Escenarios

La Periférica: no hay nada más patético que el poder

"Solo queda caer" se presenta en La Abadía como "una comedia canalla y bufonesca"

La Periférica tiene la base en Morón de la Frontera, Sevilla
La Periférica tiene la base en Morón de la Frontera, SevillaLa Periférica

Siguiendo las palabras de uno de sus referentes, Juan Mayorga cita a Walter Benjamin: «La escuela no debe ser lugar de conflicto entre generaciones, sino de encuentro». Toma el director de La Abadía esta frase como un mantra para llevarla al teatro y convertirla en uno de los pilares de su programación. Es así como acerca a la capital a equipos como el de La Periférica, una compañía con 22 años de experiencia e «independiente, muy independiente, extremadamente independiente», ríe el actor Pablo Rodríguez. Agradece que «esta casa [La Abadía] se fije en un trabajo independiente. Es un motivo de alegría, porque cuando ensayamos esta función no sabíamos muy bien el futuro de la obra».

Desde Morón de la Frontera (Sevilla) llegan capitaneados por Raúl Cortés, director y autor de la obra, un hombre que sabe que fuera del foco hay «más sigilo y menos prisa», pero también hay «murallas muchas veces infranqueables»: «Somos del sur del sur y allí el desierto crece. Y no es una metáfora. Cuando te enfrentas a ello tienes dos opciones, la de ir a buscar luz a los grandes centros de producción, las grandes capitales, o, si la frustración no te vence, remangarte y ponerte con la obra. Eso hicimos nosotros desde un pueblo que está camino de ninguna parte; al que solo llegas si tienes algo que hacer allí o porque te has perdido. Crear fuera de los circuitos se puede romantizar, pero no tiene nada de romántico. Por momentos es dolorosísimo», dice quien reivindica hacer teatro desde otro lugar.

Pero La Periférica se ha sobrepuesto a cualquier dolor y se muestra radiante con su estreno de Solo queda caer en Madrid. Un montaje en el que «tres despojos sociales» (Cristina Mateos, Pablo Rodríguez y Sara Velasco) acaparan todas las miradas y en el que la envidia corrosiva y las ansias de poder quedarán bien presentes en este retrato de la sociedad de hoy, especialmente de ese poder y «cómo operan sus mecanismos en todos los lugares»: «Da igual el estrato social al que se pertenezca, es capaz de arrancar nuestras peores miserias», explica Cortés.

La historia se centra en tres personajes «insignificantes socialmente que se creen importantes por estar cerca de un cargo, de personas a las que deben hablar poniendo un “don” delante de su nombre. Un reflejo de nuestra sociedad desde lo bufonesco y el carnaval». Según su autor, arrancan una carcajada «porque lo patético y lo superficial se toca con lo ridículo, pero en lo profundo hiere ver cómo nos desollamos vivos para ascender más que el otro en esa escalada hacia la nada, algo que está presente en todos los oficios... también en el artístico».

Una función que, resume el director, «nace de un abismo y nos asomamos a él sin perder el sentido del humor».

  • Dónde: Teatro de la Abadía, Madrid. Cuándo: hasta el 10 de marzo. Cuánto: 24 euros.