Toros y TV

Las autonómicas desmontan el tabú taurino de RTVE

Las cadenas regionales han encontrado en los toros un auténtico filón de audiencia, presencia digital y prestigio local

¿Qué corridas de toros podremos ver por televisión durante esta semana?
¿Qué corridas de toros podremos ver por televisión durante esta semana?David JaramilloLa Razón

Mientras RTVE sigue con su veto no declarado a la tauromaquia, las cadenas autonómicas se han convertido (sin grandes aspavientos) en refugio, trampolín y escaparate del toreo en la televisión española. No solo emiten, lideran. No solo fidelizan, exportan. Y lo hacen con naturalidad, sin épica ni controversia, conectando con públicos de todas las edades y en todos los formatos.

Telemadrid ha sido la gran revelación. Su apuesta integral por la Feria de San Isidro se ha traducido en una remontada de récord: mayo cerró con un 5,9 % de share, el mejor dato en trece años y un 19 % más que abril. El secreto está en las plazas: las corridas promediaron un 11,4 % de cuota y reunieron a 122 000 espectadores por tarde. El sábado 7 de junio, la última corrida del abono isidril, con Antonio Ferrera, Fernando Robleño, Manuel Escribano y los toros de Adolfo Martín llegó a un 16,1 % (con más de 150.000 espectadores únicos), y al día siguiente, las redes ardieron con la trde mágica de Morante de la Puebla y su histórica Puerta Grande, llevando al canal, en un hecho realmente excepcional, a reponer el festejo el pasado viernes. La cadena ni lo dudó: vendió los derechos a otras televisiones (CMMedia, Aragón TV, La 7 e incluso una emisora mexicana) y reafirmó que los toros, además de emoción, generan negocio.

Pero el éxito va mucho más allá de la tele tradicional. En digital, la feria ha sido una bomba en mayo: 4 millones de vídeos vistos, 103 millones de minutos reproducidos, 5,4 millones de visualizaciones en YouTube, 28 millones en TikTok, 6,6 millones en Instagram. El 83,3 % del consumo ha sido en streaming. Y la audiencia ya no es solo madrileña: México, Estados Unidos, Francia o Colombia aparecen entre los países con más tráfico. La fidelidad es transversal y global. Espectadores veteranos y público joven se han encontrado en una misma plaza: la pantalla.

La fórmula se repite en otras comunidades. Aragón TV se ha especializado en liderar franjas con sus retransmisiones: el sábado 10 de mayo rozó el 16,1 %, el domingo 11 superó el 19 %, y la novillada del 13 se movió en torno al 16,7 %, con un 23,9 % de seguimiento entre jóvenes de 13 a 24 años. Ni Eurovisión fue rival: el fin de semana del 17 al 18 de mayo registró un 17,1 % de share. Las cifras demuestran que la oferta taurina no es nostalgia: es programación eficaz, ajustada y sorprendentemente competitiva.

Castilla-La Mancha Media también ha sabido leer la jugada. Aunque su share mensual fue del 5,6 %, las tardes taurinas superaron ampliamente esa media. El 17 de mayo alcanzaron un 13,7 %, y el primer fin de semana de junio, entre el 10 % y el 12 %. Casi 100 000 espectadores únicos se conectaron con cada retransmisión. El dato habla solo: no hay otro contenido con esa constancia en el prime time regional.

Murcia tampoco se ha quedado atrás. Su cadena autonómica, La 7, dobló o triplicó sus registros habituales gracias a los toros. El 17 de mayo, la corrida de rejones firmó un 9,7 % de cuota; el mano a mano Ortega–Aguado, el día 24, un 8,7 %. El resto de las emisiones, entre un 4 % y un 7 %. Más de 40 000 espectadores únicos por festejo. No es minoritario: es rentable.

A esto se suman otras autonómicas que completan el mapa. Canal Sur, con numerosas fechas en la región y tres citas de la Feria de Abril; Extremadura TV, con la final del Circuito de Novilladas extremeño; al igual que La 8 de Castilla y León. À Punt, por su parte, ha modificado su libro de estilo para ser más libre y permitir las transmisiones taurinas, las mismas que estrenará ahora con la Corrida de Hogueras del 24 de junio. Cada territorio con su acento, pero todos bajo el mismo principio: emitir toros es útil, natural y tiene respuesta ciudadana.

En ese contexto, RTVE permanece impasible, anclada en un veto ideológico. Pero la evidencia es que la tauromaquia sigue viva, que el público la conecta emocional y digitalmente, y que las autonómicas tienen un filón en su programación. Rechazarlo es ignorar tendencias y audiencia.

Porque más allá del debate moral, los toros son audiovisual en estado puro: contenido de drama, ritual, iconografía y marketing con números de prime time y récords digitales. Las autonómicas que se han atrevido a emitirlos han demostrado que este contenido es necesario, rentable y culturalmente relevante. Quedan como guardianas de un espectáculo que ha sobrevivido al tiempo y que ahora pisa fuerte en el presente mediático.