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Polémica

La ILP anti o la tortura mental

La iniciativa llega hoy al Congreso para comenzar el proceso

Morante corta las calles de Madrid y se lo llevan al Wellington en hombros desde Las Ventas La RazónLa Razón

A los periodistas, como la vida misma, se nos van agolpando las noticias. Una detrás de otra. La cornada de 30 cm. de Serafín Marín en la dura plaza de Madrid, que es lo mismo que transitar otro planeta, o el faenón de Morante en Salamanca en esta temporada tan suya, en todos los sentidos, el «fin» de Cayetano, que tendría que haberse ido de otra manera o cómo Roca Rey echa para adelante la temporada aunque el cuerpo esté roto. Qué será la mente. Entre todo esto las entradas vuelan y las del 12 de octubre en Madrid han desaparecido en menos de una hora. Decir esto es lo mismo que dos Wizink Center o para estar actualizado Movistar Arena, si de aquí a mañana no ha dado tiempo a un nuevo cambio tal y como están las cosas.

Así están las cosas

En este esplendor, el de la Fiesta. La Feria de Otoño, sin ir más lejos, tiene más abonados que los últimos quince años. Pasó en San Isidro. Lo gozamos en Sevilla, Málaga, Santander, Pamplona... Volvimos a ver Bilbao como hacía tiempo... En este esplendor, decíamos, nos vuelven a robar las energías de los buenos tiempos en el intento de la censura. Nunca fuimos menos libres ni más aleccionados. Luego que cuenten lo que quieran. Hoy se da el pistoletazo de salida a la ILP antitaurina presentada por Aida Gascón, de AnimaNaturalis. Una entidad animalista socia de Sumar, grupo político en el Gobierno que tiene a Ernest Urtasun como ministro de Cultura (no me digan que no es irónico un ministro de Cultura que odia parte de la Cultura sin ningún pudor y que tengamos que sostener su sueldo mientras nos humilla públicamente). Pero claro, el pobre tiene el derecho de expresarse libremente. Otra cosa somos los demás... Hace tiempo que quedó claro. Por Sumar anda también Yolanda Díaz como vicepresidenta segunda. Una asustante cuadratura del círculo si tenemos en cuenta que el lema de partida es «No es mi cultura». Que nos libre que no lo sea el teatro, el cine, el boxeo, el flamenco o el horror de ser denostado por no alimentarte solo de lo que puedas cultivar con tus propias manos (en las macetas de tu casa, obvio o de tu habitación compartida tal y como facilitan los políticos de turno). Pero la vivienda y otras cuestiones no es tan relevante como para movilizarse, los toros está claro que sí. Lo que ha quedado claro a estas alturas es la imposibilidad para convivir con respeto y disparidad de gustos, aficiones, hábitos y costumbres. Vamos, lo que viene siendo desde hace tiempo la democracia. Con lo que costó.