso a la siguiente generación y desdramatizar muchas cosas. A día de hoy hay muchas mujeres machistas.