Teatro

Lear ya no es el rey, sino la reina

Natalia Menéndez y Juan Carlos Rubio cambian la tragedia de Shakespeare para dotarla de “esperanza”, cuentan, y preguntarse si hay otra forma de gobernar (o no)

Mona Martínez dará vida a Queen Lear en la sala grande del Teatro Español
Mona Martínez dará vida a Queen Lear en la sala grande del Teatro EspañolInés Sánchez González

Juan Carlos Rubio tiene a Lorca entre sus maestros y muchas de sus frases como mantras; y uno de ellos, «tenemos la obligación absoluta de falsear la historia y dotarla de poesía», es parte de los motores que le han llevado a abordar ahora a Shakespeare, aunque como asegura Natalia Menéndez –directora del proyecto–, es «menos Shakespeare y más nosotros». «Una tragedia con un humor muy crudo y de una belleza extraordinaria», continúa. Ahí está la esencia de Queen Lear, una adaptación muy libre del Rey Lear del Bardo que parte de una pregunta: «¿De qué hablaban las hijas antes de que el rey repartiera el reino?», recuerda Rubio.

Era el primer paso de una pieza que comenzó a forjarse hace cuatro años y que sirve ahora para inaugurar el curso en la sala grande del Teatro Español. Luego fueron llegando otros textos del inglés (La tempestad, Julio César...) «que saltaban a nuestra obra» y la propia mano de Menéndez, que también ha intervenido en el guion. Directora y autor buscaban «ir al grano, al hueso», explican. Querían un «lenguaje descarnado»: «Si Shakespeare tiende a adornar el lenguaje, Natalia es más directa». Pero lo que de primeras llama la atención en esta versión es la vuelta de tuerca en el género del protagonista (la protagonista en este caso), como el propio título anticipa. Lear ya no es rey, sino reina (Mona Martínez).

Marta Guerras (en la imagen) interpreta a Regan, la hija mediana de Lear; Sara Rivero y Amaia Sagasti, por su parte, son Goneril y Cordelia
Marta Guerras (en la imagen) interpreta a Regan, la hija mediana de Lear; Sara Rivero y Amaia Sagasti, por su parte, son Goneril y CordeliaCoral Ortiz

Tras abordar el poder con El príncipe, de Maquiavelo, Rubio quería más, «tenía ganas de entrar en el mundo femenino y preguntarme si hay otra forma de gobernar o no. Aquí hay una línea de esperanza que no tiene el original. Creemos que las cosas pueden cambiar desde el amor y que el teatro es el lugar para las preguntas. Abrimos la puerta a la bondad», añade.

¿Qué diferencia un rey de una reina? ¿Por qué utilizar el pasado para tratar la complacencia y la soberbia? ¿El ejercicio del poder desde el modelo de patriarcado conlleva la violencia o pretende la paz?... Fueron los porqués que Menéndez y Rubio se imaginaron para tratar hoy «el tema de la crueldad humana reflejada en todas las variantes del poder», dice ella. Aunque, sobre todo, su empeño fue el de «proponer otra manera amable y concreta de ejercer el poder y sus variedades. Me interesa reflejar que esta historia forma parte de la historia del ser humano (...) Sugerir una naturaleza recreada, mientras se canta a pleno pulmón para intentar buscar la alegría con alcohol y pastillas para dormir –prosigue–. Sadomasoquismo, ceguera ante el amor... todo rueda, hasta que se para y se vacía, en un espacio sonoro de profunda tragedia».

ISABEL II, CARNE DE SHAKESPEARE

Con Isabel II de Reino Unido todavía recibiendo el calor de su gente tras su fallecimiento, la pregunta de qué hubiera hecho Shakespeare con una figura de su porte era obligada, y Natalia Menéndez responde: «Seguramente con alguien así sí hubiera reescrito la obra o escrito otras nuevas por su calidad y profundidad. Pero es verdad que le costaban los personajes femeninos porque en el teatro isabelino las mujeres eran representadas por hombres». Y tampoco pierde la ocasión Juan Carlos Rubio para sumarse a la conversación asegurando que todos los autores son «presas de un momento, una época. “El rey Lear” es un gran vehículo para que ahora nosotros contemos nuestras preocupaciones».

Para hablar de esta Queen Lear, Mona Martínez destaca una frase de su personaje: «Deja que mi ignorancia le gane el pulso al conocimiento»; y explica: «Es el reflejo de cuando uno está al frente del poder, pero no quiere saber de reflexiones y sí que se imponga su criterio por encima de todo». Ahí, con la entrega del reino a sus hijas (Goneril, Regan y Cordelia, interpretadas por Sara Rivero, Marta Guerras y Amaia Sagasti), llegará el desencadenante de la tragedia. Todo lo engendrado por Lear y su manera de ejercer su mandato no se ha entendido como ella consideraba, «lo que significa que no lo ha hecho bien y eso tiene sus consecuencias», justifica Martínez.

Y es en este punto en el que la protagonista retrocederá hasta reflexionar sobre sí misma: «Un viaje hacia dentro que le desestructura y en el que no deja títere con cabeza», añade la actriz. De esta forma, Goneril y Regan, sin ser conscientes, son la continuación de una mala herencia frente a Cordelia, la pequeña, que afronta su madurez a través del amor que le llega desde el Rey de Francia (Alberto Jo Lee): «Cree en una forma de gobierno lejos de las imposiciones y las luchas para dar paso a una apertura tan necesaria en las familias, en los gobiernos y en todos los lugares», afirma Sagasti.

Mona Martínez (dcha.) y Beatriz Argüello, que se desdobla en dos personajes dentro de esta pieza
Mona Martínez (dcha.) y Beatriz Argüello, que se desdobla en dos personajes dentro de esta piezaCoral Ortiz

Beatriz Argüello (Condesa de Kent/bufón) y Lander Otaola (Edmon) completan un elenco en el que el vasco toma la palabra para reivindicar el montaje como «un homenaje a toda la obra de Shakespeare yun canto de amor al teatro clásico»; además de invitar a los espectadores a asistir a la función: «La gente se deja veinte euros en entrar en una discoteca absurda y no quince en una obra de teatro. Les aseguro que, si vienen, van a querer volver», cierra.

  • Dónde: Teatro Español, Madrid. Cuándo: hasta el 6 de noviembre. Cuánto: de 6 a 22 euros.