Cine
"También esto pasará": y la vida siguió... con Marina Salas
Sirviéndose de una luz y una naturalidad interpretativa extraordinaria, la actriz protagoniza la adaptación de María Ripoll sobre la popular novela de Milena Busquets
Cuesta identificar dónde reposa la intimidad amplificada del dolor de Milena Busquets en el último trabajo de María Ripoll. Cuesta ubicar la resonancia trágica y ligera, indómita y cínica y frívola de esa voz narrativa tan identificable con la que la escritora catalana perforaba en 2015 los agujeros personales de todas las ausencias y todas las pérdidas a través de una propia, la de su madre (decisiva figura dentro del mundo editorial y fundadora de Lumen) –la madre evocada como fantasma mediterráneo, como fuente de amor y misterio, como antítesis inevitable, como acaparadora irresistible de vida– a través de una novela en la que según Javier Marías, "como en la buena literatura, nada suena a literatura, todo suena a verdad", más allá de la explicitud evidente de la repetición de párrafos enteros mediante la transformación acústica de las palabras escritas en una voz en off que reproduce las reflexiones de Milena o la idoneidad de la presencia de Susi Sánchez como esa madre que ya no está.
Cuesta detectar con claridad el lugar exacto en el que la observación convierte a los protagonistas de esta película homónima en dueños de las cosas ("de las ciudades que hemos visitado, de las historias que hemos vivido, de la gente") otorgándoles el poder de convocarlas cuando quieran o el escenario de la gestión del duelo por parte de Blanca (es decir, Milena exorcizada por una naturalísima y maravillosa Marina Salas), madre de dos hijos, ex de dos hombres que la amaron y a los que amó que viaja a la casa familiar de Cadaqués para enterrar a su madre y revelarse contra esa muerte transitando el placer del cuerpo, la sublimación de la belleza y la reivindicación constante de la ligereza como forma de elegancia, se convierte en algo más que una sucesión de postales estivales de Estrella Damm. En "También esto pasará" hay una figura que no vuelve y una se queda y un montón de tristezas aireadas y vanidades expuestas y hombres que secan dolores y desesperaciones embrionarias por recuperar todo lo que ya no existe. Y en mitad de todo eso: Marina Salas dejándose mecer por los acordes de Maria Rodés. Redireccionando los rayos del sol, abriendo la boca para gritar en silencio.
¿Cómo recuerdas ese primer acercamiento a la lectura de Milena y sobre todo a su narrativa y a su forma de describir el duelo y encontrarse en la pérdida?
Bueno, yo no tenía ningún contacto con la novela, era nueva la relación, digamos que entré virgen. Primero leí el guión y luego leí la novela. Cuando eso sucedió la novela para mí se convirtió de manera automática en un elemento indispensable en el rodaje, la llevaban en el set cada día y estaba muy subrayada y recurría a ella todo el tiempo. Casi la sentía una parte de mí. A raíz de descubrirla de hecho sí que me enteré que para varias amigas íntimas había sido muy importante su publicación cuando transitaron un proceso de duelo parecido. Cuando tienes a alguien cerca importante para quien la novela ha sido importante también, todo cobra otro significado, se resignifica también. Y eso ha sido muy bonito ver cómo a través de las personas que yo quería se resignificaba la novela. Hubiera entrado en este proyecto como actriz de una forma muy distinta si hubiera conocido la historia previamente, más condicionada, quizás.
Teniendo en cuenta que estás interpretando a una mujer que está viva, que ha plasmado a través de su escritura parcelas afectivas muy personales de su vida, de su relación con la muerte de los otros, con sus amores huracanados y fallidos, que en un momento determinado puede verse o no reflejada en la interpretación que tú hagas, ¿sentiste cierto vértigo inicial?
