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Un viaje a las tinieblas

«La noche de 12 años», con Antonio de la Torre, revive el calvario de tres presos en la dictadura uruguaya, entre ellos el de José Mujica

Antonio de la Torre, en una imagen de «La noche de 12 años»
Antonio de la Torre, en una imagen de «La noche de 12 años»larazon

«La noche de 12 años», con Antonio de la Torre, revive el calvario de tres presos en la dictadura uruguaya, entre ellos el de José Mujica.

«¿Qué queda de un hombre cuando le han quitado todo? Incomunicado, aislado, sin estímulos ni nada a lo que aferrarse y cuando sus sentidos comienzan a traicionarlo», se pregunta Álvaro Brechner, director y guionista de «La noche de 12 años». En septiembre de 1973, Uruguay está bajo el poder de la dictadura militar. El movimiento guerrillero Tupamaros ha sido aplastado, sus miembros encarcelados y torturados. Una noche de otoño, nueve presos son sacados de sus celdas. Desde ese momento, inician un recorrido de doce años por distintos cuarteles, sometidos a un macabro experimento de tortura cuyo objetivo es traspasar los límites mentales de resistencia. Confinados en celdas diminutas, encapuchados, atados, en silencio, privados de necesidades básicas y poco alimentados. La orden era precisa: «como no pudimos matarlos, vamos a volverlos locos».

«La noche de 12 años» es un viaje a las tinieblas que cuenta la batalla existencial por la supervivencia de tres de estos presos que fueron tomados como rehenes con la amenaza de ser ejecutados si el movimiento reiniciaba las acciones armadas. Está basada en los testimonios de José «Pepe» Mujica (Antonio de la Torre), anterior presidente de Uruguay, Mauricio Rosencof (Chino Darín), escritor y poeta y Eleuterio Fernández Huidobro (Alfonso Tort), Mministro de Defensa de Uruguay. Para ello, Brechner se inspiró en el libro «Memorias del calabozo», escrito por Fernández Huidobro y Rosencof. Tras pasar por varios festivales como Venecia o San Sebastián, se estrena en España pasado mañana.

Lanzado al abandono

«Como director y guionista el principal desafío era poder adentrarnos en esa especie de “Corazón de las tinieblas” que implicaba ir a los confines de la existencia humana –explica Brechner–. Una historia como la que tocó vivir a estos hombres es muy difícil retratarla. Me parecía un error acercarme a los hechos históricos como habían pasado, quería hacerlo desde la psicología, sobre cómo vive el individuo la falta de estímulos sensoriales y la pérdida del lenguaje, el hombre lanzado al abandono, la soledad, al precipicio de la locura y cómo hace para volver de esto, salvarse y reinventarse. Esto lo convierte en un drama existencial más que político». Estos hombres, explica, «hicieron un viaje de vuelta, la esencia de lo que eran, izquierdistas, militantes... Todo desaparece y queda reducido a la mera existencia». Muestra hasta qué punto el ser humano es capaz de crecerse en la adversidad hasta límites insospechados sin perder la dignidad: «Como me dijo Mújica: “Uno no sabe lo fuerte que es hasta que ser fuerte es la única opción que te queda”». Para Antonio de la Torre, «ha sido un papel muy exigente físicamente –adelgazó 15 kilos–, pero más mentalmente. Hasta el punto de convertirse en una obsesión, porque era también una manera de acercarte a la locura», afirma.