Feria de Abril

Rufo: Puerta del Príncipe de resaca

El toledano sumó los tres trofeos en la undécima del abono sevillano con un buen lote de Jandilla, con el que estuvo por encima de Manzanares y Pablo Aguado

El torero Tomás Rufo es sacado a hombros por la Puerta del Príncipe después de cortar tres orejas en la undécima corrida de abono de la Feria de Abril esta tarde en la plaza de la Real Maestranza de Sevilla.
El torero Tomás Rufo es sacado a hombros por la Puerta del Príncipe después de cortar tres orejas en la undécima corrida de abono de la Feria de Abril esta tarde en la plaza de la Real Maestranza de Sevilla.Julio MunozAgencia EFE

La dimensión de la faena de Morante del día anterior era estratosférica y pesaba como una losa. Congratularse por haber estado era una máxima, confirmar los que no si había sido tan inmenso lo ocurrido era otra. Luego estaban aquellos que aseguraban que el rabo... y sacaban a colación en alarde de conocimiento a los “Veraguas”. En fin, regresar a la plaza costaba por la simple razón de asumir que volver a presenciar algo que se le pareciera costaría mucho tiempo, de disponerlo, y vivir del pasado implica, como en el amor, un duelo que nos mantiene entre la felicidad de haberlo transitado y la añoranza. Manzanares vino a vomitarnos nuestra nueva realidad. A la del toro con opciones, movilidad, nobleza, repetición y una faena que pudo ser y una vez más no lo fue, porque la verdad y el compromiso van por otro lado. El cuarto tenía buena condición, pero ninguna fuerza. Lo de Manzanares fueron intentos y la espada un esbozo de lo que en su día dominó como pocos.

El segundo fue bis y aportó básicamente lo mismo que el titular sólo que nos robó más tiempo. Desentendido y sin poder la faena no tuvo emoción ninguna jamás. El tedio cundió como los 40 grados por el tendido mientras estábamos enlatados. Pablo Aguado se lució a la verónica con el titular y poco pudo hacer después.

Juan Sierra se desmonteró con el quinto. Fue el momento más explosivo. Luego la cosa cogió otro tono, más pausado y de menos revoluciones. Le iba perfecto a Aguado. Ocurrió todo muy despacio en los primeros compases y ahí la belleza del torero sevillano es un huracán que lo tapa todo. Después al toro le falló el ímpetu, las fuerzas, las ganas de viajar con claridad en la muleta y entonces la faena se fue quedando en poca cosa.

Resultó muy emocionante la muerte del tercero “Insensato” de nombre. El animal decidió ir a morir de camino al centro del ruedo con la espada dentro. Fue la única vez que pisó esos terrenos. La faena de Tomás Rufo anduvo siempre muy cerrada en tablas. Fue bravo el Jandilla de principio a fin. Rufo lo tuvo claro cuando se echó de rodillas para comenzar el trasteo. Trepó por la muleta después incansable, bravo y sin perder un ápice de calidad. Así por ambos pitones. Rufo fue encontrando la medida de los tiempos y la distancia y acabó metiendo a la gente en la faena. Todo dentro de la corrección. Tras la espada paseó el doble premio. Este toro sí era de vuelta, (y no el de Morante). Sevilla está en racha.

Fernando Sánchez le sopló un par al sexto espectacular, se asomó a los pitones y pasó lo suyo para llegar a cubierto. Lo bordó él y Andrés Revuelta. La Puerta del Príncipe estaba a la media vuelta. El toro tuvo una profundidad en la embestida brutal y de ahí que hubiera de pronto muletazos que desconciertan e incluso cambiaran el rumbo de la historia de la faena. Unos naturales que se convertían en dos y daban para que fuera el remate de tanda. Así embestía el toro con una largura fuera de serie. Rufo se ajustó con el toro y quiso siempre. La estocada fue, el premio también y la Puerta del Príncipe y la resaca que teníamos del día anterior era tan antológica como el toreo que habíamos presenciado de Morante. Qué se yo, que sabe nadie. A Rufo se lo llevaron en volandas camino del Guadalquivir. Lote tuvo. Ganas e inercia también. Menuda feria.

Sevilla. Undécima de abono. Toros de Jandilla, bien presentados. 1, noble y repetidor, buen toro; 2, sobrero, desentendido y deslucido; 3, gran toro, codicioso y bravo; 4, de buena condición pero laa fuerzas muy justas; 5, de buena condición pero poco poder y raza; 6, bueno y a menos, pero de profunda arrancada.

Manzanares, de azul noche y oro, estocada desprendida, aviso (saludos); cuatro pinchazos, estocada (silencio).

Pablo Aguado, de grosella y oro, estocada corta (silencio); pinchazo, estocada, (silencio).

Tomás Rufo, de gris plomo y oro, estocada (dos orejas); estocada (oreja).