Me dio un poco más de responsabilidad cuando conocí a Milena, cuando me tomé un café con ella. Porque creo que lo que te genera muchas veces vértigo o no al final son las experiencias reales que tengas y eso es algo que solo te permite la presencia, el hecho de estar. Para mí tiene mucho que ver con la vivencia, con atravesar eso. Si no se queda en tu cabeza y muchas veces son cosas inconcretas...Y luego el vértigo para mí como actriz está en sostener un personaje que pueda no empatizar con la gente pero que la gente conecte contigo. Pero cuando vas a currar, vas a currar y no te puedes liar mucho en eso. Si no, no saldrías ni a escena. Tienes que olvidarlo todo y ponerte a trabajar. Porque si no, te ponen la cámara delante y te olvidas. Si tienes esa presión encima es como pensar que va a quedar grabado para toda la vida y ahí en ese miedo no puedes entrar, porque si no, no funciona.
La configuración que haces del personaje de Blanca refleja algo que tiene mucha conexión con un padecimiento contemporáneo y muy generacional y que tiene que ver con esta imposibilidad que tenemos muchas veces a la hora de reconocer que no todo está bien, que no siempre estamos bien aunque de puertas para fuera hagamos ver que sí. ¿Por qué crees que cuesta tanto reconocerlo?
Forma parte también de un tipo de lenguaje y un tipo de relación muy concreta que se da en unos entornos determinados. Creo que eso justamente que tú señalas que me parece muy interesante, ocurre en un tipo de sociedad. Hay otra clase, por diferenciarlo no por ponerme clasista, en la que existe un tipo de protocolo hacia afuera, de apariencia, que a lo mejor en otras realidades más humildes o con otras prioridades o necesidades no se da. Y esto está retratado en la película. Hay varias razones o justificaciones. Una es esta que estamos hablando relacionada con fingir que nada va mal y otra es el hecho de que ella vive el duelo de una manera un poco convencional, no se queda conectada con sus emociones y llorando en casa, sino que contra todo pronóstico lo vive de una forma que a lo mejor es más juzgada, pero que no tiene por qué ser juzgada, porque ella lo vive de una forma a lo mejor más terrenal o más física. Fuga de otra manera. Y eso me parece interesante porque también es una contradicción con respecto a lo que dice y a lo que siente, o a lo que dice que siente.
"El vértigo para mí como actriz está en sostener un personaje que pueda no empatizar con la gente"
Hay una reivindicación de esa imperfección.
Sí, eso es. A mí me gustaba mucho que el personaje de ella estuviera escrito de una forma muy perfecta pero sin omitir en la descripción esas debilidades y esas fragilidades y mezquindades que tiene en determinados momentos y que a priori te pueden generar duda y puedes pensar ¿por qué no es así o por qué se comporta de esta manera tan frívola si contradictoriamente siente todo lo contrario? Pero es muy honesto desde donde lo escribe ella. Y se acepta y se abraza como es. Siento que todas entendemos ese punto. Todas y todos podríamos entender eso.
Plasmar, describir e incluso interpretar las relaciones maternofiliales es algo muy complejo, complejísimo. Pero ¿cómo ha sido en este caso hacerlo con un vínculo tejido de recuerdos y no de presencia?
Claro, nosotros conocemos a la madre a través de la mirada de ella. En ese sentido la verdad no existe, está hecha de relatos y este es el relato de ella. Si conociésemos a la madre a través de la amiga o de otro hijo o de su marido, no sé, sería otra persona distinta a lo mejor. En ese sentido nosotros acompañamos a Blanca, acompañamos su forma de recordarla y con lo cual ahí entra el imaginario que cada uno le quiere poner. Te da la oportunidad de imaginarla. Y te das cuenta de que es una mujer con muchos claroscuros que no vas conociendo de golpe, que ella misma conoce a través del hijo del músico, que va descubriendo y me gusta mucho que exista este misterio en las madres y en los padres. Que tú como hija o como hijo seas consciente de que sólo conoces una parte, pero que luego hay muchísimas otras partes que no descubres de ellos y que a lo mejor no vas a descubrir nunca. Que tú hayas tenido una madre que no sea como la que retrata, como el personaje de Susi, que es una madre muy potente, editora, un personaje muy fuerte, da igual. Entiendes esa complejidad, que no es solo, te quiero mucho mamá, gracias por darme la vida, sino que tiene que ver con un lugar y una posición en la que te pasan tantas cosas. Y a veces está tan poco explorado... también desde la hija. Ahora a lo mejor hay muchos más relatos de la maternidad en el cine desde perspectiva de la madre, pero no desde la hija, desde esa posición que todas tenemos porque somos hijas de alguien de "hostia, también me pasaba esto con mi madre y también la odié, y me frustró, y la amé, y la envidié". Y todo eso que muchas veces está tan poco legitimado desde la posición de hija. Me apetecía mucho contar eso a través de este personaje porque creo que es muy necesario y que estaba muy poco contado.
