El acero frena el aguacero de trofeos
Los tres jinetes se fueron de vacío de Madrid, fallaron los tres con el rejón
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Los cascos de los caballos volvían a pisar el ruedo de Las Ventas, con permiso de los de picar. Se anunciaba el primero de los únicos dos festejos de rejones con los que cuenta esta Feria de San Isidro, que sufría una pequeña reducción respecto a años anteriores. El público parecía ansioso de toreo a caballo llenando los tendidos con tres jinetes muy «de Madrid», como Sergio Galán y Leonardo Hernández, que acumulan un porrón de puertas grandes en la Monumental (10 solo Leonardo), más Munera.
Aunque el festejo comenzó con un sol radiante las primeras gotas parecían no sorprender a gran parte de los tendidos, que comenzaron a asomar los paraguas aún con los rayos de sol sobre el ruedo. Otros, no tan previsores, se cubrían bajo las banderas que cuelgan de las vallas de las gradas. Pero el agua sería lo único que calaría en los tendidos, ya que la labor de Galán con el primero de Fermín Bohórquez apenas tuvo impacto por el imprevisto meteorológico. Especialmente difíciles han sido estos dos años para ganaderías como Bohórquez o El Capea, especializadas desde hace años en rejones, los festejos más damnificados por la reducción de festejos. Con chispa salió el primer ejemplar, persiguiendo con codicia la cola del caballo.
Llegaba el turno de Leonardo Hernández, uno de los toreros predilectos de la afición madrileña. Históricos han sido sus enfrentamientos en esta plaza con Diego Ventura, quien no llegaba a un acuerdo con la empresa para anunciarse en este serial. Hernández, con un toreo más sobrio que efectista no consiguió calentar al público en banderillas y además fallaría con el rejón de muerte.
Fue Juan Manuel Munera quien cambió la inercia de la plaza. Con un toreo más espectacular, se lució con banderillas cortas y largas, citando de largo al toro y exhibiendo una gran doma, despertando las palmas de los asistentes. Se los metió en el bolsillo. Porque los rejones también son eso. Hasta en Madrid. Puro espectáculo. Ninguno de los tres estaba demostrando virtuosismo con el acero, y Munera falló también varios intentos, lo que acabó lastrando su labor.
Viendo la reacción del público a la actitud de Munera, Galán fue inteligente y siguió el mismo rumbo. Dejó a un lado la ortodoxia y se exhibió también con variedad en el terció de banderillas. Tres cortas le concedió el presidente, las cuales puso de seguido y en redondo. Un gran dominio demostró el jinete sobre el cuarto toro. Pero erró también con el rejón de muerte. Perdiendo un gran premio que estaba asegurado. Lo lamentó Galán.
Echaron el resto Leonardo y Munera con dos oponentes que no colaboraron. Sin embargo, no faltaron intentos con piruetas y pares a dos manos de Leonardo. Pero el extremeño no tenía el día con el acero y se fue de vacío como el resto.
LAS VENTAS. Toros de rejones de Fermín Bohórquez que dieron juego y movilidad a los tres jinetes en tarde de más de tres cuartos de entrada.
Sergio Galán, pinchazo, entero (silencio); dos pinchazo, entero (silencio).
Leonardo Hernández, pinchazo, entero (saludos); pinchazo, entero (ovación).
Munera, dos pinchazos, entero (silencio), pinchazo, entero (ovación).