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Entrevista

Luis Merlo y Natalia Millán: ¿qué hacemos con un terraplanista?

Se reencuentran en «Conspiranoia», 14 años después de «El internado», y hablan de la alegría de seguir en escena pasados los 50

Presentación de la obra de teatro “Conspiranoia” con el actor Luis Merlo y la actriz Natalia Millán
Presentación de la obra de teatro “Conspiranoia” con el actor Luis Merlo y la actriz Natalia MillánAlberto R. RoldánLa Razón.

La crónica de amistad entre Natalia Millán y Luis Merlo es como «La historia interminable», el libro de Michael Ende que la actriz le regaló al actor cuando este tenía 17 años y ella tres menos. Una historia inacabable e inagotable en fantasía. Juntos aprendieron a jugar con las palabras, a sacar magia a la vida, a transformarse un día en Carmen Sotillo, en «Cinco horas con Mario», y otro en Raffaella Carrà. Un día en Héctor de la Vega, en «El Internado» y otro en Bruno, el pianista algo desquiciado de «La que se avecina».

Han tenido tiempo de quererse y admirarse, y ahora, cuatro décadas más tarde –y 14 años después de coincidir en «El Internado»– se reencuentran como marido y mujer en «Conspiranoia», la obra que abre la temporada en el Teatro Alcázar. Al delirio de pasar de la amistad al matrimonio, con el riesgo probable de arruinar la relación, se suma que ella se ha dejado seducir por las teorías de la conspiración y está convencida de que la tierra es plana. «En la piel de Clara, su papel», aclaran los dos transmitiendo la misma complicidad que suben al escenario.

«Igual que nuestros personajes, somos amigos desde la infancia. También lo es la actriz Clara Sanchís. Hemos tenido la gran fortuna de coincidir de vez en cuando para trabajar. Volver a encontrarnos supone mucha felicidad, pero de la buena, de esa que te hace sentir enormemente a gusto y con mucho cariño», dicen casi a la par. Hasta Juanan Lumbreras, que completa el reparto de esta obra escrita por Jordi Casanovas y Marc Angelet, es ya uno más.

MADRID.-VÍDEO: Luis Merlo y Natalia Millán protagonizan 'Conspiranoia'
MADRID.-VÍDEO: Luis Merlo y Natalia Millán protagonizan 'Conspiranoia'Europa Press

Roberto (Merlo) es un periodista radiofónico preocupado por su mujer. Desde que se inició en el yoga desconfía de todo. Hasta del agüita de los yogures. Solo se informa por YouTube y –el colmo de la tragedia–ya ni siquiera le sintoniza. No escucha su programa. La propuesta que hace a sus amigos Sonia, geóloga, y Álex, escritor LGTBIQ+, es una intervención. Es decir, una de esas terapias grupales tan americanas en las que se comparten inquietudes previo acuerdo de confidencialidad. En principio, el objetivo a abatir es Clara (Millán) y su terraplanismo, pero nada sale según lo convenido.

«La función –dice Millán– es disparatada, muy divertida y llena de humor, pero te incita a reflexionar. El público, al levantarse de sus asientos, tendrá esa necesidad de ser más transigente con las equivocaciones de la pareja, sus hijos, los amigos o cualquier otra persona que pueda tener a su lado». Merlo asiente: «Todos tenemos derecho a errar y deberíamos reconocer ese derecho a los demás. La verdadera conspiración es juzgarnos unos a los otros. De eso pecan los protagonistas y la sociedad en general. La maravilla del teatro es que te da permiso para pensar diferente y exponerlo de una manera amable o más o menos sarcástica según la ocasión».

El humor, una cosa muy seria

Merlo dice que la risa le llega como un beso; Millán la recoge como alimento para el alma. «Y ojo, el humor es una cosa muy seria. Me lo enseñó bien mi hermano Pedro hace ya años y desde entonces amo la comedia más que ningún otro género», advierte el actor. «La risa sana muchísimo y si la contagias estás compartiendo cosas muy interesantes. Por otra parte, hay asuntos y acontecimientos vitales que serían muy difíciles de llevara a escena si no es a través del humor, aunque al intérprete no le esté haciendo ninguna gracia», añade la actriz. Uno y otro dejan constancia de la importancia del teatro para entrenar la risa.

Su entendimiento es extraordinario y esto suma credibilidad, de manera que el público puede sentir sus palabras en forma de pellizco. Ellos lo palpan y creen que una buena parte de esa emoción que despiertan se la deben a sus trabajos en televisión. «El espectador empieza a amarte en el sofá de casa y despiertas en él esa necesidad de proximidad que permite el patio de butacas. Buena parte de nuestra audiencia televisiva compra entradas para nuestras funciones. También juega a nuestro favor el auge de los musicales. Gracias a este fenómeno, la gente ha recuperado el gusto por la función».

Presentación de la obra de teatro “Conspiranoia” con el actor Luis Merlo y la actriz Natalia Millán. © Alberto
Presentación de la obra de teatro “Conspiranoia” con el actor Luis Merlo y la actriz Natalia Millán. © AlbertoAlberto R. RoldánFotógrafos

Este resurgimiento debería aprovecharse, en su opinión, para brindar más apoyo. «También porque el teatro cumple un cometido social interesante. Esa inmediatez que hoy impone la sociedad la ralentiza el teatro. Es maravilloso romper esa inmediatez y pararse a hablar de temas cotidianos desde un prisma diferente, más sereno, menos prejuicioso y, sobre todo, con mucho humor».

A punto de empezar la función, confiesan que se sienten satisfechos. Cincuentañeros, que no cincuentones, y maduros, aunque con el pánico del principiante antes de salir a escena. «Soy una mujer madura y soy consciente de la dificultad que tenemos las actrices, sobre todo si no se cumplen unos cánones. Afortunadadamente, el teatro no tiene la rigidez del cine», indica Millán. «Somos privilegiados y sentimos que los 50 son nuestros. ¿Cómo no lo van a ser si es a esta edad cuando empiezas a enterarte de qué va la vaina? Ahora bien, si me pregunta si la madurez me da seguridad, le diré que rotundamente no. Cada estreno, incluso cada función, es un reto que hace que se dispare la adrenalina, pero es fantástico», zanja Merlo.