Estreno absoluto
Macarena Gómez: "No me gusta estar sola fuera de mi casa"
Regresa al teatro desde la producción con 'Yo, Capote', donde también actuará de forma virtual para interpretar a la madre del genial novelista
Macarena Gómez debuta en la producción teatral y todo son cautelas. Hasta baja el tono de voz cuando habla de sus nuevos menesteres. Pone especial interés en todo lo que se le dice, como si fuera una esponja dispuesta a absorber y digerir la información necesaria para no meter la pata. Recibe cualquier comentario, consejo o anécdota con los brazos abiertos por lo que pudiera venir en un futuro.
Sabe bien lo que es pisar el escenario de cuando estudió arte dramático en Londres y de su paso, hace ya más de una década, por el Teatro Pavón, con un Lope de Vega: «Las dos bandoleras», y por el Matadero madrileño, con la «Orquesta Club Virginia», de Manuel Iborra. Todavía se ríe del «casting» de este último: «Me quería dar el papel protagonista, pero canté tan mal que me dio otro personaje», recuerda.
«Ahora, la producción teatral es otra cosa», dice resoplando. «He empezado de cero. Sin saber nada». Sin embargo, no es excusa para arrugarse. Entiende de qué va esto porque tuvo la misma sensación cuando hizo lo propio en el cine: «No sabía ni hacia dónde dar el primer paso y no me ha ido mal. Producir es fascinante», celebra la actriz de una carrera que ahora regresa a las tablas para detenerse en «Yo, Capote», un montaje que presenta desde este sábado en los Teatros Luchana y que, «por el momento», tiene programadas ocho funciones, «pero queremos más».
Un culo inquieto
Gómez (Córdoba, 1978) se define como «inquieta» y asegura que, «aunque por fuera pueda parecer muchas veces que no pasa nada, por dentro estoy atacada; y en los estrenos, como es el caso, más».
Está en un momento en el que se marca «pequeños retos» en busca de «la satisfacción». Una de esas alegrías es la de colaborar con un «íntimo amigo», Dámaso Conde, autor y protagonista del montaje: «Estaba trabajando el personaje de Truman Capote con una profesora y quedó fascinado hasta el punto de ponerse a escribir unos monólogos sobre su persona», cuenta sobre el inicio del proyecto. «Me pareció soberbio y decidí lanzarme», cuenta quien no cumple con esa norma no escrita de que con amigos y familiares lo mejor es no meterse en negocios: «Eso dicen, pero no siempre ocurre porque lo cierto es que hasta ahora me ha ido bien; al final termino produciendo a mis amigos. Quizá debería actuar más con la cabeza y menos con el corazón», sonríe.
De este modo fue como Macarena Gómez abrazó la idea de Conde, en la que el público asistirá a la última noche en la vida de Truman Capote y donde el alcohol y las sustancias irán de su mano. Serán cómplices de un inesperado encuentro con Perry Smith (interpretado por Jorge Monje), el asesino del que se enamoró escribiendo «A sangre fría», obra fundamental del «true crime». El novelista se entregará así al destino del «escritor maldito», apunta el texto. «Me mataré, pero sin pretenderlo... llevo de fiesta más de 30 años. Además que a mí el alcohol, lo creáis o no, me centra. (...) Para mí la belleza no tiene por qué ir de la mano de la inteligencia», sostiene un personaje que afirma que esos tragos son «el menor de mis problemas, el comodín de las malas cartas que te tocan en la vida...». Por entonces, el protagonista es consciente de que será «muy recordado»: «Cuando todos estén criando malvas en los cementerios, yo seguiré vivo en forma de algún libro viejo regalando mis palabras en alguna biblioteca. Seré la compañía de gente que viaja sola, alguien brindará por mí. Porque eso es lo que hace la memoria: eterniza todo lo que alguna vez estuvo roto. Para los que nunca encajamos es la revancha perfecta», responde en escena al presentador Johnny Carson.
Habrá más nombres que desfilen por esas últimas horas. «Quiere redimirse hablando con las personas a las que falló», afirma la actriz del montaje dirigido por Manuel M. Velasco. Capote se enfrentará a los fantasmas de «Los Cisnes», aquellas que fueron sus amigas y que traicionó: mujeres de la alta sociedad que primero lo adoraron y que luego lo desterraron tras desvelar sus secretos más íntimos.
Fuera rencores
En una ensoñación que se mueve entre lo real y la fantasía, la función va desmontando rencores y cuentas pendientes con el recluso, pero también con la que señala el texto como su verdadera «obsesión»: su madre, interpretada por la propia Gómez a través de una aparición virtual. La que marcó su vida, su inseguridad, su hambre insaciable de aceptación y amor. Es ella la que da pie al subtítulo de la obra, «Un hombre bajo la influencia». El influjo de una mujer de la que Gómez habla como «ambiciosa y manipuladora. Una señora que despreció a su hijo porque estaba en contra de la homosexualidad. Su hijo se convirtió en lo que a ella le hubiera gustado: formar parte de la alta sociedad».
El programa de mano resume la experiencia como «un baile transformador de lo público a lo íntimo que trata de reparar lo que ya no se puede». Un paseo por «el corazón roto de un niño perdido» en el que la actriz sueña con, «quizá», poder dar el salto de la proyección virtual al escenario. «En septiembre y octubre era imposible por la agenda, pero a ver si podemos intentarlo más adelante. Lo único que me da pereza es la gira, que no quiero estar lejos de mi familia. Además, las habitaciones de hotel me producen vértigo. No me gusta estar sola fuera de mi casa. Por eso no paro un segundo y me hago amiga de todo el mundo», explica Gómez.