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Festivales de Teatro

Una muestra de laboratorio en el Festival de Otoño

Llegan interesantes propuestas escénicas al Festival de Otoño de la Comunidad Madrid, como «La zanja» en el Pavón Kamikaze y «Otras InCapacidades», en Teatros del Canal.

Diego Lorca (izqda.) y Pako Merino, dramaturgos, directores e intérpretes de «La zanja».
Diego Lorca (izqda.) y Pako Merino, dramaturgos, directores e intérpretes de «La zanja».larazon

Llegan interesantes propuestas escénicas al Festival de Otoño de la Comunidad Madrid, como «La zanja» en el Pavón Kamikaze y «Otras InCapacidades», en Teatros del Canal.

Sigue sirviendo platos fuertes la 36 edición del Festival de Otoño de Madrid. Titzina lleva al Pavón Teatro Kamikaze «La zanja» (27 y 28 nov.), una obra sobre el conflicto que provoca el encuentro de dos mundos en sus diferentes formas de entender la vida. Un relato fruto del trabajo creativo y del periodismo antropológico de Pako Merino y Diego Lorca, dramaturgos, directores e intérpretes de la pieza. Un ingeniero de minas va a una población de Sudamérica para instalar una explotación de oro. Allí se encuentra a un alcalde y una población con gente favor y en contra. Las ambiciones y consecuencias de la implantación de esa mina marcarán su futuro y las relaciones entre vecinos. Un hecho paralelo al encuentro entre Pizarro –a la búsqueda del oro– y Atahualpa en Perú en 1532. Pero, ¿cómo entronca aquella historia de conquistadores con estos protagonistas? Quizá hayamos heredado las consecuencias de sus actos. El choque de estas dos culturas separadas, con el oro como excusa, es el punto de partida de «La zanja». ¿Qué tiene el oro que se mata por él, que corrompe, que destruye...? «Es un material simple pero muy simbólico que a lo largo de la historia ha movido a las sociedades» –dice Lorca–. Cuando vas a un lugar con un objetivo encuentras a alguien que ya está allí, pero tu llegada hace cambiar las reglas de juego. Eso ha sido así históricamente y lo que nos interesa es ver cómo cambian esas reglas. A veces significa esperanza para el que acoge y el que llega no siempre lo hace de forma correcta. Cuando hay por medio un interés material –el oro–, dicho encuentro es altamente interesante», afirma Lorca. Y en el trasfondo de todo, el ser humano con sus valores, tradiciones, ideales, sueños, miedos... «Es lo que en el fondo nos interesa. Aparte de las historias concretas, nuestros personajes de ficción son proyectos de convivencia y de futuro». En esta reflexión de Tizina sobre el particular choque de civilizaciones entre Europa y América y su historia colectiva «comprobamos que somos más parecidos de lo que nos creemos, que pese a las diferencias entre ambas culturas, reconocemos en el otro detalles que creíamos exclusivos de la nuestra». Y se preguntan: «¿En qué momento compartimos el viaje que nos hizo ser tan similares?».

Diversidad funcional

Por otro lado, los Teatros del Canal acogen uno de los estrenos más esperados del Festival, «Otras InCapacidades», un laboratorio escénico de El Pont Flotant (Àlex Cantó, Joan Collado, Jesús Muñoz y Pau Pons) con el que abordan aspectos de la diversidad funcional (29 y 30 nov.). Su objetivo es reflexionar sobre el concepto de capacidad, sobre aquello o aquel que nos incapacita y sobre las diferencias que nos unen o nos separan por estas «incapacidades». «El laboratorio lo aborda por la inquietud personal de entrar en ese mundo y ver hasta qué punto el ser humano es capaz de funcionar de maneras diferentes, de asumir y vivir en la diversidad funcional y analizar hasta qué punto estamos dispuestos a asumir, como seres humanos, nuestras propias incapacidades», se pregunta Jesús Muñoz. Ello entronca con el tipo de teatro de la compañía, vital, humanista, de creación y experimentación. «Es un paso más en la búsqueda de un lenguaje que nos sirva como guía de comunicación real. Llevamos meses con un grupo muy diverso, de intercambio, de búsqueda, de creación y, sobre todo, de laboratorio de investigación, para que al final esto se convierta en un acto comunicativo», continúa.

La pieza es una elaboración colectiva que va pasando por distintas fases, un proceso fundamental para ellos. «Cuando generamos este proyecto –explica Muñoz–, pensamos en tres como momentos de encuentro. En una primera trabajamos con un grupo de diversidad funcional. En una segunda fase se incorporó un grupo con experiencia en las artes escénicas. Luego hicimos un grupo único, más reducido, que participará en la preparación y muestra final del laboratorio dentro del Festival de Otoño». Y apostilla: «Es importante remarcar que lo que presentamos no es una obra terminada, es una muestra del laboratorio con un marco y una estructura, un principio y un final, pero no una acabada, donde ya hay un discurso y una propuesta de materiales escénicos que cuentan cosas. Es bueno que el espectador entre en estos procesos y vea la elaboración de una obra de teatro», concluye.