Retratos de lo ausente en el Fernán Gómez

Susan Bright, comisaria invitada de PhotoEspaña, inaugura tres muestras en el Centro Cultural de la Villa que reflexionan sobre el proceso creativo y aquello que se queda por fuera de las fotografías

Susan Bright eligió seis artistas de seis nacionalidades –muchos de ellos radicados fuera de sus países de origen– para las cinco exposiciones de las que se ha hecho cargo como comisaria invitada de esta edición de PhotoEspaña. Ella misma cumple con ese “criterio”: es británica, pero reside con su familia en París. Dice que Madrid es su capital europea preferida. Especializada en el estudio de la fotografía, Bright optó por artistas que cuestionan el lugar de esta expresión artística en nuestra sociedad y el modo en que ha evolucionado en el tiempo. Y para realizar esa reflexión, es indispensable mirar hacia el pasado. De ahí el nombre que engloba las cinco muestras: “¿Déjà vu?”. Bright indica que la interrogación es clave, pues las muestras buscan despertar en el espectador la sensación, un tanto incómoda y no certera, de ya haber experimentado las imágenes que se le presentan.

“Creo que regresar al pasado es una compulsión humana. Lo ves en el arte, en cómo la posmodernidad regresó al arte premoderno, o cuando piensas en París, que fue construida sobre la idea de Roma”, afirma la comisaria, y añade: “Para que algo resulte contemporáneo siempre existe un regreso al pasado y una vuelta al presente. Y es importante volver la mirada hacia atrás: ¡Mira el estado en que estamos ahora!”.

Tres de las muestras comisariadas por Bright se encuentran en el Fernán Gómez Centro Cultural de la Villa: “Playground”, de Elina Brotherus, que reflexiona sobre el arte como juego; “El canal discreto con ruido”, de Claire Strand, y “O Outro Capítulo”, de Délio Jasse. A las dos últimas las vincula, entre otras cosas, el hecho de que se basan en aquello que no está, en lugar de en lo que sí aparece en las imágenes.

Jasse, por ejemplo, presenta una serie de reproducciones a gran escala de fotografías de la época colonial en Angola que compró en un mercadillo. En ellas aparecen familias europeas en situaciones cotidianas, pero rápidamente salta a la vista que en prácticamente ninguna de ellas hay angolanos. “La presencia negra ha sido casi completamente eliminada. Los protagonistas estaban reproduciendo sus vidas en Europa”, afirma Bright.

La ausencia en la muestra de Strand es menos evidente. Tiene que ver con el esquema de la comunicación y aquello que se pierde del mensaje entre el emisor y el destinatario. Curiosamente, no se trata en realidad de una exposición fotográfica, sino de pinturas realizadas a partir de instantáneas. “Para este proyecto Strand le pidió a su esposo que indagara en su archivo fotográfico, que dividiera las fotos elegidas en cuadrículas y que luego las enumerara del 1 al 10; el uno sería el color blanco y el 10, el negro, tomando en cuenta todos los tonos de gris que existen en medio. Por su parte, ella tomaba un gran trozo de papel y lo cuadriculaba del mismo modo”, explica la comisaria.

En ese momento, Strand se encontraba en Francia y su esposo, en Reino Unido: “Por teléfono él le dictaba: “Dos a la derecha, cuatro abajo, número seis”. Y ella pintaba el número correspondiente. Pero, claro, la comunicación no siempre es buena. Ella estaba cansada, él tenía que ocuparse de los niños... Así que las obras muestran esa dificultad, y también sus triunfos. Es como si hubieran creado una máquina humana a través de un canal”. En la muestra pueden verse incluso los botes de pintura, los pinceles y hasta la ropa que Strand utilizó durante el proceso.

Y es que el énfasis de estas muestras recae más en la creación y menos en el resultado final. "El proceso creativo es muy importante para estos artistas. En muchos casos existe un proceso de investigación largo y complicado, pero lo fascinante, especialmente para mí cuando las vi todas juntas, es que al final son obras realmente hermosas", asegura Bright.