¿Quiere comprar las cenizas de Truman Capote?
Está considerado como uno de los mejores autores estadounidenses del siglo XX, el autor que revolucionó el periodismo con «A sangre fría». Ahora lo que queda de su cuerpo incinerado se pondrá en manos del mejor postor en una subasta
Está considerado como uno de los mejores autores estadounidenses del siglo XX, el autor que revolucionó el periodismo con «A sangre fría». Ahora lo que queda de su cuerpo incinerado se pondrá en manos del mejor postor en una subasta
Si alguna vez se acercan hasta el Westwood Memorial Park Cementery, en Los Ángeles, podrán ver la última morada de algunas de las estrellas más grandes que ha dado Hollywood, desde Marilyn Monroe a Jack Lemmon pasando por Dean Martin, Natalie Wood, Farrah Fawcett o Burt Lancaster. A muy pocos metros de la puerta principal, hay un conjunto de nichos. Abajo, a la derecha, está la tumba de Heather O’Rourke, la actriz infantil protagonista de la saga «Poltergeist». Casi encima, un nicho por arriba, pero en el centro, reposan los restos de Truman Capote, aunque no todos. Cuando falleció el autor de «A sangre fría» o «Música para camaleones», una parte de sus cenizas fue entregadas a su pareja de muchos años, el también autor Jack Dunphy. Cuando éste falleció en 1992 sus cenizas se mezclaron con las de Capote cuando fueron lanzadas al lago Crooked Long, en Long Island, muy cerca de donde la pareja tuvo una propiedad.
Sin embargo, no todo lo que quedaba de Capote acabó en las aguas de Crooked Long y en el cementerio de Los Ángeles. Todavía había suficientes restos para que lo guardara Joanne Carson, una íntima amiga del escritor de «Desayuno con diamantes». El cofre con esas cenizas es, como se supo esta semana, uno de los lotes de la subasta que tendrá lugar los próximos 23 y 24 de septiembre en Julien’s Auction, en Los Ángeles.
La caja de madera, con una estimación entre 4.000 y 6.000 dólares, contiene la inscripción: «Fecha de cremación: 28 de agosto de 1984». Según los responsable de Julien’s Auction, durante el tiempo en el que la señora Carson tuvo en su poder tan peculiar y mortuoria reliquia, ésta le proporcionó «gran bienestar».
Pero, ¿quién es Joanne Carson? Fallecida en mayo del pasado año, a los 83 años, empezó su carrera como modelo y azafata de programas de televisión hasta que conoció a quien sería su famoso marido, Johnny Carson, el popular presentador de «The Tonight Show». Cuando la pareja se casó durante un tiempo vivió en un apartamento en United Nations Plaza, un lugar que sirvió también de alojamiento a varias celebridades, entre ellas Truman Capote. En su luna de miel, según explicó ella al periodista George Plimpton, pasó más tiempo absorta leyendo «A sangre fría» que conociendo las Barbados con su pareja. Cuando volvieron a Nueva York, Joanne le pidió a un amigo común que le presentara a Capote: «Debo conocerlo. Debe ser la más fabulosa persona». Fue un flechazo, aunque Johnny Carson le recordó a su mujer que «Capote era primero amigo mío»
Cuando Joanne se separó de su conocido esposo, el escritor se convirtió en un íntimo y estrecho confidente. Este hecho que incluso pasara largas temporadas en la casa de la amiga donde contaba con un estudio propio en el que poder trabajar. Pero Joanne no solamente conoció al Capote divertido y chispeante al que le gustaba compartir los rumores y las historias más jugosas de la alta sociedad estadounidense.
En su casa de Los Ángeles vivió un Capote al que le gustaba mezclar obsesivamente el alcohol con los medicamentos y que luchaba incansablemente por concluir su libro «Plegarias atendidas», algo que finalmente no pudo lograr.
Truman Capote animó a Joanne Carson a que escribiera sus memorias. Pensaba que había vivido lo suficiente como para compartirlo con los lectores. Pese a que ella nunca fue escritora, finalmente se aventuró a redactar un primer capítulo de 38 páginas que se encargaría de corregir con rigor el mismísimo autor de «A sangre fría». Hace pocos años, antes de su muerte, Joanne trató de vender ese texto que puede considerarse sin ninguna duda como el último escrito de Truman Capote. Todavía hoy sigue inédito y no se sabe que pueda convertirse en un volumen.
El 25 de agosto de 1984, Joanne se acercó a la habitación de Truman para despertarlo. Eran las 7.30 de la mañana y Capote había perdido el color. Lo asustó su tono palido y constató que su pulso se había disparado. Ella pensó que a lo mejor desayunar le sentaría bien, que debía llamar a una ambulancia, pero él no quiso. No dejó que Joanne se fuera del cuarto. Estuvieron hablando mucho, como hacían siempre, durante tres o cuatro horas, mientras él aseguraba que «pronto estaré bien». La conversación se interrumpió cuando el escritor ya no pudo seguir más. Murió con Joanne Carson como testigo.
Las dos veces que el escritor fue robado
Joanne Carson depositó las cenizas de Truman Capote en la habitación en la que murió el escritor, en el barrio de Bel Air de Los Ángeles. Pero no estuvieron siempre en ese lugar. Durante una fiesta de Halloween de 1998, cuatro años después de la muerte del escritor, el cofre desapareció. Alguien se lo llevó junto con varias joyas valoradas en 200.000 dólares. Misteriosamente las cenizas fueron repuestas. Años después, Joanne se llevó la caja al estreno de «Tru», una obra de teatro basada en su amigo. De nuevo, un ladrón se hizo con las cenizas, pero pudo ser detenido antes de salir de la sala con Truman Capote bajo el brazo.