Cultura
Repentistas, troveros, bertsolaris, decimistas y glosadores: así se improvisan rimas desde tiempo inmemorial
Un acto rinde homenaje en Murcia a José Castillo, uno de los grandes repentistas de los troveros españoles, antecedentes del rap "freestyle"
Practicada desde la antigüedad, la improvisación versificada disfruta una edad de oro en las batallas de gallos raperas, pero también sigue viva entre los sucesores de los mineros que se batían en las tabernas del sudeste español, los troveros, o en los países iberoamericanos donde el repentismo florece hace siglos. Existen por ejemplo duelos entre troveros (de Murcia y Almería), improvisaciones de versos en el siglo XIX. En España este arte centenario se ha conservado además con las regueifas gallegas, bertsolaris vascos, jotas aragonesas, decimistas canarios y glosadors de Baleares, como explica el historiador Pedro Francisco Sánchez Albarracín.
Esta práctica trasciende de territorios hispanohablantes: el payador es el poeta repentista en Argentina, Chile, Uruguay y Perú, si bien en uno de sus epicentros, Cuba, el repentismo también es conocido como "punto guajiro" o "punto cubano" y fue declarado Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la Unesco en 2017. Conectado también con los trovadores medievales, este arte protagonizó una velada trovera el pasado 5 de abril en el Casino de Águilas (Murcia) en homenaje a José Castillo (Pechina, Almería 1872- Las Menas, Almería 1958), uno de los repentistas que sentó las bases del trovo contemporáneo.
Su férrea disciplina de quintillas y décimas consonantes en octosílabo fue aplicada por Pablo Díaz "El morcilla" (Aljibejo, 1958) y sus discípulos, Iván López Navarro "El de la escucha" (Lorca, 1982) y Francisco Ponce "El lagunero" que se acompañó de guitarra. Las pullas se lanzaban primero entre ellos -bien en verso o en copla- y después con la joven rapera LizKey, que rimaba también con gran eficacia, aunque en su estilo de rap -que nace en EE.UU. en los noventa- las estrofas son de longitud variable y rima asonante.
Tras la batalla en el viejo casino, el maestro Díaz explicó a EFE: "A estos dos chavales y otros los he entrenado en ambientes superruidosos, con la tele a todo gas o en medio de una fiesta para que aprendieran a aislar su cerebro de toda influencia externa y concentrarse en lo que estaban haciendo". "En el caso del rap es un poco similar, solo que el ambiente son parques y litronas", añade LizKey, que explica que a ella los versos le van "saliendo sin organización", y con el tiempo descubre nuevos ritmos y melodías que fluyen. "Realmente hay veces que sueltas algo y dices '¿cómo lo he hecho?' pues no tengo ni idea, pero lo he soltado", añade.
Palabras que se lanzan al viento
Cuando Iván 'El de la escucha' -también abogado y Policía Nacional- tenía 11 años se acercó a su vecino Pablo Díaz, que le dijo "palabras inmortales", cuenta: "¿Tú qué quieres, aprender a escribir o aprender a lanzarlo al viento? A eso último es a lo que yo te puedo enseñar". "Es que esa es la verdadera magia del trovo. Ni la gente ni tú va a recordar lo que has improvisado, pero las risas, el momento mágico, a veces ese pequeño pellizco en el corazón que provocas con un verso que, por lo que sea, le llega a alguien, es lo bonico, que cuando se escribe en un papel se pierde", argumenta.
Su compañero Francisco Ponce 'El Lagunero', comercial de profesión, asiente: "Lo realmente bello del trovo es que es el arte efímero por excelencia, que al segundo desaparece", asegura, aunque en tiempos de móviles y redes sociales es más frecuente que quede plasmado. El trovo murciano es en la actualidad una de las manifestaciones más importante de la poesía improvisada en España y, en los últimos veinte años, una de las más conocidas en Latinoamérica por la participación de sus troveros -caso de los dos anteriores- en los festivales más importantes del género, explica a EFE uno de sus representantes y docentes más importantes, el cubano Alexis Díaz Pimienta.
Organizador de festivales a ambos lados del Atlántico, fundador de la cátedra de Poesía Improvisada de la Universidad de Cuba y profesor asociado en la Loyola de Sevilla, remarca que en estos festivales, como el de Trovalia, en Cartagena (Murcia), el contacto entre las distintas manifestaciones diversifica el género, y le da un terreno fértil para la renovación generacional.
Diferentes formas de versificación a uno y otro lado del Atlántico, "unidas por la herencia del idioma de la palabra que cantamos", destaca al respecto el trovero puertorriqueño Omar Santiago, para quien la capacidad de este arte para vincularse a la cotidianidad y adaptarse a lo inmediato explica su vigencia.