"Que tú hayas tenido una madre que no sea como la que retrata la película, como el personaje de Susi, que es una madre muy potente, editora, un personaje muy fuerte, da igual. Entiendes esa complejidad maternofilial"
De hecho está esa idea que se sobrevuela muchas veces nuestra cabeza como hijas de que parece que nuestra madre solamente existe siendo madre, que obviamos su existencia al margen de la nuestra y todo lo fue, todo lo sintió, todo lo que vivió, experimentó o conoció antes de parirnos como que queda opacado.
Sí, sí, eso pasa, sí. Bueno, es parte de los roles establecidos, y es normal también. Y trabajando no te verán exactamente igual que te ven en casa ¿sabes? Pero bueno, creo que es importante que nos reconciliemos con los 360 grados que implica una madre, porque te reconcilia y te serena en parte con la madre que yo quiero ser por ejemplo. Ser consciente de eso a mí me ha ayudado, quieras que no, a construirme una imagen de la madre que yo quiero ser. Relativizar y decir "pues no te exijas tanto igual, ¿no?". No tenemos por qué ver a las madres perfectas, son muchas otras cosas y eso en parte es feminismo, esa mirada mucho más entera, más completa y amplificada, no tan sesgada, de las personas y de los roles y de las mujeres, en este caso.
Hay otro tema que está tratado de una manera particularmente notable y que tiene que ver con la culpa. Blanca siente culpa por gestionar la muerte de su madre desde un lugar alejado del melodrama pero decide rebelarse contra la muerte a través de la vida. Su forma de recordarla y su forma de preservarla en la memoria es viviendo, no renunciando al placer, ni renunciando al cuerpo, ni a la risa, ni a la luz de Cadaqués.
Es que es lo hablábamos antes, está muy juzgado vivir el duelo así, ¿sabes? Desde Bernarda Alba, no sé. Toda la vida se ha señalado cómo tenemos que enfrentarnos a la muerte de alguien, es cultural. Y sin embargo hablamos muy poco de la muerte y de cómo atravesar ese duelo y de las formas de atravesarlo. Por eso yo creo que está juzgado, porque parece que solo se puede vivir de una manera. Yo entiendo mucho la desesperación y la necesidad de pulsión vital que nace cuando estás cerca de un duelo o de una pérdida o de un proceso de enfermedad. Nace una necesidad imperiosa en el cuerpo, una pulsión vital salvaje. Es el opuesto complementario a la muerte: la vida. Nace como supervivencia casi, como algo completamente irracional.
"Entiendo mucho la desesperación y la necesidad de pulsión vital que nace cuando estás cerca de un duelo o de una pérdida o de un proceso de enfermedad"
Y abrazando ese componente de irracionalidad y de impulso para despedirnos, ¿qué historias dirías en este momento de tu carrera que te nace seguir transitando, a qué huecos tienes ganas de asomarte?
¿Por dónde empiezo? (risas). Son tantas cosas, tantos lugares, tantas historias. Bueno, es difícil resumirlo en una frase, me gustaría algo como esto, ¿sabes? -indica mirando con ternura el cartel promocional de la película-. Con el tiempo te vas encontrando, tu deseo se va generando en función de lo que vas viviendo, de las experiencias que vas teniendo y las personas que te vas encontrando en el camino. En ese sentido yo también voy entendiendo hacia dónde quiero ir. Ahora mismo, después de estos últimos encuentros, lo que me gustaría es encontrarme con personajes y con historias en los que pueda aportar algo, en los que sea un personaje femenino que sostiene una historia entera, que no esté al servicio de otros, de otras, que se puedan contar, por ejemplo, como ocurre con este personaje, cosas que no son perfectas, mujeres que no lo pretenden. Personajes imperfectos, sí, esto me gusta y verlos en el cine me estimula mucho. Poder contar historias con gente interesante, ¿no?